Las críticas a la gestión belga en torno al 22-M se expanden ahora a Holanda
Tanto Bélgica como Holanda recibieron información hace meses sobre algunos de los terroristas que perpetraron los atentados de Bruselas. Dos de los suicidas estaban en la base de datos de Interpol.
La cadena de errores cometidos por Bélgica en la gestión de la información que le llegó sobre los terroristas antes del doble atentado del 22-M no solo ha suscitado críticas dentro del país, sino que se ha extendido la polémica a Holanda, que también tuvo información sobre dos de los suicidas. En Bélgica fue el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien provocó una minicrisis en el Gobierno federal cuando reveló que había avisado en verano pasado a La Haya y a Bruselas de la detención de Ibrahim El Bakraoui, terrorista suicida del aeropuerto de Zaventem, y de su entrega el 14 de julio pasado a Holanda.
Los ministros de Interior y de Justicia, Jan Jambon y Koen Geens, respectivamente, llegaron a presentar su dimisión al primer ministro belga, Charles Michel, quien, sin embargo, no aceptó su renuncia. La comisión de investigación parlamentaria que se acordó tras el 22-M, aun contando con el apoyo del propio mandatario belga, no podrá iniciar su trabajo todavía, porque los parlamentarios no han conseguido acordar los detalles del mandato, por divergencias con los liberales francófonos (MR), el partido de Michel.
Pero no solo la información turca ha suscitado polémica, sino otras muchas que ya forman una larga cadena de errores. Khalid El Bakraoui, suicida del metro de Maalbeek, estaba por sus vínculos con el 13-N en París en la base de datos de Interpol, al igual que Najim Laachraoui, que se inmoló en el aeropuerto junto con Ibrahim. De Khalid se sospechaba también que fue quien alquiló el apartamento del distrito bruselense de Forest, donde el pasado 15 de marzo fue abatido por la policía el argelino Mohamed Belkaïd, uno de los responsables de los atentados del 13-N, y durante el registro de esta vivienda, se encontraron las huellas de Salah Abdeslam.
Otro fallo llamativo tiene que ver con un aviso que llegó en diciembre a la Policía local de Malinas y que nunca se transmitió a la Policía federal, en el que se daba cuenta de la dirección exacta en la que Abdeslam, el presunto cerebro del aparato logístico del 13-N fue detenido finalmente el pasado día 18. El último error está relacionado con la liberación por falta de pruebas de Faycal Cheffour, hasta el pasado lunes el principal sospechoso del 22-M y considerado hasta entonces en medios belgas como el tercer suicida del aeropuerto. Este miércoles la Justicia belga prolongó un mes la detención de Aboubakar A., ya el único detenido inculpado por los atentados de Bruselas. También aparecieron nuevos nombres en la lista de sospechosos vinculados a los atentados en Bruselas y París: Yoni Patric Mayne y Naim al Hamed, según la cadena CNN.
Respecto a la polémica sobre los El Barkaoui, es el ministro holandés de Justicia, Ard Van der Steur, quien está en el centro de las críticas ya que no ha podido explicar por qué La Haya no hizo nada con la información que tenía sobre los hermanos, ni con la que le llegó desde Turquía ni con la de los servicios de inteligencia estadounidenses. El ministro neerlandés dijo el martes que el FBI había informado el 16 de marzo de los antecedentes penales y extremistas de los hermanos y que al día siguiente se establecieron "contactos entre los servicios policiales de Holanda y de Bélgica", algo que la Policía judicial belga negó. Van der Steur corrigió la información y explicó al Parlamento que la información no llegó del FBI, sino de la División de Inteligencia del Departamento de Policía de Nueva York. Al igual que hizo el ministro belga de Interior, Jean Jambon, ante el Parlamento belga, Van der Steur culpó al enlace de la embajada holandesa en Washington, quien transmitió la información "sin mencionar su origen".
En esta polémica Bruselas y La Haya también han sostenido que Ankara no les comunicó a tiempo los motivos de la expulsión de Ibrahim hacia Holanda. Van der Steuer ha admitido ante los diputados que "no sabe" qué hizo esta persona después de aterrizar en julio en Amsterdam, ni dónde estaba cuando los estadounidenses advirtieron a La Haya. Por su parte, el primer ministro holandés, Mark Rutte, afirmó el miércoles en el Parlamento que Holanda "no tiene nada que reprocharse" sobre el caso de los hermanos El Bakraoui, aunque admitió que "ciertas cosas se pueden mejorar, por ejemplo nuestra comunicación con Turquía". La oposición a la coalición entre liberales (VVD) y laboristas (PvdA) que gobierna en Holanda criticó a Van der Steur y cuestionó si debe permanecer en el cargo. Éste no descartó consecuencias políticas, pero sostuvo que eso "no depende de él", según la agencia holandesa ANP.
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