La frontera entre Líbano e Israel, cada vez más caliente tras dos semanas de fuego cruzado
La zona se asemeja cada vez más a un frente de guerra mientras crecen los temores a que el conflicto se extienda al territorio libanés
Gaza recibe una ayuda puntual que apenas cubre sus necesidades humanitarias
Jerusalén/Al cumplirse hoy dos semanas de ataques cruzados, la frontera entre el Líbano e Israel se asemeja más a un frente de guerra que a una mera línea de contacto con choques esporádicos, mientras crecen los temores a que la guerra de Gaza se extienda al territorio libanés.
El grupo chií libanés Hizbulá anunció anoche seis nuevas bajas en sus filas, el mayor número de muertes en un solo día desde que estallara la violencia fronteriza el pasado 8 de octubre, lo que eleva ya por encima de la treintena el balance total de víctimas mortales en el sur del Líbano.
En la última semana, el nivel de violencia se ha ido incrementando gradualmente hasta convertirse en un cruce de ataques casi constante a través de la divisoria, con lanzamientos de misiles de Hizbulá contra tanques y posiciones militares israelíes, y artillería israelí contra zonas geográficas cada vez más amplias del sur del Líbano.
La formación chií ha comenzado a utilizar misiles teledirigidos varias veces al día, un tipo de proyectiles de uso limitado durante la guerra librada entre las partes en 2006, mientras que el Estado judío ha estado lanzando bombardeos de drones, según ha confirmado él mismo.
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Israel ordenó esta misma mañana la evacuación de otras 14 comunidades septentrionales cercanas a la frontera con el Líbano, de donde ya había anunciado el desalojo de 28 con un total de 20.000 habitantes y de la ciudad de Kyriat Shemona, a 10 kilómetros y con una población de 23.000.
La mayoría de expertos coinciden en que el intercambio se adhiere todavía a las denominadas "normas de combate", que ambos bandos parecen ir actualizando a nuevos baremos a medida que sube la tensión para tratar de evitar una escalada de demasiada envergadura.
Incertidumbre como arma
El portavoz de la fuerzas israelíes Jonathan Conricus confirmó hoy que Hizbulá ha estado "escalando la situación" con fuego "masivo antitanque", cohetes, morteros e intentos de infiltración; defendiendo que la respuesta de su lado ha sido hasta el momento "medida" y "táctica".
En medio de una subida general del tono, el portavoz alertó de que el movimiento chií "está jugando a un juego muy, muy peligroso" y pidió al Estado libanés que se plantee si está dispuesto a poner en riesgo "lo que queda de su prosperidad y soberanía" por los "terroristas" de Gaza.
"Del modo en que se ve ahora, Hizbulá está agrediendo y está arrastrando al Líbano a una guerra con la que no va a ganar nada", advirtió.
El primer ministro libanés, Najib Mikati, ha insistido en que no quieren un conflicto y en que están manteniendo contactos para tratar de contener la situación, conscientes de que el país se encuentra en horas muy bajas con una grave crisis económica y sin siquiera un jefe de Estado.
Sin embargo, todo el mundo en el Líbano sabe que la decisión no está en manos del Estado, sino del movimiento liderado por el clérigo Hasán Nasrala, que hace 17 años ya libró una guerra contra Israel sin participación activa del Ejército libanés.
Mientras tanto, Hizbulá sigue utilizando la incertidumbre como arma y ha evitado aclarar cuál es su plan o donde ha trazado sus líneas rojas.
Nasrala, habituado a ofrecer largos discursos televisados desde su ubicación desconocida, a veces hasta varias veces en una misma semana, no ha pronunciado ni media palabra desde el estallido de la violencia fronteriza hace ya dos semanas.
Resistencia
Sí han hablado con cierta ambigüedad otros líderes del grupo, como su número dos Naim Qassem, que ayer mismo reconoció su predisposición a intervenir en la guerra de Gaza si algo "así lo exige" y clamó que "la invasión terrestre israelí en Gaza será un cementerio para el enemigo".
La entrada de las fuerzas de Israel a la Franja es una de las líneas rojas que los analistas creen podría haberse marcado Hizbulá, parte de una alianza informal encabezada por Irán y que incluye a milicias iraquíes, Siria o los hutíes del Yemen.
Muchos temen que éste grupo, autodenominado "Eje de la Resistencia", inicie una respuesta conjunta no solo desde el sur del Líbano, sino también desde Siria, para prevenir la desaparición de su aliado Hamás cuando el Ejército israelí cumpla con su amenaza de ir a Gaza con la intención de eliminarlo por completo.
En paralelo, activistas locales han informado de que las milicias iraníes y proiraníes ya están reforzando su presencia en el sur y este de Siria, mientras que grupos afines iraquíes han lanzado en los últimos días algunos ataques contra objetivos estadounidenses en ese país y en Irak.
Desde territorio libanés, continúa también la participación de facciones palestinas con acciones como el lanzamiento de una treintena de cohetes reivindicado esta semana por las Brigadas de Al Qassem, el brazo armado de Hamás.
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