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Rondas ciudadanas, disparos y solidaridad

La ira se extiende por el mundo árabe Los vecinos aclaran que los saqueos no tienen nada que ver con las protestas

Los residentes de muchos barrios de El Cairo pasan la noche en vela para sustituir a la Policía y proteger sus viviendas y familias

Varios jóvenes vigilan una calle en el centro de El Cairo para evitar saqueos.
Antonio Rodríguez (Afp) / El Cairo

01 de febrero 2011 - 05:03

Cuando un joven llegó corriendo para dar la alarma, los vecinos del barrio Dokki de El Cairo interrumpieron sus charlas, los niños dejaron de jugar al fútbol y todos tomaron posición delante de sus edificios para defenderlos a palos, en algunos casos con navajas y escopetas.

Apenas unos minutos después, se escucharon varios disparos en las proximidades de ese barrio de clase media, en el mayor incidente de la segunda noche que los residentes pasaron en vela para sustituir a la Policía, que se esfumó de las calles, y proteger sus viviendas y sus familias.

"Los ladrones están en un barrio vecino", gritó en árabe el joven que había llegado en medio de la oscuridad. "Se acabó la diversión", afirmó inmediatamente Mohamed, un vecino de 25 años, que llevaba a modo de arma un palo para jugar al hockey sobre hierba.

Hasta la irrupción del joven, el ambiente era más bien relajado, a pesar de la tensión tras seis días de violentas manifestaciones contra el régimen del presidente Hosni Mubarak, que dejaron por lo menos 125 muertos en todo Egipto.

En Dokki, los residentes hablaban delante de la entrada de sus edificios, otros efectuaban rondas por las calles exhibiendo sus palos y, en algunos casos, sus fusiles, mientras los más jóvenes pasaban el tiempo jugando al fútbol. Sólo había hombres. Eso sí, de todas las edades.

"Parte del problema es que no hay Policía y tenemos que defendernos y defender a nuestras esposas y nuestras hijas", explicó Magdy, que recuerda haber efectuado guardias similares en 1977 bajo la Presidencia de Anuar el Sadat y, en 1982, poco después de la llegada al poder de Hosni Mubarak.

"Los ladrones se aprovechan de la situación. Estaban esperando un caos como éste para salir a saquear la ciudad", añadió Magdy, apoyándose sobre su palo, junto a su hijo Hesham. "Nos vamos a quedar al menos hasta las seis de la mañana", precisó. No obstante, su hijo se apresuró en aclarar que "los saqueos no tienen nada que ver con las protestas" contra el Gobierno que se iniciaron el martes y que tienen lugar principalmente en Tahrir, la Plaza de la Liberación, bastante alejada del barrio de Dokki, en la otra orilla del Nilo.

El sistema de protección se improvisó, pero la organización vecinal es buena, asegura Mohamed. "Por ejemplo, para pasar de una manzana a otra, hay que conocer al menos a una persona que se encuentre al otro lado", explicó, mientras caminaba por la calle con su palo en mano.

Las carreteras estaban cortadas. Los vecinos controlaban todos los vehículos antes de dejarlos pasar. "Les pedimos la documentación, les preguntamos adónde van y por qué necesitan pasar por aquí", dijo.

La noche anterior, los vecinos impidieron el paso de un hombre en motocicleta. "Decía que iba a comprar tabaco y elevó la voz cuando le empezamos a hacer preguntas. Al cachearlo, encontramos tres navajas probablemente para defenderse", recordó Mohamed.

Los residentes creyeron que estaba reconociendo la zona para informar a un grupo de ladrones, hasta que un vecino lo identificó y dijo que trabajaba en una tienda de la zona. Entonces pudo seguir su camino.

"Esto no es Occidente", afirmó Mohamed. "Aquí la gente del barrio se conoce. Yo tengo a varios amigos que viven en este barrio que conozco desde la escuela. Hay solidaridad entre los vecinos. Nos ayudamos", agregó.

En la noche de El Cairo corren todo tipos de rumores. Según Mohamed, el barrio vecino está mucho más armado y la noche anterior un policía habría muerto tras intentar forzar un control de los ciudadanos.

Si la Policía tiene mala imagen, las Fuerzas Armadas siguen gozando del respeto de los egipcios. La noche anterior, cuando aparecieron dos tanques hacia la medianoche, todos los vecinos de guardia los saludaron con aplausos. "Les dijimos que estábamos con ellos y que ellos estaban con nosotros".

Al amanecer, cuando se levantó el toque de queda a las 08:00, los hombres volvieron a casa o se fueron al trabajo. "Hemos sobrevivido un día más", bromeó un vecino.

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