Expulsados del jardín
El Ayuntamiento de Jerusalén amenaza con destruir varias viviendas árabes, lo que supondría la mayor expulsión de familias palestinas desde la guerra de 1967
La demolición de unas 90 viviendas árabes que Israel prevé llevar a cabo en un barrio adyacente a la Ciudad Vieja de Jerusalén ha puesto en pie de guerra a los palestinos, ya que el proyecto supondría la mayor expulsión de familias palestinas desde la ocupación hebrea del sector oriental de la ciudad.
Las órdenes de demolición, que conciernen a 88 viviendas de la urbanización Al Bustan, en el barrio de Silwan, fueron emitidas muchos años atrás, pero fue la semana pasada cuando las autoridades municipales israelíes recordaron a sus habitantes que se preparaban para ejecutarlas en breve.
Su destrucción, justificada en que fueron edificadas o ampliadas sin permiso israelí, dejaría en la calle a unas 1.500 personas, es decir, la expulsión más importante de Jerusalén Este desde que fue ocupado por Israel en 1967.
Los israelíes "quieren hechos consumados, puesto que consideran que se trata del sector más sagrado" de Jerusalén, afirma Hatem Abdelqader, consejero del primer ministro palestino, Salam Fayyad."Es un test para la nueva Administración estadounidense. Los israelíes quieren ver cómo reaccionará", agrega.
Al Bustan (jardín, en árabe) se encuentra en un valle que rodea las murallas de la Ciudad Vieja. Hasta 1967, sólo vivían allí algunos granjeros, pero centenares de personas se instalaron desde entonces.
Testigo de esa transformación, Abdelsalam Qaimeri, de 67 años, explica cómo hizo construir su casa en 1967, en la que vive desde entonces con su familia de 14 miembros. "Quieren echarnos para que los colonos judíos se instalen aquí. Pero no me moveré de mi casa", previene.
Silwan, donde viven más de 10.000 palestinos, es el lugar donde los judíos creen que se ubicó Ir David (La ciudad de David). Unas 60 familias judías viven actualmente en el corazón del barrio.
Tanto el ministerio del Interior como la alcaldía de Jerusalén rechazaron responder a las preguntas de la AFP.
En un comunicado, el alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, se limitó a indicar que las "construcciones ilegales son ilegales, poco importa dónde se encuentren. En este caso, se ubican en un sector previsto para los espacios verdes de la ciudad y no para el desarrollo residencial."
Para los palestinos, este proyecto pretende echarlos de Jerusalén Este, una parte de la Ciudad Santa que consideran como la capital de su futuro Estado.
La Autoridad Palestina protestó contra las órdenes de demolición, pidiendo la intervención del presidente estadounidense Barack Obama. Varios países europeos también han expresado su inquietud por la realización de este proyecto.
"Estamos muy preocupados por cualquier acción destinada a modificar el estatuto de los barrios de Jerusalén, en particular, en lugares como Silwan, tan cercanos a la Ciudad Vieja y a los lugares santos", dijo el cónsul británico en Jerusalén, Richard Makepeace, durante una visita al lugar en el que estuvo acompañado por varios responsables palestinos.
Los habitantes palestinos de Al Bustan admiten que construyeron o ampliaron las casas sin los permisos necesarios, pero aseguran que éstos son prácticamente imposibles de obtener de las autoridades municipales israelíes.
"Si me voy de aquí y construyo una nueva casa, los israelíes también la destruirán", deplora Naji Qafishe, que vive en un apartamento con sus dos hijos casados y sus familias.
Según el Comité Israelí Contra la Destrucción de Viviendas, en 2008 únicamente se concedieron 125 permisos de construcción en Jerusalén Este, de las 300 peticiones recibidas.
La organización israelí B'Tselem para la defensa de los derechos humanos afirma que desde 2004 las autoridades israelíes han ordenado la destrucción de más de 400 viviendas pertenecientes a familias palestinas en Jerusalén Este.
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