El Senado italiano tumba al Gobierno de Prodi tras negarle su confianza
5 votos han separado al primer ministro de la moción de confianza que necesitaba para continuar con su legislatura. Ahora, el presidente de la República puede convocar elecciones o formar un Gobierno interino
Las cuentas no le han cuadrado al primer ministro italiano, Romano Prodi, y como se preveía ha perdido la moción de confianza en el Senado, en concreto por cinco votos de diferencia. La derrota implica necesariamente la caída del Gobierno, pese a que 'Il Professore' había reclamado su "continuidad" al inicio de la sesión.
Durante la jornada, la tensión ha ocupado un lugar importante, especialmente después de que un senador del partido de la Udeur, que abandonó la coalición de Gobierno, se desmarcase del voto de partido y anunciase su apoyo a Prodi, lo que ha desatado los insultos en la cámara.
La moción de confianza en el Senado llegaba sin garantías, dado que el Ejecutivo carecía en la Cámara Alta de la mayoría de la que sí se había servido de su mayoría para ganar el pulso. La salida de la coalición de la Udeur, del ex ministro de Justicia, dejó al Gobierno en agonías hasta su muerte definitiva de hoy, cuando 161 parlamentarios han votado en contra de la iniciativa, dejando a sólo 156 a favor de Prodi y su equipo, tras año y medio en el poder.
Ni siquiera los votos de los senadores vitalicios salvaron al Ejecutivo de su enésima y definitiva crisis, que termina con Prodi en el palacio presidencial del Quirinale para presentar su renuncia.
El escenario que queda ahora contempla dos opciones que pasan por el presidente de la República. Así, Napolitano puede convocar nuevas elecciones o determinar la formación de un Gobierno interino designado por el jefe de Estado que salga del paso y reforme el sistema electoral italiano, eso sí, de cara a convocar unos nuevos comicios.
Una iniciativa, la de llamar a los ciudadanos a las urnas, que ha sido reivindicada insistentemente por la oposición y por el antiguo titular de Justicia, una vez abandonó su cargo por los supuestos intentos de soborno en los que estaba involucrada su mujer. Algunos sondeos apuntan como opción más probable en caso de nuevas elecciones la vuelta de Silvio Berlusconi al poder.
Tensión
El Pleno ha estado marcado por la tensión, no sólo dialéctica, sino también física. La polémica llegaba a cuenta de uno de los senadores de la Udeur, el partido minoritario de la coalición de gobierno que había decidido retirar su apoyo, después de la dimisión del anterior ministro de Justicia, Clemente Mastella. El parlamentario Nuccio Cusumano se desmarcaba de la corriente de la formación para declarar su apoyo al Ejecutivo. "Elijo en mi soledad, con mi libertad, con mi coherencia, sin presiones políticas", ha declarado.
Sus compañeros de partido no se han tomado precisamente con deportividad la decisión de Cusumano, especialmente uno de ellos, Tommaso Barbato, que ha proferido insultos tales como "payaso", "vendido" o "trozo de mierda", improperios que contagiaban al hemiciclo y que también llegaban de otros senadores de centro-derecha.
Para completar la situación, poco común en un Parlamento europeo y con tintes incluso cómicos, Cusumano sufría una indisposición y ha tenido que salir del hemiciclo en una camilla, lo que suspendió la sesión durante cinco minutos.
Pidió la "continuidad"
Mucho se había comentado acerca de si Prodi renunciaría a su cargo antes de enfrentarse al Senado, pero 'Il Professore' ha defendido la "continuidad" de su gobierno durante la apertura de sesión en la Cámara Alta. "Pido a los senadores y senadoras su confianza para retomar con renovado impulso el proceso reformador que necesita el país", ha señalado, en referencia a las negociaciones mantenidas con los distintos partidos para renovar la actual ley electoral y no dejar a Italia en un "vacío" de poder.
Y es que no sólo la oposición había recomendado la dimisión de Prodi. Incluso el presidente de la República, Giorgio Napolitano, durante una reunión mantenida el miércoles con Prodi, le habría recomendado una retirada a tiempo ante una muerte anunciada.
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