El duro reto de no decepcionar
Elecciones eeuu
El futuro presidente se enfrenta al desafío de no desilusionar las expectativas de cambio de sus votantes, que confían en que resuelva el difícil panorama que ha heredado de Bush
Barack Obama ha roto las barreras raciales, lógicas y probabilísticas en su gesta hacia la Presidencia, rehaciendo al mismo tiempo el mapa electoral y la forma de encarar una campaña en Estados Unidos, opinaban el miércoles muchos analistas.
Obama afrontará ahora el duro reto de no decepcionar las esperanzas que los estadounidenses han puesto en él y tendrá que pensar soluciones durante los dos meses y medio de transición hasta que le entreguen oficialmente las llaves de la Casa Blanca, un período a la vez largo y extremadamente corto.
Lo importante ahora, una vez que el senador por Illinois ya es el presidente electo de EEUU, es su difícil misión de actuar con rapidez para tranquilizar a un país inquieto ante su futuro, y que le dio toda su confianza al elegirlo con una clara mayoría, reforzando además la posición demócrata en el Congreso.
Obama hereda una situación económica extremadamente difícil. Estados Unidos, y el mundo, atraviesan tal vez la crisis financiera más grave desde la de 1929. El país está comprometido en dos guerras, en Iraq y Afganistán. Unos 152.000 soldados estadounidenses continúan desplegados en Iraq, a más de cinco años que comenzó la invasión de este país y 32.000 soldados norteamericanos están en Afganistán, seis años después del comienzo de la guerra contra el terrorismo que lanzó Bush tras los atentados del 11 de setiembre.
Antes de asumir sus funciones en el Despacho Oval de la Casa Blanca el 20 de enero de 2009, Obama deberá explicar cómo piensa enfrentarse a la economía del país y asumir un déficit público cercano a 500.000 millones de dólares.
La opción que Obama propondrá para el puesto de secretario del Tesoro será significativa.
Durante la campaña, el futuro presidente contrató a un grupo de asesores económicos, entre ellos los ex secretarios del Tesoro de Bill Clinton, Robert Rubin y Lawrence Summers. Este último es nombrado con frecuencia para retomar sus funciones.
El primer presidente negro de la historia de EEUU puede enorgullecerse de haber obtenido la mitad de los votos de los votantes blancos, la casi totalidad de los votos de la comunidad negra y los votos de dos sobre tres estadounidenses de origen hispano, que ha sido fundamental en su elección..
Este político de 47 años, senador por Illinois, se lanzó hace dos años a cambiar lo que consideraba la estrechez de la política estadounidense actual, el excesivo partidismo y la deliberada división que caracterizaron los dos últimos periodos presidenciales.
Muchos analistas pensaron que Obama cometía un error al lanzarse como candidato cuando lo hizo.
Pero se equivocaron, el líder negro estaba viendo algo que muy pocos veían: que Estados Unidos estaba preparado para un cambio tan radical de liderazgo.
Obama adoptó el lema "cambio", que cuajó perfectamente con un momento político en el que los sondeos decían que el presidente, ahora saliente, George W. Bush, tenía una imagen pésima y que más de 80% de los estadounidenses pensaban que el país iba en la dirección equivocada.
La consigna mantuvo consistencia durante la larga campaña electoral de dos años, y cobró nuevos significados con la sacudida que supuso la crisis financiera.
Durante la apasionante batalla de la campaña, Obama logró capitanear su facción mejor de lo que esperaba la mayoría de los analistas y ganarle al republicano John McCain, convirtiéndose en el primer negro en alcanzar la Presidencia de Estados Unidos.
"Reinventó lo que ha sido la forma de hacer política desde al menos 1972", dijo el analista Paul Levinson, de la universidad neoyorquina Fordham.
"Ésta es una revolución tan profunda como la elección de Franklin D. Roosevelt en 1932 y John F. Kennedy en 1960", afirmó.
La victoria de Obama se explica por la combinación del mensaje de cambio con un formidable trabajo de los militantes de base y el hecho de lograr presentar a McCain como alguien que implicaba cuatro años más de política al estilo de Bush.
Su amplio triunfo contrasta con el caso de Bush, que ganó por justísimo margen en 2000 y 2004, según sus críticos en base a sembrar división entre las diversas comunidades de Estados Unidos.
"Hemos sido capaces de superar muchas de las cosas que mucha gente pensaba que eran barreras insuperables de nuestra política", dijo el principal estratega de Obama, David Axelrod.
Quien diseñó la campaña de Obama fue el experto David Plouffe, primero a través de las tensas primarias contra Hillary Clinton, en la que desmanteló la corriente dominante del Partido Demócrata.
Una crítica que siempre le planteó la campaña de Hillary Clinton a su rival era si iba a poder resistir el embate de la "máquina de ataque republicana".
Durante la dura campaña, Obama tuvo que repeler golpes como los que apuntaban al discurso racista de su ex pastor Jeremiah Wright.
Además, fue acusado de no compartir los valores estadounidenses y de ser secretamente musulmán.
McCain afirmó que su rival no estaba preparado para ser comandante en jefe del Ejército.
Sarah Palin, compañera de fórmula de McCain, lo acusó de ser "compinche de terroristas", en referencia a su amistad en los años 60 con el izquierdista radical William Ayers.
Además estuvo el tema de la crisis financiera, que estalló sobre el final de la campaña. ¿Habría ganado Obama de no haber ocurrido esto?
El analista Dan Shea, del Allegheny College (Pensilvania), piensa que el resultado hubiera sido el mismo. "Cuando 80% de la gente piensa que el país va en la dirección equivocada, cuando la imagen pública de un presidente está por debajo del 30%... sí, el partido en el poder va a tener que pagar un precio", explicó.
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