Republicanos y demócratas se unen en el Congreso para reducir las escuchas
Un grupo bipartidista presenta un proyecto de ley para poner fin a la recolección de registros telefónicos La Comisión Europea advierte que la relación entre EEUU y la UE está "dañada"
Un grupo bipartidista de legisladores introdujo ayer en el Congreso de EEUU un proyecto de ley que pretende poner fin a la recolección de millones de registros telefónicos de ciudadanos por parte de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA).
El proyecto está impulsado por el senador demócrata Patrick Leahy, presidente del Comité Judicial del Senado, y el congresista republicano Jim Sensenbrenner, jefe del Subcomité contra el Crimen y el Terrorismo de la Cámara de Representantes.
"Es hora de reformas serias y significativas para que podamos recuperar la confianza en nuestra comunidad de inteligencia", subrayó Leahy en un comunicado.
El espionaje masivo realizado por EEUU a sus ciudadanos y a gobiernos extranjeros está provocando una gran polémica, en particular tras las revelaciones sobre la vigilancia a 35 líderes mundiales conocidas a través de los documentos filtrados por el ex analista de la NSA Edward Snowden.
El proyecto de ley presentado no se inmiscuye en el espionaje en el extranjero y lo que busca es poner fin al acceso de la NSA y el FBI a millones de registros telefónicos al amparo de la Ley Patriota, aprobada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Esa Ley Patriota "ha ayudado a mantener seguros a los estadounidenses", pero "en algún lugar a lo largo del camino se perdió el equilibrio entre la seguridad y la privacidad", explicó Sensenbrenner.
La medida, bautizada como Ley Libertad, prevé la creación de un defensor especial encargado de proteger los derechos de privacidad y las libertades civiles. Además, obliga a tener una orden judicial para rastrear las comunicaciones de los estadounidenses a través de datos recopilados en el extranjero.
Por su parte, el Director Nacional de Inteligencia de EEUU, James Clapper, sostuvo ayer que el espionaje que realiza su país no es indiscriminado y que en el extranjero sólo se espía para "propósitos legítimos" de inteligencia. "Lo que no hacemos es espiar ilegalmente a los estadounidenses", defendió Clapper durante una audiencia ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes del Congreso.
Sobre el espionaje en el extranjero, Clapper dijo que el objetivo es "proteger la seguridad" de EEUU y sus aliados, y que Washington únicamente espía "para propósitos válidos de inteligencia".
"Lo que estamos haciendo es salvar vidas", explicó en la misma audiencia el director de la NSA, el general Keith Alexander, quien dijo querer "hablar desde el corazón" en estos "tiempos duros" para la agencia que dirige. La labor de la NSA "es necesaria e importante" para la defensa de EEUU y sus aliados, según Alexander, quien reiteró que gracias a las operaciones de espionaje de esa agencia se desarticularon complots terroristas, algunos en Europa.
Por otro lado, la vicepresidenta de la Comisión Europea, Viviane Reding, afirmó ayer que "los amigos no se espían" y señaló que las relaciones entre EEUU y la Unión Europea (UE) han sido "dañadas" por las revelaciones de vigilancia masiva de la NSA.
"Los amigos no se espían el uno al otro (...) El espionaje no genera confianza", indicó Reding en una conferencia sobre relaciones transatlánticas en la Universidad Johns Hopkins, en Washington.
Reding subrayó que las revelaciones sobre el espionaje masivo de EEUU han "agitado y dañado" las relaciones bilaterales. Por ello, las autoridades estadounidenses, remarcó, "deben tomar acciones claras para reconstruir la confianza" entre los aliados a ambos lados del Atlántico. "El concepto de seguridad nacional no significa que todo vale, los Estados no disfrutan de un derecho ilimitado a la vigilancia secreta", precisó.
Reding aludió a las actuales conversaciones para lograr un Tratado de Libre Comercio e Inversiones entre EEUU y la UE, iniciadas en junio, como muestra la de la necesidad de fortalecer las relaciones. En este sentido, apuntó que las revelaciones de espionaje crean un "ambiente negativo" para el avance de estas negociaciones. No obstante, precisó que la posición de la Comisión Europea no es "retrasar" las conversaciones comerciales, como señalaron algunos miembros del Parlamento europeo.
Precisamente, un grupo de europarlamentarios está estos días en Washington para reunirse con funcionarios estadounidenses de diversos departamentos federales con el objetivo de recabar información acerca de los programas de inteligencia de la NSA, que habría espiado las conversaciones de millones de ciudadanos en varios países europeos.
De hecho, el Gobierno alemán comenzó ayer a articular su respuesta a EEUU tras desvelarse el espionaje a la canciller Angela Merkel y esgrimió las posibles consecuencias que puede tener esta crisis, entre las que incluye la expulsión de diplomáticos.
Berlín trata así de superar la fase inicial de indignación y mover ficha a nivel político, técnico y legal, pero cuidando al milímetro su estrategia, tratando de explosionar de forma controlada esta bomba de relojería.
"Si alguien aquí, en la embajada o en algún otro lugar, es responsable o se le encuentra culpable en este asunto será sancionado, y si es diplomático deberá abandonar el país", afirmó el ministro del Interior en funciones, Hans-Peter Friedrich, en una entrevista en la cadena pública ARD. Pero, añadió, no se debe "cometer el error de poner en duda" el conjunto de las relaciones bilaterales entre ambos países, "buenas y necesarias".
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