Los cadáveres del avión malasio pasan a manos de los expertos internacionales
Los cuerpos de 251 pasajeros han sido trasladados a un tren frigorífico más de 48 horas después del ataque.
Los cadáveres de los casi 300 pasajeros y tripulantes del avión malasio siniestrado en Ucrania partieron este lunes en vagones frigoríficos con destino a la ciudad de Járkov, donde pasarán de las manos de los rebeldes prorrusos a las de los expertos internacionales.
El tren, donde los cadáveres se encuentran a una temperatura de cero grados, recibió esta mañana el visto bueno de tres forenses llegados de Holanda, los primeros expertos extranjeros en examinar su estado de conservación. Los médicos holandeses abrieron los vagones estacionados en la localidad de Torez para examinar los cuerpos en presencia de la misión de la OSCE en Ucrania, encabezada por el suizo Alex Hug.
Tras varias horas de negociaciones, los insurgentes prorrusos, en cuyo poder supuestamente figuran las cajas negras del aparato, dieron el beneplácito para el traslado de los cuerpos abandonados en tierra de nadie durante cuatro largos días. Los cuerpos desnudos y cubiertos de hollín no fueron recogidos hasta 48 horas después de la catástrofe, cuando fueron introducidos en camiones y refrigerados en un tren en una vetusta estación. "Los trabajos de búsqueda de los cuerpos han terminado. Se puede constatar que se han encontrado 282 cuerpos y 87 fragmentos que pertenecen a 16 cadáveres", señaló el viceprimer ministro ucraniano Vladímir Groisman, responsable de la investigación de la catástrofe.
En Járkov serán recibidos por una treintena de expertos, en su mayoría de Holanda -193 víctimas eran de esa nacionalidad- y Malasia, país al que pertenecía el Boeing-777 accidentado frente a la aldea de Grabovo. Precisamente, dos aviones, uno con siete especialistas holandeses y depósitos especiales para cadáveres, y otro con expertos malasios aterrizaron hoy en Járkov. Seguidamente, se procederá a su examen, tras lo que serán repatriados, aunque cabe la posibilidad de que algunos familiares puedan viajar a Járkov para identificarlos personalmente.
Los familiares de las víctimas holandesas fueron recibidos por el rey Guillermo-Alejandro de los Países Bajos, que se mostró "profundamente afectado" y expresó su confianza en que "se haga la luz sobre la causa del desastre".
Los combates llegan a las calles de Donetsk
Por otra parte, mientras concluía el rescate de las víctimas de la catástrofe aérea, los combates entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes prorrusos llegaron a las calles de Donetsk, principal plaza fuerte separatista. Decenas de personas, en su mayoría civiles, pueden haber muerto en los combates que estallaron cuando varios tanques ucranianos lanzaron una incursión en la ciudad que fue repelida con muchas dificultades por los milicianos. "Los combates tienen lugar en todo el perímetro de la ciudad. La situación es muy complicada. La aviación bombardea también sobre la estación ferroviaria", dijo uno de los líderes de los sublevados, Andréi Purguín.
Las explosiones retumbaron en Donetsk desde primera hora de la mañana y varios proyectiles alcanzaron e incendiaron edificios de viviendas y comercios situados entre la estación de tren y el aeropuerto. Varias columnas de humo, una proveniente de una estación de autobuses, se podían ver desde cualquier rincón de la ciudad, por lo que las autoridades restringieron el tráfico en ciertas zonas y suspendieron parcialmente el transporte público. Los combates, en los que el Ejército ucraniano empleó tanques y piezas de artillería, han obligado a muchos de los inquilinos del barrio oeste de Donetsk a resguardarse en los refugios subterráneos habilitados por las autoridades locales.
Desde que el jefe de las fuerzas rebeldes, Ígor Strelkov, declaró el toque de queda, Donetsk es una ciudad fantasma, en la que los negocios han cerrados sus puertas a la espera de que se normalice la situación y los únicos clientes en los hoteles son los reporteros. Mucha gente ha enviado a sus hijos al campo o a otros lugares del país, mientras hoy en la estación de tren muchos residentes abandonaban la ciudad con destino a lugares como Crimea, territorio ruso desde marzo pasado. "Yo me voy con mi abuela, que vive en Israel. Aquí ya no se puede vivir", dijo a Efe Irina, una joven de 25 años.
No hay comentarios