Una batalla sin cuartel contra el Occidente "degenerado"

"Los fundamentalistas, en su papel de férreos enemigos de Occidente como epicentro del desviacionismo y la ambición y la promiscuidad, así como por ser el primer y esencial apoyo de los regímenes árabes moderados, consideran a los occidentales arrogantes con el islam, los musulmanes y la umma", afirma Gustavo de Arístegui. Junto a esto, "el colonialismo, el racismo, los intentos de asimilación y la marginación a que se sometió a los musulmanes en tiempos coloniales y al que -aseguran- se somete hoy a los inmigrantes de esa fe que viven entre nosotros no ha contribuido en absoluto a desmentir esa impresión", indica De Arístegui.

Los islamistas tratan de presentar a Occidente como una realidad decadente, de moral laxa, degenerada, corrupta y corruptora para justificar su rechazo y su decisión de hacerle frente.

A este "Occidente degenerado", se une su presencia militar en territorios musulmanes con el riesgo consiguiente de que esa degeneración se contagie a la umma y destruya las esencias del islam, hecho que justifica combatirlo.

Lugares santos

La presencia militar estadounidense en Arabia Saudí, país que alberga los lugares sagrados del islam, fue desde el principio uno de los caballos de batalla de Ben Laden para justificar la multiplicación del terrorismo.

Asimismo, los islamistas radicales consideran que el islam moderado "ha pervertido las esencias de la religión y del mensaje del profeta", por lo que se consideran a sí mismos como la verdadera y recta senda del islam, salvadores de sus esencias. Ante la abrumadora superioridad de medios de Occidente y sus aliados, consideran que el terrorismo es la única forma de hacer mella en sus enemigos, y su aplastante poder económico, militar, social, cultural y sobre todo mediático justifica el asesinato indiscriminado de inocentes a quienes consideran cómplices de sus gobiernos, por tanto culpables de la opresión y el sufrimiento de siglos.

Pero estos islamistas reticentes a los medios de comunicación por ser instrumento de dominación no dudan a la hora de hacer uso de los más modernos medios tecnológicos, ni de los avances informáticos y técnicos. Como dice De Arístegui, "se reclaman enemigos de la globalización, pero están entre aquellos que más y mejor han sabido aprovecharse de la misma". Es una nueva contradicción entre sus argumentos ideológicos y sus prácticas .

Una vez unificada la umma rechazarían el uso de la tecnología. Lo que lleva a dudar sobre el poder de controlar todo el territorio sin estas herramientas tecnológicas a su alcance, que "ensucian" su fe por no formar parte de las esencias del islam puro.