Alegría y amor, emociones de la campaña electoral que evocan al Chile de 1988
Los chilenos se pronuncian el domingo en las urnas sobre la nueva Constitución
Santiago de Chile/Una icónica campaña televisiva, alegre y colorida, contribuyó a que, contra todo pronóstico, los chilenos votasen en el histórico plebiscito de 1988 en contra de que el dictador Augusto Pinochet siguiese en el poder.
Al más puro estilo del "pensamiento positivo", los anuncios a favor del no a Pinochet llevaron luz a los salones de miles de chilenos y, en vez de centrarse en las desgracias provocadas por el régimen, contaron las bondades de lo que podía ser una vida en democracia.
"¡Chile, la alegría ya viene!", fue la estrofa principal de la canción más famosa de aquella exitosa campaña, cuyo logo fue un arcoíris y cuya historia llevó a la gran pantalla Pablo Larraín en una premiada película en 2012.
Para Claudio Elórtegui-Gómez, de la Universidad Católica de Valparaíso, aquella campaña es "irrepetible" porque ocurrió "en un mundo sin redes sociales, con una televisión dominadora de la agenda masiva y con un nivel de miedo y dolor propio de una dictadura sangrienta que condicionaba la recepción de los contenidos políticos".
"Fue un hito de la televisión mundial. Una ventana de sueños posibles y libertad de expresión", apuntó a Efe.
"Recházala por amor"
Más de 34 años después, la emocionalidad a la que apeló aquella "franja" -nombre con el que se conoce a las campañas televisivas en Chile- ha sido recuperada para otro referéndum decisivo: el que se celebrará el próximo domingo sobre la propuesta de nueva Constitución que busca sustituir a la actual, heredada de la dictadura (1973-1990).
"La franja no tiene la relevancia que tenía en el 88, cuando todo Chile se paralizaba delante de la tele, pero sigue teniendo valor simbólico, sobre todo en votaciones tan cruciales como ésta", dijo a Efe Claudia Heiss, de la Universidad de Chile.
La palabra amor es una de las que más se ha repetido en esta campaña, que finaliza este jueves, sobre todo en los anuncios de los que buscan rechazar el texto, donde se ha usado como lema el eslogan "Recházala por amor".
La derecha y parte del centro creen que la propuesta, que consagra un nuevo catálogo de derechos sociales y fue redactada durante un año por una convención con paridad de género y de tendencia progresista, es "radical" y "no une a los chilenos".
"Esta propuesta de Constitución está mal hecha porque se hizo con un sentimiento equivocado: la rabia. La rabia lo oscurece todo (...) Otra cosa es el amor. Un rechazo con amor es una nueva oportunidad", se dice en uno de los anuncios.
La izquierda, en cambio, considera que el nuevo texto ayudará a construir "un país más justo", aunque se ha comprometido a moderar los aspectos más polémicos, como la plurinacionalidad o la justicia indígena.
"Uno espera de una campaña de derechas algo más programático y lo que hemos visto es emocional, mientras que la del apruebo es todo lo contrario", subrayó a Efe Mario Herrera, de la Universidad de Talca.
"No son pinochetistas"
Para Heiss, lo que más llama la atención es que la opción del rechazo ha hecho una campaña que "no es de derechas", dirigida al centro y en la que no han aparecido los políticos más conservadores, sino rostros de la antigua Concertación, el bloque de centro que gobernó tras la dictadura.
"Quieren mandar el mensaje de que los que rechazan no son pinochetistas", añadió.
Un anuncio con la senadora democristiana Ximena Rincón y la actriz Javiera Parada, hija de una víctima emblemática de la dictadura, que alude a la campaña del plebiscito del 88 ha levantado ampollas.
"Hace 35 años dijimos que no para tomar el camino de la democracia. Hoy volvemos a decir que no para tener la Constitución que Chile merece. Votamos rechazo para tomar el camino de una Constitución que nos una", cuentan en el anuncio.
Varios de los creadores de aquella franja, como Eduardo y Eugenio Tironi, publicaron una carta en el diario local El Mercurio calificando el vídeo de "grosería": "Cada cual es libre de elegir una opción (...) pero igualar lo que está en juego este 4 de septiembre con la gesta del no (en 1988) es francamente una grosería".
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