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El caso Manning abre el debate sobre los secretos de Estado en una democracia

Algunos expertos lamentan que se quebranten derechos en aras de la seguridad, un argumento que justifica que muchos gobiernos actúen con más comodidad y amparo legal en la sombra.

El caso Manning abre el debate sobre los secretos de Estado en una democracia
Jairo Mejía (Efe)

22 de agosto 2013 - 12:20

La condena de 35 años a Bradley Manning y el caso de las filtraciones a WikiLeaks abrió el mundo al debate sobre el secretismo del Estado en una democracia tras años de lucha al terrorismo islámico a costa de ciertas libertades. Derrota para algunos y victoria suficiente para otros, lo que la sentencia contra Manning y el trato que recibió durante su detención han dejado claro es que tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 Estados Unidos es un país en una lucha interna entre libertad, justicia y secretos.

"He defendido a asesinos y pederastas" que han recibido sentencias menores que la de Manning, indicó en una rueda de prensa el abogado David Coombs, defensor del ex analista de inteligencia en Iraq de 25 años, quien podría, no obstante, optar a la libertad condicional dentro de unos siete años. En opinión de Coombs "el aparato de seguridad de Estados Unidos ha crecido exponencialmente desde el 11S...y lo que (en el caso de Manning) está en juego es cómo queremos vivir como país...cómo la historia nos mirará", algo de lo que Estados Unidos aún no se ha dado cuenta. Las reflexiones del letrado son las mismas que desde años se hacen muchos expertos, quienes lamentan que se quebranten derechos en aras de la seguridad, un argumento que justifica que gobiernos y Ejércitos actúen cada vez con más comodidad y amparo legal en la sombra.

Manning fue puesto en régimen de incomunicación y aislamiento desde su detención durante casi un año y pasó más de tres años a la espera de que se iniciara su juicio, que ha estado lleno de trabas para acceder a la información y al trabajo de la prensa. "El cáncer de la clasificación excesiva de documentos está dañando la misma fibra de nuestra sociedad", explicó Coombs, que alertó que a un nivel moral Estados Unidos está perdiendo la guerra contra sus enemigos.

La juez militar Denise Lind impuso una condena a Manning que ha contentado y decepcionado a opiniones de ambos bandos, ya que queda en el ecuador de los 60 años pedidos finalmente por la Fiscalía -primero exigió cadena perpetua- y los 25 años de máxima que consideraba adecuado la Defensa. No obstante, para activistas de la red de apoyo a Manning como Nathan Fuller la condena de es "escandalosa", ya que el soldado, que fue sentenciado también a ser expulsado del Ejército sin honores, debería ser "agradecido y liberado" por exponer crímenes de guerra con la cesión a WikiLeaks de más de miles de documentos clasificados. "El de hoy es un mensaje preocupante, que sugiere que es más grave exponer crímenes que cometerlos y que matar inocentes no va a impedir la política exterior estadounidense, pero exponer lo que hacemos en secreto sí", indicó en entrevista Fuller, quien ha asistido a todas las vistas del proceso en calidad de periodista.

Para Medea Benjamin, co fundadora del movimiento antibélico Code Pink, quien recientemente interrumpió al presidente Obama en un discurso sobre seguridad nacional hasta poner nervioso al mandatario "los que tienen al final el control son los militares, las industrias y las corporaciones".

Las filtraciones de Manning, quien dijo en un comunicado leído por su abogado que actuó "por amor" a su país y "sentido del deber", fueron históricas no solo por su tamaño, sino por revelar muertes de civiles en Iraq o Afganistán, operaciones secretas de la CIA o el modo de operar de la diplomacia estadounidense. Tanto la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, como el presidente Barack Obama condenaron unas filtraciones que generaron un terremoto a nivel internacional y que han inspirado a otros whistleblower o informantes como el ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), Edward Snowden.

Manning volverá a su celda en la cárcel de Fort Leavenworth (Kansas) con una condena de peso, pero también con la certeza de haber hecho historia, aunque solo el futuro dirá si cambió el rumbo de una democracia de referencia.

El soldado se mostró "confiado de que muchas de las acciones desde el 11S serán un día vistas bajo una luz similar" a la de otros abusos cometidos en la historia y de los que EEUU se ha disculpado.

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