El debate para la reducción de emisiones de los coches empieza con una Europa dividida
Bruselas
Alemania es partidaria de una reducción de emisiones más suave, mientras que Francia quiere endurecer las políticas medioambientales. Ahora los 28 se tienen que poner de acuerdo.
Bruselas/Los ministros de Medio Ambiente de la Unión Europea tratarán este martes de alcanzar un acuerdo sobre el objetivo de reducción de emisiones para vehículos ligeros (turismos y furgonetas) en 2030, un debate que se prevé largo porque los socios comunitarios están divididos en dos bloques liderados, respectivamente, por Francia y Alemania.
Berlín encabeza el grupo de Estados miembros que considera que ir más allá de la propuesta de la Comisión Europea -que planteó un recorte del 30% de las emisiones de CO2 para 2030 con respecto al nivel de 2021- significa poner en peligro el futuro de la industria automovilística europea. Otros países productores, como Bulgaria, República Checa, Rumanía y Hungría.
Algunos de estos países, explican fuentes europeas, consideran incluso que la propuesta de Bruselas "supera lo razonable", pero tendrán enfrente a otro grupo de países que, liderados por París, cree que el planteamiento del Ejecutivo comunitario no es lo suficientemente ambicioso. Acompañan a Francia en este sentido Reino Unido, Italia, Austria, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y los países nórdicos.
España, por su parte, comparte "plenamente" el objetivo de avanzar en la descarbonización del transporte en vehículos ligeros, según fuentes diplomáticas, por lo que el Gobierno es partidario de una mayor ambición en los objetivos. No obstante, las mismas fuentes han precisado que lo importante es que los Veintiocho logren un consenso en este asunto, porque de lo contrario "se estaría dando un golpe muy serio a la propuesta".
En este contexto, el objetivo de la reunión del martes es "echar toda la carne en el asador" con la intención de que los gobiernos de la UE puedan pactar una posición común para que puedan empezar las negociaciones con el Parlamento Europeo. La Eurocámara fijó la semana pasada su posición negociadora, en la que aboga por un recorte de las emisiones del 40% en 2030, con un objetivo intermedio del 20% en 2025.
El núcleo del debate será precisamente el nivel de reducción de emisiones que pidan los Veintiocho al finalizar la próxima década y que, salvo sorpresa, se situará entre el 30% planteado por Bruselas y el 40% defendido por los eurodiputados. La clave de toda esta discusión es la velocidad con la que la UE quiere avanzar hacia un transporte con emisiones contaminantes bajas o nulas.
Los partidarios de un recorrido más lento hacia la descarbonización defienden que, con objetivos menos ambiciosos, se podrían salvar miles de puestos de trabajo que, con una evolución más rápida se extinguirían. Abogan, por tanto, por incrementar la cuota de vehículos híbridos enchufables, que tienen tanto un motor con batería eléctrica como otro de combustión, en detrimento de un avance más acelerado de los vehículos completamente eléctricos.
Por contra, los países más ambiciosos creen que la UE debería imponerse a sí misma unas metas más elevadas para cumplir con los compromisos asumidos en el Acuerdo para el Clima de París. Y también para entrar lo antes posible en el mercado de fabricación de vehículos eléctricos, en el que ya están adelantados China y Estados Unidos.
Aunque será la deliberación más importante del encuentro, los ministros de Medio Ambiente también tendrán un primer intercambio sobre la reducción de emisiones contaminantes de vehículos pesados, como camiones y autocares, aunque en este caso sólo buscan "impulsar y dinamizar" las negociaciones a nivel técnico.
Fuera de los puntos legislativos, los Veintiocho adoptarán unas conclusiones que fijarán la posición del bloque comunitario en la COP 24 de Katowice (Polonia) y otras sobre biodiversidad.
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