Hungría culpa a Alemania del caos en la estación de Keleti
Budapest reprocha a Berlín el efecto llamada con sus mensajes a los refugiados sirios
El Gobierno húngaro responsabilizó ayer al alemán del caos creado en la estación Keleti de Budapest, donde centenares de refugiados esperan desde hace días poder subir a trenes que los lleven a Alemania.
El ministro húngaro de Gobernación, János Lázár, dijo en rueda de prensa en Budapest que el Ejecutivo alemán mandó un mensaje a los sirios "prometiendo asilo".
"Alemania cometió errores de comunicación cuando mantuvo en una situación incierta a los refugiados" que quieren seguir hacia Europa Occidental, añadió.
Lázár insistió en que Alemania no aclaró su postura y que por eso "hubo inseguridad durante días".
La Embajada de Alemania en Hungría informó el miércoles de que se aplicarán las normas de la Convención de Dublín, según la cual la persona que busca asilo en la Unión Europea (UE) debe registrarse en el primer país comunitario al que llega.
Centenares de refugiados esperan desde hace días ante la estación de trenes Keleti de Budapest para poder seguir hacia Austria y Alemania, después de que el lunes las autoridades húngaras dejaran proseguir a los inmigrantes su rumbo.
Con signos de victoria y las sonrisas de una alegría que fue muy corta se despidieron ayer de Budapest cientos de refugiados camino de la ciudad de Sopron, cerca de la frontera con Austria, después de una mañana caótica de carreras, empujones y mucha incertidumbre.
El júbilo de los que iban en el tren duró poco, ya que las autoridades húngaras lo detuvieron en la localidad de Bicske, al oeste de la capital, donde los inmigrantes fueron trasladados a un cercano centro de acogida.
En los primeros momentos los empujones por entrar en los abarrotados vagones del tren con destino a Sopron generaron tensión y un grupo de afganos comenzó a pelearse dentro de un compartimento a correazos.
Los primeros en llegar fueron los más jóvenes de entre el más de millar de refugiados que malviven acampados en los aledaños de la estación, durmiendo al raso o en tiendas de campaña.
Algunas familias subieron a los vagones, pero otras con bebés y niños de corta edad decidieron esperar y ver cuál era la situación antes de meterse en el tren.
La Policía húngara intentó bajar a los estimados 300 refugiados, en su mayoría sirios, para trasladarlos en autobuses a un centro de acogida no especificado, aunque numerosos inmigrantes comenzaron a protestar, por no querer ir a un campamento.
Después de varios intentos fallidos, la Policía desistió y los refugiados se subieron de nuevo al tren, informó MTI.
La Policía húngara acudió al lugar con decenas agentes y con una veintena de vehículos, entre ellos autobuses.
Muchos de los 300 refugiados protestaron contra la medida, gritando "No camp! No camp!" (No al campamento).
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