Mubarak seguirá en el poder hasta septiembre
El presidente egipcio anuncia que delegará poderes en el vicepresidente, Omar Suleiman, pero que no dejará el poder hasta las próximas elecciones.
Intenta resistir en el poder, a pesar de la enorme presión popular. Contra todas las expectativas, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, eludió renunciar ayer a la Presidencia, tras 17 días de protestas masivas. Se limitó a proclamarse el primer defensor de las reclamaciones de los manifestantes antigubernamentales -con excepción de la demanda de su propia renuncia- y a encargar la conducción del proceso de transición hacia las elecciones de septiembre próximo a su vicepresidente, Omar Suleiman.
Hace poco más de una semana había rechazado públicamente renunciar antes del fin de su mandato, con el argumento de que así preservaría al país del caos. La insistencia de los manifestantes, que anoche sumaron más de un millón en la plaza Tahrir, le obligó a volver a dirigir un mensaje televisado, con nuevas concesiones. Pero no anunció su renuncia, como durante parte del día llegó a esperarse, sino que intentó ponerse al frente de las protestas. "Yo también fui joven", dijo el mandatario de 82 años, buscando su identificación con gran parte de los manifestantes.
"Me aferraré a proteger la Constitución y los intereses del pueblo hasta que se entregue el poder y la responsabilidad a quien elijan los electores en septiembre próximo", afirmó.
"Eso es lo que yo juré", afirmó Mubarak, quien se comprometió a un "traspaso pacífico" del poder. El jefe de Estado está sometido a presiones populares desde el 25 de enero pasado para que renuncie.
El presidente de la Cámara Baja del Parlamento, Fathi Sourur, aclaró que Mubarak ha traspasado algunas prerrogativas al vicepresidente, de acuerdo con las limitaciones constitucionales, pero conserva otras.
Entre las que conserva figura la reforma de la Constitución, la disolución del Parlamento y la disolución del Gobierno.
Casi nada más comenzar su discurso, que se fue retrasando durante toda la tarde, señal de que Mubarak estuvo negociando con el Ejército una salida a la crisis, cientos de miles de personas en la emblemática plaza Tahrir de El Cairo estallaron en un rugido: "¡Vete, vete!" .
Mostrando su decepción y su ira, la multitud que desde hacía horas abarrotaba el epicentro de la protesta en espera del discurso de Mubarak explotó en violentos gritos de "Te vamos a enterrar bajo tierra". El aire se impregnaba de agresividad en la plaza Tahrir y empezaron a oírse llamamientos entre la multitud a dirigirse al palacio presidencial y sacar a Mubarak de allí por la fuerza, haciendo temer una escalada descontrolada de la violencia.
Muchos de los congregados en Tahrir se quitaron los zapatos y los levantaron al aire mostrando la suela hacia la pantalla, un gesto de desprecio en el mundo árabe.
"Esto no nos lo esperábamos, pero nos da igual, porque hoy (Mubarak) volverá a tener al pueblo egipcio en las calles para exigirle que se marche", aseguró en Tahrir el comerciante Ahmed Merzawi.
En su discurso, Mubarak insistió en que "ha comenzado un diálogo nacional constructivo que ha dado lugar a un acuerdo de principios", que describió como el comienzo del camino para salir de la crisis. Asimismo, el mandatario manifestó también su intención de reformar cinco artículos de la Constitución y de suprimir un sexto, el 179, para facilitar la "alternancia en el poder" y abrir la puerta al fin de la Ley de Emergencia, vigente desde 1981.
Pero en la plaza Tahrir estas promesas no fueron bien recibidas y comenzaron a alzarse las voces para animar a la gente a que acudiera masivamente a la manifestación prevista para hoy para exigir la renuncia de Mubarak.
Por su parte, el vicepresidente Omar Suleiman se comprometió a garantizar una transición pacífica después de recibir delegados algunos poderes del presidente Hosni Mubarak. Suleiman calificó la situación que vive el país árabe de "momento decisivo".
Además, pidió a la gente reunida en la plaza Tahrir que regrese a sus casas y que no vea la televisión extranjera.
Durante toda la tarde se alimentaron los rumores de que Mubarak abandonaría finalmente la presidencia. El director de la CIA, Leon Panetta, afirmó a media tarde que "hay una gran probabilidad de que el presidente de Egipto abandone el poder esta misma noche".
A esa misma conclusión parecían llevar los comentarios de portavoces del Ejército quienes anunciaron a los manifestantes que todas sus reivindicaciones "serán atendidas", lo que daba a entender que se cumpliría la más importante: la salida de Mubarak. Sin embargo, todo quedó en un amago que alarga la agonía política de Hosni Mubarak.
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