Escepticismo generalizado ante la paz 'prometida' entre israelíes y palestinos
Tras el optimismo generado el martes por el acuerdo entre israelíes y palestinos para alcanzar la paz antes de 2009, ayer ya surgieron las primeras dudas sobre cómo se podrá resolver en 13 meses un conflicto encarnizado que dura ya seis décadas.
Los líderes de Israel y los palestinos dieron inicio formal ayer en Washington, con auspicio del presidente George W. Bush, a las conversaciones de paz a través de las que pretenden llegar a un acuerdo antes de 2009.
Bush reiteró en la Casa Blanca que la paz en Oriente Próximo es "posible" y ofreció el apoyo total de su país para alcanzarla al mandatario palestino, Mahmud Abbas, y al primer ministro israelí, Ehud Olmert.
"No estaría acá si no creyera que la paz es posible, y ellos no estarían acá si no pensaran que la paz es posible", dijo Bush, flanqueado por sus dos invitados tras sostener ayer reuniones con ambos en la Casa Blanca.
Con Abbas y Olmert dispuestos a regresar a casa a confrontar el escepticismo sobre el proceso de paz, existente luego de siete años de estancamiento, el presidente estadounidense prometió su respaldo pleno y llamó al mundo a colaborar.
El acuerdo alcanzado ayer, como han puesto de manifiesto varios observadores, tiene mucho simbolismo, especialmente por el apretón de manos que se dieron Olmert y Abbas, tras siete años de desencuentros entre las partes.
La imagen de los dos mandatarios abrazados por Bush, recordó a la estampa que dejó su antecesor Bill Clinton cuando promovió en 1993 el acercamiento entre el líder palestino Yaser Arafat y el israelí Isaac Rabin.
Pero más allá del gesto, la comunidad internacional considera que el contenido del acuerdo es débil y poco ambicioso, pues sólo fija un calendario de negociación, que debe concluir antes de 2009, y deja fuera todos los elementos de confrontación que existen entre israelíes y palestinos.
The New York Times asegura ayer en un editorial que el contenido del acuerdo es "mínimo" y sólo cuenta con un logro: "la promesa de israelíes y palestinos de que iniciarán negociaciones inmediatas con el propósito de llegar a un tratado de paz a fines de 2008".
La conferencia multilateral de Annapolis "es un éxito modesto", dijo The Washington Post, para quien "el escepticismo que rodea estas nuevas conversaciones está justificado".
Los diplomáticos más veteranos recuerdan que hasta ahora, todo intento de negociación ha fracasado, especialmente por el enfrentamiento acerca de cuestiones que, ayer, ni siquiera fueron mencionadas en el comunicado conjunto.
Entre ellas, destaca la definición final de las fronteras del futuro Estado palestino, el futuro de los asentamientos de los colonos judíos en Cisjordania, el estatus de Jerusalén, y qué ocurrirá con los desplazados palestinos que se vieron obligados a dejar Israel, y que podrían no volver a su tierra natal.
Aunque es cierto que el acuerdo abre una nueva esperanza para la paz en Oriente Próximo, nadie duda, ni siquiera el propio Bush, que el camino es complicado.
"Fue un encuentro exitoso", pero "los pasos siguientes son realmente importantes, y va a dar mucho trabajo y tiempo y compromiso para mantenerlo en marcha", dijo la portavoz de Bush, Dana Perino, respecto a lo ocurrido en Annapolis.
"Entendemos el escepticismo de la gente tras varias décadas e intentos de tratar de sacar esto adelante", afirmó Perino.
Ahora, la pregunta que planea sobre el acuerdo de ayer es cómo se podrá resolver en tan escaso periodo de tiempo un conflicto que dura ya seis décadas.
Ello obligará a la Administración Bush a dedicarse con ahínco a un conflicto al que no ha prestado demasiada atención en los primeros años en la Casa Blanca, pero que ahora quiere que sea el principal legado de la recta final de su mandato.
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