Berlusconi insiste en reclamar elecciones anticipadas en Italia
El líder de Forza Italia y el del Partido Demócrata, Walter Veltroni, exponen al presidente sus divergentes opiniones sobre cómo resolver la crisis del Gobierno
El líder de Forza Italia, Silvio Berlusconi, y el del Partido Demócrata, Walter Veltroni, las dos principales formaciones política de Italia, expusieron ayer al presidente del país, Giorgio Napolitano, sus divergentes opiniones sobre cómo resolver la crisis de Gobierno.
Berlusconi insistió, tal y como ha hecho en días anteriores, en la convocatoria inmediata de elecciones, aunque en una rueda de prensa negó haber presionado con la amenaza de convocar a un millón de personas en la calle si no se atendía a sus exigencias. "Ha sido una desinformación plena, total y diría que vergonzosa", afirmó Berlusconi, que atribuyó a los periodistas la malinterpretación de sus palabras.
El líder de la oposición dijo que no hay necesidad de nombrar un Gobierno de transición que apruebe una nueva ley electoral, una de las posibilidades que sopesa Napolitano y que ha sido solicitada por la mayoría de partidos.
"Pensamos que la ley actual puede garantizar una mayoría que permita gobernar los próximos cinco años", señaló Berlusconi, quien explicó que la inestabilidad del Gobierno de Romano Prodi se debió principalmente a lo ajustado de los resultados de los últimos comicios.
Por su parte, Veltroni, cuyo partido es la columna vertebral de la coalición del Gobierno de Prodi, expresó a Napolitano la necesidad de llevar a cabo varias reformas antes de ir a las urnas.
El actual alcalde de Roma hizo dos propuestas al jefe del Estado: "fijar la fecha de las elecciones para la primavera de 2009 y, mientras tanto, realizar una serie de reformas institucionales y constitucionales necesarias."
Entre tales cambios, Veltroni habló de la reducción de escaños en la Cámara de los Diputados y el Senado, una reforma del sistema bicameral, una nueva ley electoral y mayores atribuciones al primer ministro. La segunda opción de Veltroni es la de fijar las elecciones para junio, pero antes cambiar sólo el sistema electoral. "Nuestras propuestas no son una perdida de tiempo ni una voluntad de dilación, sino la voluntad de dar a Italia la garantía de que cuando vaya a los comicios comienza algo nuevo, ya que si se va a las elecciones inmediatas se vuelve a lo antiguo", explicó.
A favor de las reformas se ha mostrado casi todo el centro político, incluidos los democristianos, y casi toda la izquierda, mientras que la derecha y la extrema derecha son partidarias de la convocatoria inmediata de elecciones, convencidas de su triunfo.
Fuera de la política, el mundo económico, representado por la patronal, también está a favor de la reforma del sistema electoral.
La patronal, incluso, propone la creación de un Gobierno de transición que tenga otros encargos en cartera, como un pacto social, que reduzca los impuestos a las empresas, mejore la productividad y permita aumentar los salarios de los trabajadores.
Esa petición la hizo el lunes el presidente de Confindustria, Luca Cordero de Montezemolo, después de que el Banco de Italia diera a conocer un informe que revela que las familias con un solo trabajador no han visto crecer sus ingresos desde el año 2000.
Napolitano se entrevistó ayer también con tres antecesores en su cargo: Francesco Cossiga, Oscar Luigi Scàlfaro y Carlo Azeglio Ciampi. Con esas reuniones se dan por concluidas las consultas y Napolitano tendrá que anunciar qué hacer, aunque el Palacio del Quirinal, sede de la Jefatura del Estado, no ha indicado de momento si la decisión será dada a conocer hoy.
Napolitano tiene que elegir entre las distintas posibilidades que se le plantean, principalmente dos: convocar elecciones o encargar la creación de un nuevo Gobierno. Sobre esa segunda opción puede escoger entre varias versiones, aunque la principal es un Gobierno de carácter técnico.
Mientras tanto, en la prensa italiana continúan las conjeturas acerca de todas las posibilidades para salir del laberinto en el que se ha convertido la política del país. Así, se plantea que si hay un Gobierno de transición en el país el primer ministro sería un hombre de consenso. Entre los nombres a ese puesto figura el ministro del Interior, Giuliano Amato, y el presidente del Senado, Franco Marini. Pero si finalmente se concurre a unas elecciones, lo que se sopesa es ver cómo quedarán las coaliciones futuras y la fecha en que se podrían celebrar.
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