Kiev vuelve al estado de 'shock'

A. Stein · B. Von Imhoff (Dpa) Kiev

20 de febrero 2014 - 05:03

Tras el día más sangriento en la historia reciente de Ucrania, Kiev sigue amenazada por la violencia. Los 5.000 manifestantes se agrupan en la central plaza de la Independencia (Maidan), epicentro de las protestas contra el Gobierno desde noviembre.

La Policía ataca continuamente con lanzaaguas a la multitud, que intenta protegerse con escudos, sin retroceder. Petardos y bombas incendiarias sobrevuelan con regularidad las filas de las fuerzas de seguridad, fuertemente armadas, mientras desde un escenario los oradores llaman a los opositores a resistir.

Y una y otra vez suena el himno nacional. Corales pastorales resuenan sobre la simbólica Maidan, donde hace sólo unas semanas dominaba el ambiente festivo y pacífico, pese a que continuamente por internet se extendían los rumores de un pronto asalto.

Las pocas personas que tenían que salir se movían precipitadamente por las calles, donde apenas se veía a mujeres y niños. En muchas esquinas agentes de tráfico vigilaban con armas automáticas.

El resto del centro parecía una ciudad fantasma, con las tiendas, escuelas, jardines de infancia y universidades cerradas, después de que las autoridades decretaran un día de descanso. También el metro estaba ayer cerrado, el principal medio de transporte en esta metrópolis populosa.

Muchos cuentan con que el presidente Viktor Yanukovich declarará pronto el estado de excepción para poder emplear al Ejército que hasta ahora se mantuvo al margen de la lucha de poder.

Con miedo, los familiares de los manifestantes esperaban noticias, aunque para muchos ya era demasiado tarde. "Nos hemos enterado por la radio de su muerte", contaba Taissiya Shchuzkaya al diario Westi sobre la muerte de su suegra durante los enfrentamientos. "Intentamos obtener información llamando por teléfono a los paramilitares, pero allí no nos dijeron nada", se quejaba.

La cifra oficial de muertos son 26 sólo en Kiev. Pero los analistas creen que hay más víctimas y además, más de 1.000 manifestantes y 300 efectivos de seguridad resultaron heridos, muchos de bala y de gravedad.

Todavía no está totalmente claro quién utiliza munición real y por qué, mientras corren rumores sobre la posible existencia de francotiradores o emisarios de Rusia en uniforme ucraniano. Lo que está claro es que las partes se culpan mutuamente del baño de sangre.

"Corren ríos de sangre", ilustraba el diario Ukraina Moloda los enfrentamientos en Kiev. Y el diario Segodnya ya habla de "guerra".

De momento no se prevé el fin de la violencia. Yanukovich se muestra irreconciliable. Aunque habló en un comunicado de un "gran dolor" y una "tragedia", eludió toda la responsabilidad y culpó únicamente a la posición liderada por el ex campeón de boxeo Vitali Klitschko, alegando que no controló a los radicales.

También los opositores al Gobierno se muestran indignados: no reconocen la culpa y no piensan en rendirse, sino que se muestran combativos hasta la victoria. "Sólo Yanukovich es culpable del terror y los asesinatos de ciudadanos pacíficos", dijo Klitschko en un mensaje de vídeo.

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