El juez nominado por Trump para el Supremo alardea de independencia entre protestas
Giro conservador de la Justicia en EEUU
Brett Kavanaugh defiende la separación de poderes y promete "mente abierta en todos los casos"
Los demócratas rechazan sus posiciones sobre el aborto o las armas
Washington/Brett Kavanaugh, el nominado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para convertirse en juez del Tribunal Supremo, defendió el martes la separación de poderes en el primer día del proceso de confirmación de su candidatura, en medio de protestas que incluso interrumpieron la sesión en el Senado.
"El Tribunal Supremo es la última línea de defensa de la separación de poderes y los derechos y libertades garantizadas en la Constitución", expresó Kavanaugh ante el Comité Judicial de la Cámara Alta, donde la oposición demócrata había criticado a Trump previamente por sus declaraciones polémicas sobre la Justicia.
El magistrado incidió en que el alto tribunal "nunca puede ser visto como una institución partidista", a pesar de que sus jueces son elegidos por el presidente y confirmados por el Senado.
Kavanaugh también prometió que mantendrá "una mente abierta en todos los casos", en un mensaje con el que parecía buscar el apoyo de las filas demócratas, entre las que ha surgido una gran preocupación por potenciales retrocesos en derechos sociales como el aborto.
En la sala y el edificio de las audiencias tuvieron lugar continuas protestas durante el día, unas manifestaciones en las que fueron detenidas 70 personas, según la Policía del Capitolio, y se entonaron consignas contra la posición de Kavanaugh en ámbitos como el aborto y el derecho a portar armas.
Entre los manifestantes se encontraba un grupo de mujeres que vestían inspiradas en la novela de El Cuento de la Criada, de la canadiense Margaret Atwood, y entre los detenidos se hallaba la actriz estadounidense Piper Perabo, según informó ella misma en Twitter.
Durante la primera hora y media de sesión la oposición demócrata pidió el aplazamiento de las audiencias para poder examinar 42.000 páginas de documentos sobre la labor de Kavanaugh en la Casa Blanca con el ex presidente George W. Bush (2001-2009).
Decenas de miles de páginas sobre este tramo de la vida profesional de Kavanaugh han sido solicitadas y denegadas a los demócratas, pero el lunes un ex abogado de Bush envió al Comité del Senado bajo la etiqueta de "confidencial" miles de documentos sobre este periodo.
Kavanaugh formó parte de la oficina del asesor legal de la Casa Blanca entre 2001 y 2003 y fue secretario de personal de la misma entre 2003 y 2006.
Algunos demócratas expresaron sus dudas ante un nominado por un presidente que entiende la Justicia como Trump, incluido el senador Patrick Leahy, quien recordó que la audiencia comenzaba un día después de que el mandatario insinuara que su fiscal general debía frenar investigaciones sobre los republicanos porque les perjudica.
La senadora progresista Kamala Harris enfatizó que Trump entiende el nombramiento de jueces del Supremo "como una herramienta para cumplir con su agenda".
Desde las filas conservadoras, el legislador Ted Cruz lamentó que "los esfuerzos de los demócratas sean para revertir la voz del pueblo en 2016".
El propio presidente reaccionó en su cuenta de Twitter a la audiencia de este martes para cuestionar la actitud de la oposición demócrata. "Dirán cualquier cosa y solo buscan infligir dolor y vergüenza a uno de los juristas más renombrados que haya estado nunca ante el Congreso. ¡Una pena!", dijo el mandatario.
Uno de los momentos que más espectación provocó durante el día fue cuando Fred Guttenberg, padre de una de las víctimas de la matanza de Parkland (Florida), en la que murieron 17 personas en febrero pasado en una escuela de secundaria, extendió la mano para saludar a Kavanaugh y este le dio la espalda.
Entre las personas que se encargaron de presentar a Kavanaugh ante el comité resaltó Condoleezza Rice, ex secretaria de Estado de Bush entre 2005 y 2009 y que coincidió con Kavanaugh en la Casa Blanca.
El magistrado conservador fue escogido por Trump el pasado 9 de julio tras la jubilación de Anthony Kennedy, juez derechista moderado del alto tribunal.
Kavanaugh está llamado a consolidar un giro al conservadurismo en la corte más importante de EEUU, compuesta por nueve jueces que ocupan puestos vitalicios y que son nombrados por el presidente y confirmados por el Senado, donde los republicanos tienen una raquítica mayoría de 51 frente a 49 de los demócratas.
Las audiencias en el comité continuarán en un principio hasta el viernes y posteriormente la candidatura se debatirá en la Cámara Alta.
Un nuevo libro retrata a un presidente errático en una Casa Blanca a la deriva
El nuevo libro del periodista Bob Woodward perfila una Casa Blanca llena de asesores alarmados y frustrados que intentan contener a diario los impulsos más extremos del errático e iracundo Donald Trump, en un retrato del Ala Oeste que ha irritado al mandatario. La publicación este miércoles de un adelanto de Fear: Trump in the White House (Miedo: Trump en la Casa Blanca), que saldrá a la venta el 11 de septiembre, sacudió Washington y provocó una enérgica respuesta del presidente, quien tachó la obra de "repugnante". "No es más que otro mal libro. (Woodward) ha tenido muchos problemas de credibilidad", dijo el martes Trump en una entrevista con la publicación conservadora The Daily Caller. El veterano periodista, cuyo trabajo sobre el caso Watergate contribuyó a la dimisión del presidente Richard Nixon (1969-1974), ha explicado que basó su libro en entrevistas con testigos de los entresijos de la Casa Blanca, que hablaron bajo condición de anonimato. Uno de los temas principales es la supuesta incompetencia de Trump a la hora de lidiar con crisis internacionales, como el presunto ataque químico que las fuerzas leales al presidente de Siria, Bachar al Asad, lanzaron en abril de 2017. "¡Matémoslo de una puta vez (a Al Asad)! Hagámoslo. Metámonos ahí y matemos a toda esa puta gente (sic)", exhortó Trump en una conversación telefónica con su secretario de Defensa, James Mattis, según un extracto del libro publicado por el diario The Washington Post. El jefe del Pentágono respondió que se pondría a ello, pero al colgar el teléfono, le dijo a un asesor que no harían "nada de eso", y que en cambio organizarían una respuesta "mucho más contenida": el bombardeo contra una base aérea siria que Trump ordenó finalmente.
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