Sderot no se lo puede creer

Los habitantes de la ciudad israelí más castigada por los cohetes palestinos están convencidos de que la tregua será breve y que después el Ejército completará su labor

Soldados israelíes se relajan jugando al baloncesto en una escuela de Sderot.
Soldados israelíes se relajan jugando al baloncesto en una escuela de Sderot.
Anna Pellegrí / Sderot

25 de enero 2009 - 05:03

Los habitantes de Sderot no daban crédito el pasado domingo a la decisión del Gobierno israelí de aplicar una tregua unilateral en Gaza y advertían ya de un fracaso similar al de la guerra del Líbano de 2006. "¡Es una vergüenza! Con esta decisión sólo consiguen dar tiempo a Hamas para rearmarse y seguir lanzando cohetes contra nosotros", asegura Susanne Cohen, una marroquí que se instaló hace tres décadas en la población, situada a pocos kilómetros de la Franja de Gaza. Siete cohetes cayeron en pocas horas en la zona desde la entrada en vigor en la madrugada del domingo de la tregua unilateral israelí a su ofensiva contra el territorio palestino, iniciada el 27 de diciembre con el objetivo de poner fin precisamente a esos disparos.

"¿Qué alto el fuego? ¿Cómo puede decidirse algo así sin un acuerdo de ambas partes? El Gobierno cedió a la presión internacional y lo que va a pasar ahora es que volverán a olvidarse de los habitantes de aquí", exclama Niva Ben-Shoshan, residente del kibutz Bror Hail, cercano a Sderot. Unas horas más tarde, Hamas anunciaba a su vez un alto el fuego inmediato, exigiendo la retirada de las tropas israelíes en Gaza en un plazo de siete días.

Los israelíes del sur han sido sometidos durante ocho años a la lluvia de unos 10.000 cohetes Qassam disparados por Hamas y otros movimientos palestinos, que han dejado un saldo de 21 civiles muertos. De ahí que la mayoría de los 20.000 habitantes de Sderot respaldara de forma ostensible la ofensiva lanzada por Israel e incluso muchos estimaran que había llegado tarde. "Cuando empezó la guerra, levanté la bandera israelí en mi casa en señal de apoyo. Ahora tengo ganas de retirarla. Esto empieza a parecerse a la guerra en el Líbano" contra el Hezbolá chií en 2006, afirma George Mattaer, un peluquero de Sderot.

Israel no logró su meta de rescatar a dos de sus soldados capturados en julio de 2006 por Hezbolá durante ese conflicto, considerado un fracaso político y militar. Los cuerpos de los dos militares fueron recuperados más de dos años después.

En su mayor ofensiva contra la Franja de Gaza, que dejó al menos 1.400 palestinos muertos -más de la mitad civiles-, el Estado hebreo "no ha logrado el cese de los disparos ni liberar a Gilad Shalit", el soldado israelí capturado por milicias palestinas en 2006, deplora Mattaer. Como Liva, este israelí está más que convencido de que el Gobierno se plegó ante "el mundo", especialmente la ONU y Egipto, que pidieron reiteradamente el cese de las hostilidades.

Natan Galkowiz, un brasileño cuya hija de 22 años fue abatida mortalmente por un cohete Qassam en 2005, no cree ni en la respuesta militar como solución al conflicto con los palestinos ni en el alto el fuego unilateral.

La tregua "durará sólo unos días, y después el Ejército entrará en Gaza con toda su fuerza", augura este hombre que vive en Sderot desde hace 30 años y ha abierto un restaurante en el kibutz Bor Hail en memoria de su hija. "Si Hamas continúa disparando, las tropas responderán. Y esta vez será la definitiva", agrega Galkowiz, que pide una salida pacífica al conflicto.

Julia Chaitin, miembro de One Voice, una asociación que busca tender puentes con los palestinos de la Franja de Gaza, estima que "sólo la vía de las negociaciones, a través de Egipto, Jordania, o de quién sea, podrá llevar a un alto el fuego duradero".

A pocos kilómetros al este de Sderot, medio centenar de soldados israelíes, con barba de varios días y el semblante extenuado, toman su desayuno en silencio en una estación de servicio de la zona. Acaban de regresar de la Franja de Gaza. "No hay ningún alto el fuego. Los cohetes siguen cayendo", afirma un militar reservista con ademán disgustado. "¿Cómo es en Gaza? Es la guerra. Llevo 40 horas sin dormir y sólo quiero una ducha y una cama", agrega enseñando las ojeras de su rostro como testimonio.

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