La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
La Unión Europea está estudiando el supuesto espionaje por parte de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de Estados Unidos de los ordenadores de las representaciones comunitarias en Washington, afirmó este domingo la Comisión Europea. "Estamos al tanto de los artículos de prensa, tras los que estamos llevando a cabo la investigación y la comprobación necesarias", señaló el portavoz comunitario Olivier Bailly, quien rehusó hacer ningún otro comentario por el momento.
El presidente del Parlamento Europeo (PE), Martin Schulz, se declaró "profundamente preocupado y sorprendido" al respecto y exigió a Estados Unidos que aclare lo ocurrido. "Si las acusaciones resultan ser verdad, sería un asunto muy grave que tendrá un serio impacto en las relaciones UE-EEUU", recalcó el socialista alemán en un comunicado. "En nombre del Parlamento Europeo exijo una aclaración completa y más información de manera rápida de las autoridades estadounidenses con respecto a estas acusaciones", agregó.
La Eurocámara espera que la Comisión y el Consejo de la UE compartan el próximo miércoles con los eurodiputados, reunidos en sesión plenaria en Estrasburgo (Francia), los datos que hayan podido recabar sobre el caso, indicó a Efe el portavoz de la institución, Jaume Duch.
Las tres instituciones celebrarán ese día un debate, que ya estaba previsto, pero ahora cobra especial interés, sobre las consecuencias para la privacidad de los ciudadanos del programa de espionaje PRISM de la NSA y la importancia de avanzar en la reforma de la normativa comunitaria sobre protección de datos. El Pleno del PE votará una resolución sobre esta misma cuestión al día siguiente.
El supuesto espionaje ha sido revelado por el semanario alemán Der Spiegel, que cita documentos del ex colaborador del espionaje estadounidense Edward Snowden. Según esta publicación, la NSA espió las representaciones de la UE y la ONU en EEUU, tanto a través de micrófonos instalados en esos edificios como de su red informática interna conectada a Bruselas, y accedió a contenidos de conversaciones confidenciales, correos electrónicos y archivos de los ordenadores. Der Spiegel relata también que, desde hace cinco años, los expertos de seguridad de la UE han registrado numerosos intentos de ataque informático en su sede del Justus-Lipsius, de Bruselas, donde todos los ministros comunitarios tienen oficina y conexiones en internet.
Los expertos de seguridad informática siguieron la pista de esos ataques, cuyo origen localizaron en la sede de la OTAN, en Bruselas. Además de la UE y la ONU, el semanario revela este domingo que la NSA almacena mensualmente unos 500 millones de comunicaciones telefónicas o por internet en Alemania en operaciones sistemáticas de espionaje. En un día "corriente" la NSA controla unos 20 millones de conversaciones telefónicas y 13 millones de comunicaciones en internet, asegura. El cómputo puede oscilar entre los 13 millones de controles, el día de Nochebuena de 2012, y los 60 millones, del 7 de enero de 2013, al parecer uno de los días de mayor actividad en esa dirección.
El semanario alemán afirma, asimismo, que este control de comunicaciones es mayor en el caso de Alemania que en otros socios europeos, como por ejemplo Francia, con unos dos millones de casos diarios. El punto más intensamente controlado por la NSA es Fráncfort, capital banquera y financiera de la UE.
La ministra alemana de Justicia, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger (FDP), expresó su "estupor" y apremió a Washington a dar explicaciones sobre el caso. "Excede a todo lo imaginable que nuestros amigos de EEUU miren a los europeos como enemigos", afirmó la ministra, para quien tales informaciones, de ser ciertas, recuerdan a lo que fue el proceder "entre enemigos" durante la Guerra Fría.
Leutheusser-Schnarrenberger, del co-gubernamental Partido Liberal (FDP) y firme defensora de la preservación de datos privados, instó a Washington a aclarar de inmediato si espió las comunicaciones de la UE, tanto en su representación en Washington como en Bruselas. Las informaciones de Der Spiegel han desatado una ola de indignación entre políticos alemanes y comunitarios y numerosas reacciones en las redes sociales.
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