El miedo se extiende entre los regímenes árabes y del Golfo
Los mandatarios árabes han observado las protestas populares de Egipto con "cautela" y con "miedo" a que se puedan extender por sus países, según aseguraron varios analistas y expertos árabes.
"La situación en Egipto es incierta, no se puede predecir lo que ocurrirá al final, por tanto los gobiernos del Golfo y los vecinos (de Egipto) observan con cautela lo que pasa porque muy posiblemente esto tenga consecuencias en esos países", dijo el experto en el mundo árabe del Centro de Estudios Estratégicos Ahram, Mohamed Abbas.
Esta cautela o "miedo", como lo define Isam Mohamed, analista del centro egipcio Ibn Jaldun, ha empujado a estos estados a evitar pronunciarse en favor o en contra del régimen de Mubarak.
Así, en los primeros días de la revuelta, el rey jordano Abdalá II se limitó a expresar su deseo de que se mantuviera la seguridad y la estabilidad en Egipto. En Líbano, fuentes cercanas a la Presidencia y al Gobierno han evitado pronunciarse bajo el pretexto de que el país está centrado en la actualidad en los graves problemas internos que afronta.
"Esta postura es consecuencia del miedo de esos presidentes a que la revolución se extienda a sus países, especialmente en Jordania después de las manifestaciones que tuvieron lugar para exigir la disolución del gobierno y el Parlamento", precisó Mohamed.
Por su parte, el experto del centro jordano de Estudios de Oriente Medio Yawad Hamad sostiene que, como consecuencia de ese temor, los estados árabes deseaban que la intifada (alzamiento popular) egipcia, como la califican los medios oficiales egipcios, fracasase. "Tenían miedo a que se enciendan revueltas similares en sus países si ayudaban a Mubarak de una u otra manera", agregó Hamad.
Los únicos líderes árabes que hasta el momento habían tomado una postura pública más contundente sobre lo sucedido en el país de la desembocadura del Nilo fueron el rey saudí, Abdala bin Abdelaziz, y el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki.
El monarca saudí calificó de "lamentable" lo ocurrido en Egipto y criticó a aquellos que "se aprovechan de los espacios para la libertad y la expresión para intentar encender el fuego del caos". Sin embargo, desde esas declaraciones, hechas un día antes de que Mubarak anunciara la destitución del Gobierno y varias reformas, el rey saudí no ha vuelto a pronunciarse. Por su parte, Al Maliki aseguró que "el pueblo egipcio es el único que tiene derecho a decidir lo que desea y hay que darle libertad de expresión"
Quien sí mostró su apoyo sin fisuras a Mubarak fue Israel a través de su jefe de Estado, Simón Peres, que el pasado día 31 dijo que "siempre ha tenido y tiene gran respeto por el presidente Mubarak".
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