Visto y Oído
Francisco Andrés Gallardo
Emperatriz
La ultraderecha francesa ya no asusta. La líder del partido, Marine Le Pen, ha logrado su apuesta: convertir al partido ultra y pronazi, que fundó su padre tras la guerra de Argelia en una formación dinámica, aceptable para una mayoría de franceses, incluidos los judíos, y que llama a las puertas del poder.
La progresión electoral del antiguo Frente Nacional, rebautizado como Agrupación Nacional (RN, siglas en francés) en 2018 para romper con su imagen, ha sido fulgurante, hasta convertirse en la actualidad en el principal partido del país, como se demostró en las europeas del pasado 9 de junio y como auguran los sondeos para la primera vuelta de las legislativas del próximo día 30.
"Pero lo que es realmente revelador es que las encuestas demuestran que ya menos de un 50% de los franceses creen que Marine Le Pen es un peligro para el país. En tiempos de su padre, el porcentaje era de entre el 70% y el 80%", asegura a EFE el politólogo Jean-Yves Camus, experto en los partidos extremos.
La barrera electoral en un sistema tan mayoritario como el francés, que obliga a obtener en la segunda vuelta más de la mitad de los votos de la circunscripción para ser elegido diputado, ha caído en los últimos años y son muchos los sondeos que les sitúan como mayoritarios en la próxima Asamblea Nacional, incluso con posibilidad de superar los 289 escaños que marcan la mayoría absoluta.
Sería "el fin de la 'desdiabolización', el concepto acuñado para marcar el camino emprendido por Marine Le Pen para distanciarse del programa de su padre, asegura Camus.
La hija del fundador ha ido moderando algunos de los puntos más críticos, como la salida del euro o incluso de la Unión Europea, así como cuestiones sociales como el aborto o el divorcio.
"Si el RN gana las legislativas lo hará con un programa que Jean-Marie Le Pen consideraría muy edulcorado, no lo daría por bueno", señala Camus en referencia al patriarca de 96 años totalmente retirado de la primera línea política.
Pero los expertos creen que, además de su propia evolución política, Le Pen se ha beneficiado de la acción de otros partidos para situarse en una posición más templada.
"La irrupción en 2022 de Éric Zemmour fue decisiva", asegura el profesor de la Universidad París-Panthéon, Benjamin Morel. El polemista televisivo apareció en la campaña de las presidenciales con un programa mucho más duro que el del RN, lo que contribuyó a que las posturas de Le Pen parecieran más moderadas.
La líder del partido consiguió entonces superar de nuevo la segunda vuelta y recortó a la mitad la distancia con Emmanuel Macron: de los 32 puntos que les separaron en 2017 la situó en 17 cinco años más tarde.
"A Le Pen le vino de maravilla que Zemmour apareciera en el paisaje político. Lejos de debilitarle, le abre un gran campo electoral y le permite afirmar que no se aliará nunca con él porque no acepta a los extremos", señala Morel.
La extrema derecha francesa también se ha beneficiado de algunas posiciones radicales de la izquierda, sobre todo de La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon.
"En particular las opiniones sobre el conflicto de Oriente Medio de algunos de sus diputados, que se negaron a considerar terrorista a Hamás" tras los atentados del 7 de octubre, indica el profesor universitario.
En ese sentido, Camus considera "simbólico" que Serge Klarsfeld, importante figura judía de Francia, que durante años se dedicó a perseguir a criminales de guerra nazis huidos tras la Segunda Guerra Mundial, afirmara que está dispuesto a votar a candidatos del RN para evitar que sean elegidos los de LFI.
"Es el resultado de meses de campaña de Le Pen para acercarse a la comunidad judía del país y acabar con la imagen que tenía el partido de su padre, fundado por nostálgicos del nazismo", indica el experto.
Camus considera que debajo de esa piel de cordero se esconde "un programa de ruptura" con posturas duras como la inmigración, donde proponen la preferencia nacional, la postura crítica con la UE, con la ayuda de Francia a Ucrania o que pide una revisión del papel del país en el seno de la OTAN.
"Muchos piensan que Macron adelantó las elecciones para permitir que la extrema derecha llegara al poder, convencido de que una vez en él decepcionarán, lo que cerrará la puerta del Elíseo a Le Pen en 2027", indica Camus.
La Agrupación Nacional de Le Pen asienta su primer lugar en los sondeos y no quedaría lejos de la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional según la última encuesta electoral, divulgada este domingo.
El RN y sus aliados de derecha lograrían el 36% de los votos en la primera vuelta del 30 de junio, indica el sondeo para Tribune du Dimanche y BFMTV, por un 27% para el Nuevo Frente Popular de izquierda. Más alejado quedarían el bloque del presidente Macron, con un 20%, y el conservador Los Republicanos (LR), con un 10%.
Las proyecciones de escaños no son fáciles antes de la primera vuelta, debido a que no están definidos los duelos de las segunda ronda del 7 de julio, pero el sondeo apunta a que RN y sus aliados lograrían entre 250-280 diputados (la mayoría absoluta está en 289).
La alianza de izquierdas obtendría 150-170, mientras que la actual mayoría macronista caería hasta el tercer lugar (90-110 diputados) y el LR se quedaría en 35-45. Otras formaciones más pequeñas tendrían 10-12 escaños.
La participación registraría un claro aumento, ya que un 60% de los consultados afirman que irán a votar con seguridad.
En las elecciones europeas del pasado día 9 la participación se quedó en el 51,49% y en la primera vuelta de las legislativas de 2022 fue de únicamente el 47,5%.
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