La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
Miles de personas marcharon por las calles de Edimburgo en un desfile organizado por la radical Orden de Orange en apoyo al no a la independencia de Escocia en el referéndum del próximo jueves. La campaña oficial unionista Better Together (Mejor Juntos), compuesta por los partidos laborista, conservador y liberaldemócrata, se había distanciado de la convocatoria de la hermandad protestante por miedo a que pudiera provocar que votantes indecisos católicos se decantaran finalmente por el sí en el referéndum.
Al son de los tambores y las flautas, y flanqueados por un amplio dispositivo policial, los orangistas desfilaron portando numerosas banderas británicas y simbología unionista en una marcha que transcurrió sin incidentes por el centro de la capital escocesa. "Hermanos y hermanas, en un mundo de inestabilidad, un mundo de inseguridad, un mundo de proliferación nuclear, de islamismo radical, la gente mira al Reino Unido como una tierra de esperanza, una tierra de paz, de éxito y unidad", declaró al final de la marcha el gran capellán de la orden, Henry Williamson. "Un enemigo que divide y es diabólico se ha alzado contra Escocia disfrazado de falso patriotismo y de nacionalismo en el referéndum contra nuestro amado Reino Unido", añadió el líder orangista.
Este ha sido el segundo acto unionista organizado al margen de Better Together en 24 horas, después de la visita a Glasgow la noche del viernes de Nigel Farage, el líder del partido nacionalista británico UKIP, que se impuso en el Reino Unido en las pasadas elecciones europeas.
A falta de cinco días para la votación, una encuesta el pasado domingo situó al no por delante con una mínima ventaja de dos puntos, lo que hace difícil predecir un resultado. En una encuesta auspiciada por Better Together y difundida este sábado el no volvía a recuperar terreno con un 54% de intención de voto frente a un 46% para el sí pero varios sondeos señalaban el viernes que el resultado de la consulta del jueves será previsiblemente más apretado.
Tras el viaje a Escocia de los líderes de los tres principales partidos del parlamento de Westminster el pasado miércoles, el ex primer ministro laborista Gordon Brown, que es escocés, ha asumido el liderazgo de la campaña unionista en la recta final. "Ninguno de los que estamos aquí debe permitir que se diga que los que votan no son menos patriotas o están menos orgullosos de su país", declaró Brown en un acto organizado por los laboristas en Kirkcaldy, a unos 40 kilómetros al norte de Edimburgo. "Estamos orgullosos de compartir y cooperar como parte del Reino Unido", añadió el político nacido en Glasgow.
No obstante, los mayores desafíos para el primer ministro escocés, el nacionalista Alex Salmond, no han llegado desde la campaña Better Together, sino de los bancos y las grandes empresas. El pasado miércoles salía a la luz la intención de la principal entidad bancaria del país, Royal Bank of Scotland (RBS), de trasladar su sede a Londres en caso de que se apruebe la independencia mientras analistas del Deutsche Bank publicaron un informe alertando sobre el riesgo de una grave crisis económica si se lleva a cabo la secesión.
Por otro lado, empresarios de grandes firmas como Marks and Spencer o la cadena de supermercados ASDA han anunciado en los últimos días un posible aumento de precios si Escocia se independiza del Reino Unido. La respuesta por parte del independentismo ha sido la movilización de 35.000 voluntarios a lo largo del fin de semana en 473 puestos callejeros para tratar de persuadir a los votantes y dar el vuelco definitivo a las encuestas en la cita del 18 de septiembre.
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