El Ejército egipcio da 48 horas a los políticos para cumplir las demandas del pueblo

Anunciarán una hoja de ruta de actuación si no se oyen las protestas de la ciudadanía, pero puntualizan que el ultimátum no es "un golpe de estado" . Una nueva marea se concentra en la Plaza Tahrir contra la gestión de Mursi.

Efe

01 de julio 2013 - 17:28

El Cairo (Egipto)/Las Fuerzas Armadas de Egipto dieron un ultimátum de 48 horas a las fuerzas políticas para que asuman su responsabilidad y logren un acuerdo, tras las masivas protestas que piden la renuncia del presidente, Mohamed Mursi. En un comunicado difundido por la televisión estatal, el Ejército señaló que anunciará una hoja de ruta para el futuro y supervisará su aplicación "si no se realizan las reivindicaciones del pueblo en ese plazo". En ese sentido, reiteró su llamamiento del pasado día 23, cuando el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y ministro de Defensa egipcio, Abdel Fatah el Sisi, instó a todas las fuerzas políticas a que llegaran a un consenso para salir de la crisis.

Sin embargo, lamentó que en una semana no haya habido "ninguna iniciativa o acto", lo que -a su juicio- ha motivado la salida a las calles de los ciudadanos "con determinación, insistencia y libertad, de manera admirable". "Las Fuerzas Armadas dan 48 horas como la última oportunidad para que las fuerzas políticas asuman su responsabilidad en este momento histórico que atraviesa la patria, que no va a perdonar a ninguna fuerza que deje de asumir su responsabilidad", señala el comunicado. En el caso de que eso no ocurra, el Ejército consideró que se va a ver en la "obligación nacional e histórica de respetar las reivindicaciones del pueblo y anunciar una hoja de ruta y encargarse de aplicarla con la participación de todas las corrientes leales, incluidos los jóvenes (que impulsaron la revolución), y sin la exclusión de ninguna parte". Además, advirtió de que "la pérdida de más tiempo solo conseguirá más división y conflicto".

Las Fuerzas Armadas justificaron su postura en la necesidad de proteger la patria, ya que "la seguridad nacional del Estado está muy amenazada ante los acontecimientos que vive el país". También destacaron que las protestas que comenzaron ayer Mursi fueron "manifestaciones del pueblo que expresó su opinión y su voluntad de una forma pacífica y civilizada sin precedentes". "Es obligatorio que el pueblo egipcio reciba una respuesta a su llamamiento y que cada parte asuma su responsabilidad en estas circunstancias peligrosas que rodean a la patria", agrega la nota. No obstante, el Ejército puntualiza que "no va a ser parte del juego político ni del gobierno, y no aceptará salir de su papel estipulado en el sistema democrático auténtico, que deriva de la voluntad del pueblo". El pasado 23 de junio, las Fuerzas Armadas de Egipto ya advirtieron de que "no se quedarían calladas" si el país se deslizaba hacia un conflicto "difícil de controlar". Las masivas manifestaciones de ayer domingo en todo Egipto fueron las más multitudinarias que vive el país desde la revolución que derrocó el régimen de Hosni Mubarak, en febrero de 2012.

Las Fuerzas Armadas egipcias han desmentido que el ultimátum sea "un golpe militar". En un comunicado difundido en la página de Facebook del portavoz castrense, Ahmed Mohamed Ali, el mando supremo del Ejército señala que "la doctrina y la cultura de las Fuerzas Armadas no permiten la política de golpes militares'", y reitera que "no serán parte del juego político ni del gobierno". "A la luz de lo repetido por algunas personalidades en diferentes medios de comunicación, que intentan calificar el comunicado del mando general de las Fuerzas Armadas de golpe militar, la institución insiste en que su doctrina y su cultura no permiten el seguimiento de la política de 'golpes militares'", indica.

La euforia se desata en la Plaza Tahrir a favor del Ejército

Una ola de euforia desbordó la Plaza Tahrir de El Cairo, donde los manifestantes acogieron con los brazos abiertos el ultimátum de 48 horas que el Ejército dio a los grupos políticos para solucionar la crisis en el país. En la céntrica plaza, conocida por ser el epicentro de la revolución contra Hosni Mubarak, una explosión de júbilo siguió al anuncio de las Fuerzas Armadas. Familias enteras volvieron a marchar hacia ese centro de protestas, donde el ambiente seguía siendo pacífico y festivo como la víspera. ncluso personas como Sabrine Mahmud, que ayer se quedó en su casa por temor a un nuevo brote de violencia, decidieron hoy unirse a las concentraciones para pedir la renuncia del mandatario islamista.

"Estoy muy feliz con el Ejército. Está claro que Mursi tiene que irse", consideró a Efe esta joven empleada de una organización civil, que apareció junto a su madre para contagiarse de la atmósfera. Para expresar su gratitud a los militares, la multitud no dudó en aplaudir y gritar con más fuerza cada vez que sobrevolaban a baja altura helicópteros militares que portaban banderas de Egipto. Entre los manifestantes se extendió la idea de que el mensaje de las Fuerzas Armadas no es más que el aviso encubierto de que Mursi tiene que marcharse tras haber cumplido un año en el poder. Así lo consideró el jubilado Mustafa Ahmed, un confeso seguidor del expresidente Hosni Mubarak, que renunció en febrero de 2011 tras una revolución que duró dieciocho días.

"Mursi no es capaz de hacer política. Eso solo lo pueden hacer los militares", señaló Ahmed, que confió en que unas elecciones anticipadas den la victoria a Ahmed Shafiq, el ex primer ministro de Mubarak que cayó derrotado el año pasado por el islamista y que actualmente se encuentra en Emiratos Arabes Unidos. Ante la posibilidad de que la escena política egipcia pueda dar un giro copernicano en cuestión de días, los opositores quisieron mantener la presión en las calles contra Mursi, a quien acusan de monopolizar el poder en favor de los Hermanos Musulmanes y de no solucionar los graves problemas económicos del país. Las tarjetas rojas con la palabra Erhal (Vete, en árabe) volvieron a inundar la plaza Tahrir y otros puntos de la capital egipcia, que desde la revolución no habían vivido protestas tan multitudinarias. El estudiante de diseño Said Abdel Halim recordó que el Ejército es una institución que históricamente ha tenido un peso fundamental en los cambios políticos de Egipto.

Según Abdel Halim, se necesita una figura que sepa gobernar como en su día hicieron Mohamed Ali, considerado el padre del Egipto moderno, o el general Gamal Abdel Naser, líder nacionalista que presidió el país entre 1956 y 1970. "Las Fuerzas Armadas y el pueblo siempre han sido una sola mano", dijo el joven, en alusión al lema que se popularizó durante la revuelta contra Mubarak y que ahora parece cobrar un nuevo significado. Hace un año, la plaza Tahrir era escenario de la celebración por el triunfo de Mursi en las primeras elecciones democráticas tras la caída de Mubarak. Ahora, sumidos en el descontento, los manifestantes han vuelto su mirada al Ejército como garante de la estabilidad en un país que sigue sin encontrar la fórmula de una democracia que satisfaga a todos.

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