El día que Inglaterra dejó de ser una isla

Hace 20 años se hizo realidad un logro tan deseado por algunos como temido por otros, la construcción de un túnel debajo del Canal de la Mancha.

El día que Inglaterra dejó de ser una isla
Ralf Krüger Y Britta Gürke (Dpa)

30 de noviembre 2010 - 21:47

Durante siglos había sido un sueño, una fantasía de los megalómanos de la técnica. Sin embargo hace 20 años se transformó en realidad un logro que también muchos habían temido: debajo del Canal de la Mancha se había construido un túnel.

El 1 de diciembre de 1990 Philippe Cozette hizo historia. Por sorteo le tocó a este operario francés perforar el último pedazo de roca con un martillo neumático, ante decenas de cámaras internacionales.

A los pocos minutos, los medios franceses describían eufóricos: "¡Inglaterra dejó de ser una isla!". A través del orificio recién abierto, Cozette realizó un intercambio de banderas con un sonriente colega británico, en las profundidades del Canal de la Mancha.

Se trató apenas de uno de los tres conductos del Eurotúnel que unen Inglaterra y Francia: el llamado túnel de servicio para personal de mantenimiento y rescate.

De todas formas fue un logro histórico, pues durante siglos habían fracasado una y otra vez proyectos parecidos. A veces por dinero, pero también debido al temor de militares británicos ante una eventual invasión desde el continente europeo. No sorprende entonces que incluso el actual contrato del Eurotúnel contemple, según fuentes francesas, una cláusula secreta que prevé el cierre de la conexión en caso de conflicto entre ambos países.

Psicológicamente, la conexión con tierra continental significó para los británicos el cese de su concepto de espléndido aislamiento que implicaba mantenerse alejado de los problemas del continente europeo. Ya desde los tiempos de Napoleón se realizaron los primeros planes para un túnel, pero los conflictos militares impidieron constantemente su concreción. Hasta la década de los 50 no surgió un nuevo impulso de parte del ex primer ministro británico Winston Churchill.

Para los franceses, el desafío tecnológico era la prioridad. Al igual que otras grandes obras -como el Canal de Suez o el avión supersónico Concorde-, el proyecto fue al principio un fiasco a nivel comercial, sobre todo para los numerosos pequeños accionistas, cuyos títulos llegaron a valer menos que una taza de café.

Los trabajos comenzaron a fines de 1987 del lado británico, en Shakespeare Cliff. Hasta su inauguración en la primavera (local) de 1994 por la reina Isabel II y el entonces presidente francés François Mitterrand, las tareas de construcción implicaron costos millonarios. En noviembre de ese año comenzó -con algunas semanas de demora- el servicio ferroviario.

Actualmente los trenes de alta velocidad transportan cada año alrededor de siete millones de personas a través del Canal de la Mancha. Además del tren Eurostar para pasajeros, el túnel también lo utilizan formaciones que transportan bienes y vehículos.

Sin embargo, el Eurotúnel no siempre funciona en forma óptima. Además de las frecuentes demoras, también ocurrieron incidentes importantes. En 2008 un camión se prendió fuego, mientras que en 1996 un incendio en un tren provocó pérdidas millonarias.

Además suelen generar fastidio las demoras o las cancelaciones de trenes, sobre todo en el último invierno (boreal). Poco antes de la Navidad de 2009 alrededor de 2.000 pasajeros debieron permanecer durante horas en un tren atascado.

No obstante, el túnel tiene una gran demanda. A partir de 2013 la compañía ferroviaria alemana Deutsche Bahn tiene planeado que sus trenes de alta velocidad ICE también circulen por debajo del Canal de la Mancha. Hace unas semanas se realizaron exitosamente los trayectos de prueba.

Asimismo, el túnel genera competencia entre las principales compañías europeas. La compañía alemana Siemens obtuvo recientemente la adjudicación para la construcción de diez trenes Eurostar frente a su competidora francesa Alstom. El volumen del contrato alcanza los 600 millones de euros.

Mientras las compañías se disputan sus contratos, los británicos comenzaron a valorar de otra manera su conexión a tierra, después de que las cenizas volcánicas provenientes de Islandia hicieran colapsar el tráfico aéreo en la isla este año. El Canal de la Mancha se volvió entonces el principal medio de comunicación con el resto de Europa.

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