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Objetivo: destruir símbolos del poder

Los rebeldes celebran la toma de Bab al Aziziya acabando con las reliquias 'gadafistas'

Objetivo: destruir símbolos del poder
Charles Onians (Afp) / Trípoli

25 de agosto 2011 - 05:03

Un rebelde armado pone el pie sobre la cabeza dorada desmontada de una estatua de Gadafi, otro muestra un fusil aprehendido en uno de los edificios del gigantesco complejo del líder libio. "Las fuerzas de Gadafi los utilizaban para matarnos", dice mostrando su botín.

Poco después de haber logrado penetrar el martes por la tarde en Bab al Aziziya, residencia de Muamar el Gadafi en Trípoli, algunos cientos de rebeldes se precipitan sobre los numerosos edificios en un estallido de alegría, destruyendo todos los símbolos del poder deshonrado.

Un joven rebelde, encaramado a la escultura de una mano empuñando un avión también trata de destruir este símbolo de los ataques estadounidenses en Trípoli en 1986.

La bandera verde del régimen es sistemáticamente sustituida por la de la rebelión: roja, negra y verde con una media luna y una estrella en medio. Los retratos de Gadafi también son destrozados.

Los rebeldes muestran especial alegría cuando descubren un arsenal de armas y exhiben como botín de guerra hasta los carritos de golf que utilizaba Gadafi para pasear a sus invitados por su residencia.

Cuando el ruido de los disparos lo permite, los rebeldes expresan su gozo al grito de "Allah akbar" ("Alá es grande").

Pero nadie sabe dónde se encuentra Gadafi y los rebeldes reconocen que no han encontrado ni rastro ni de él ni de sus hijos en la residencia.

"Hemos ganado la batalla militar. Han huido como ratas", aseguró el comandante de los rebeldes, Abdelhakim Belhaj.

"Hoy es el final", resume un rebelde llamado Mohamed. "Hoy Libia es libre". "Bienvenido a la Libia liberada. Ahora vamos a construir la democracia", agrega otro miliciano.

Con la caída de la noche, numerosas personas, armadas o no, recorren la residencia a pie o en coche, pero desde Bengasi, capital de la rebelión, se pidió a los civiles que permanezcan a un lado para permitir a los combatientes un registro exhaustivo de la residencia.

Poco después, al menos cinco obuses de mortero caen sobre el complejo, obligándolos a esconderse entre las ruinas.

Según Akram, combatiente rebelde, el ataque procede del barrio de Abu Slim, uno de los últimos en mostrar fidelidad a Gadafi. "Vamos a rodearlos mañana y si Dios lo quiere, vamos a tomarlo. Después, deberemos tomar el control de la carretera al aeropuerto", explicó.

"Pero hoy estamos de fiesta. Es una gran victoria. Les digo a todos los dictadores del mundo: abandonen el poder y dejen vivir en libertad a sus pueblos", agregó.

Toda la ciudad explotó de alegría con el anuncio de la toma de la residencia. Tras la ruptura del ayuno del Ramadán, familias enteras recorren en coche la ciudad, haciendo sonar los cláxones y mostrando las banderas tricolor en señal de alegría.

"Somos libres", gritaban numerosas mujeres desde los coches.

En un mensaje sonoro, Gadafi vuelve a aparecer en escena para decir que ha abandonado "por razones tácticas" su residencia, aunque muchos tripolitanos no pudieron escucharlo porque numerosos barrios de la capital siguen sin electricidad.

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