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Berlín se engalana para celebrar el 20º aniversario de la caída del Muro

Bon Jovi o Daniel Barenboim acompañarán a los líderes de todo el mundo para conmemorar el fin de la Guerra Fría. U2 ha ofrecido un concierto gratuito.

Berlín se engalana para celebrar el 20º aniversario de la caída del Muro
Rosa Aranda (Dpa)

05 de noviembre 2009 - 20:00

Berlín se volcará el lunes en la celebración del vigésimo aniversario de la caída del ominoso Muro que dividió la ciudad y el mundo durante 28 años con un programa que citará a los mandatarios de la Unión Europea, a varios premios Nobel de la Paz y a artistas como Daniel Barenboim, Bon Jovi o la banda irlandesa U2.

Todo está listo para que el lunes por la tarde tenga lugar la denominada Fiesta de la Libertad, que arrancará con un concierto de la Staatskapelle bajo la batuta del argentino-israelí Daniel Barenboim ante la emblemática Puerta de Brandeburgo, símbolo por antonomasia de la división de Alemania y de la Guerra Fría.

A continuación harán su aparición las personalidades políticas invitadas por la canciller Angela Merkel. Hasta ahora confirmaron su asistencia el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero; el de Francia, Nicolas Sarkozy; su homólogo ruso, Dmitri Medvedev; el primer ministro británico, Gordon Brown, y la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, dado que el presidente Barack Obama no puede acudir por problemas de agenda.

Tampoco faltarán a la celebración de ese hito histórico que terminó por hundir el comunismo en Europa central y del este el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y los premios Nobel de la Paz Kofi Annan, Muhammed Yunus y el ex presidente soviético Mijail Gorbachov, entre otros.

Todos ellos atravesarán la Puerta de Brandeburgo de este a oeste, repitiendo lo que miles de personas hicieron aquella noche del 9 de noviembre de 1989, agolpándose en los controles fronterizos de la extinta República Democrática Alemana (RDA) para pisar por primera vez suelo occidental.

Tras las palabras de Merkel, del alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, y de Sarkozy, Medvedev, Brown y Clinton, se dará paso a uno de los actos más significativos: el derribo de un dominó gigante compuesto por mil piezas de más de dos metros de altura decoradas y distribuidas desde la Potsdamer Platz hasta la Cámara baja del Parlamento alemán, el Reichstag, una franja de 1,5 kilómetros por la que pasaba el Muro.

El ex presidente de Polonia y Premio Nobel de la Paz Lech Walesa será el encargado de empujar la primera pieza en esa Acción Dominó, que comenzará a la misma hora en la que el 9 de noviembre, veinte años atrás, se abrieron las fronteras de la acorazada RDA. El millar de fichas que lo forman ha sido decorado por estudiantes, artistas y otras personalidades, y ya fue mostrado parcialmente en países en los que aún existen barreras, como es el caso de Israel, los territorios palestinos, Chipre y México.

El derrumbe se interrumpirá dos veces para emitir en pantallas gigantes vídeos de los momentos clave que permitieron que la cúpula de la RDA cediera a las presiones populares. En esos intervalos se dará paso también a actuaciones musicales y a los discursos oficiales de Gorbachov y del ex ministro de Relaciones Exteriores de la Alemania occidental Hans Dietrich Genscher.

Por último y ante la enorme multitud que se espera acuda al acto, la banda Bon Jovi interpretará el tema We weren't born to follow, dedicada a la Revolución pacífica en Alemania, y Paul van Dyk, elegido como mejor DJ del mundo, cantará We are one, un himno por la paz en versión electrónica creado en colaboración con músicos alemanes y extranjeros. Todo terminará con un espectáculo de fuegos artificiales antes de que Merkel agasaje a sus huéspedes con una cena en la Cancillería.

Pero hasta el día 9, los visitantes tienen suficiente que hacer en Berlín. Exposiciones, coloquios y espectáculos de todo tipo se suceden estos días en todos los rincones de la capital alemana.

Desde hace semanas, todos los domingos un grupo de testigos de la época, tanto del Berlín oriental como del occidental, realiza rutas personales por los cinco principales barrios de la capital alemana, que quedaron divididos durante casi tres décadas y que esconden historias estremecedoras. También se puede participar en las visitas guiadas en bicicleta o en el icono de la Alemania comunista, el Trabi, que recorren los principales puntos por los que se extendía "el muro de la vergüenza".

Además, desde principios de año se instalaron por toda la ciudad paneles informativos sobre lo ocurrido en 1989. La más interesante de esas muestras es la de la Revolución Pacífica, ubicada al aire libre en la Alexanderplatz, corazón del antiguo Berlín oriental. Otra exhibición importante, ante la Estación Central, visualiza el cambio experimentado por la ciudad en las últimas dos décadas.

A ello se suman las decenas de exposiciones especiales que pueden visitarse en gran parte de los museos de la capital. La cárcel de la policía secreta de la RDA, la Stasi, en Hohenschonhausen, el Museo de los Aliados en Reinickendorf y el Museo del Muro en la Bernauerstrasse, entre otros, esperan estos días un importante flujo de visitantes. También las cadenas de televisión, públicas y privadas, dedicarán hasta el 9 de noviembre un espacio prioritario al Muro.

Otras fiestas no oficiales son las que proponen el fin de semana numerosas discotecas de la capital, sobre todo aquellas del este de la ciudad que ya no funcionan como tales, como E-Werk y Café Moskau, pero que se convirtieron en auténtico mito por el papel que desempeñaron en las décadas de los 80 y 90.

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