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Theresa May, de "fuerte y estable" a "desastre político"

Semblanza

La líder 'tory' pierde la mayoría absoluta con 308 escaños, 16 menos de los necesarios, frente a un partido Laborista que le gana terreno.

Theresa May abandola la sede Tory en el dentro de Londres, junto a su marido Phillip. / EFE
Silvia Kusidlo · Bill Smith (Dpa)

09 de junio 2017 - 09:46

Londres/Desde que el año pasado se convirtiera en primera ministra británica, la conservadora Theresa May se alzó guardiana de "la voluntad del pueblo", que acababa de votar a favor de sacar al Reino Unido de la Unión Europea (Brexit).

Sin embargo, tras las elecciones parlamentarias del jueves quedó claro que el electorado no está tan de acuerdo con ella, ya que su partido perdió la mayoría absoluta que tenía en la Cámara de los Comunes.

Atrás quedaba la enorme ventaja que le auguraban las encuestas frente el líder laborista, Jeremy Corbyn, cuando May convocó en abril elecciones anticipadas para conseguir un mayor respaldo en su negociación del Brexit.

El periódico británico Daily Mirror calificó este viernes de "desastre político" los resultados de May, mientras que para el Times la primera ministra quedó humillada.

May hizo campaña con la promesa de ofrecer un liderazgo "fuerte y estable" en la negociación de Brexit con la Unión Europea (UE), pero los asuntos de política interna dominaron la última fase de la campaña, sobre todo tras los atentados terroristas de Mánchester y Londres.

Tras el ataque del Puente de Londres, May prometió un endurecimiento de la lucha antiterrorista. Pero Corbyn no tardó en atacarla, al recordarle que durante su época como ministra de Interior (2010-16) se eliminaron 20.000 puestos de policías.

Su postura de firmeza se convirtió en un arma de doble filo ante la opinión pública. Mientras que algunos la consideraban fuerte y competente, otros veían a la política de 60 años como una persona severa y aburrida.

La espontaneidad y la cercanía a la gente no son lo suyo y su campaña ha sufrido por ello. Dos días antes de las elecciones, una periodista le preguntó qué es lo más atrevido que había hecho nunca. "Fue cuando, siendo niños, mis amigos y yo corrimos por un campo de trigo. Los granjeros no se alegraron mucho", recordó.

Sus críticos la acusan de ser fría e impasible y la periodista Rosa Prince cuenta en una biografía que sus colaboradores la aprecian por su capacidad de trabajo pero que también puede ser rencorosa.

Cuando May se convirtió en ministra de Interior bajo el Gobierno de David Cameron, algunos de sus colaboradores ya pronosticaron que algún día se convertiría en primera ministra, tal era la ambición y seguridad que mostraba.

May se mostró combativa desde su llegada al poder, tras la dimisión de Cameron cuando el Brexit ganó en referéndum hace casi un año. Y cuando se filtraron detalles sobre una reunión que mantuvo con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, la premier aseguró mordaz que el diplomático europeo ya se daría cuenta de que ella es "una mujer terriblemente difícil".

Sin embargo, en los últimos meses se la acusó de vacilar y de incluir poco contenido en un paquete con mucho envoltorio, sobre todo en el caso del Brexit. La revista The Economist llevó en portada una foto suya con el titular: Theresa Maybe, Theresa Quizás, en un juego de palabras con su apellido.

May intentó calmar los ánimos entre los distintos sectores políticos y conseguir la mayor cantidad de apoyo. "Theresa May dice cosas totalmente distintas en las entrevistas", criticó Simon Hix, del London School of Economics and Political Science. "En ocasiones se muestra a favor de un Brexit duro y en otras, de una salida algo más suave", apunta el politólogo. Al principio descartó unas elecciones anticipadas, pero finalmente los británicos tuvieron que volver a votar.

En la campaña sobre el Brexit, May se situó junto a Cameron a favor de seguir en la Unión Europea, aunque se mantuvo crítica con Bruselas. Tampoco en este caso quiso comprometerse demasiado, lo que tras el referéndum la convirtió en la candidata de compromiso perfecta para aunar a los divididos conservadores.

May estudió Geografía en Oxford y trabajó en el Banco de Inglaterra. Entró pronto en política local y fue haciendo carrera peldaño a peldaño. En su biografía hay algunos puntos en común con la canciller alemana, Angela Merkel. Ambas son hijas de pastores religiosos, ninguna tiene hijos y no les gusta hablar de sí mismas.

En sus austeras comparecencias, May también recuerda a su única predecesora mujer, Margaret Thatcher, la Dama de Hierro. La marca de identidad de Thatcher eran sus bolsos y todo británico sabe lo que significa la palabra handbagging, el momento en el que un político recibía un ataque verbal de la primera ministra. En el caso de May, su marca son los zapatos llamativos, de colores chillones o con estampado de leopardo.

A menudo se interpreta la elección de sus zapatos en clave política, como indicación de si tiene ganas de pelea o está contenta. En 2015, cuando era ministra, recibió al presidente de México, Enrique Peña Nieto, con botas negras altas. "Pero nunca va tan lejos como para asustar a su electorado conservador", apunta la periodista de moda Samantha Powers. El jueves, para ir a votar, llevaba unas bailarinas de leopardo con un lazo negro.

Su marido, Philip, suele aconsejarle en temas de vestuario. Se conocieron en una fiesta en Oxford, donde fueron presentados por una amiga común, la paquistaní Benazir Bhutto, que llegaría a convertirse en primera ministra y que murió asesinada. Fue "amor a primera vista", aseguran ambos.

Su esposo tiene buen ojo para los accesorios y suele ir con ella de compras, según cuenta la primera ministra. Y también discute con él sobre temas políticos. La decisión de convocar elecciones anticipadas, por ejemplo, la tomó durante una excursión que hicieron juntos. Ante los resultados de estos comicios, parece que no fue la decisión más acertada.

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