¿Por qué uno de cada cuatro puntos de carga públicos para vehículos eléctricos no están operativos?

A finales del año pasado España contaba con 180.000 vehículos eléctricos. Uno año después, pesar de dificultades como el incremento de los tipos de interés y el escaso funcionamiento del programa de ayudas, las ventas de coches eléctricos siguen creciendo de forma imparable. Entre eléctricos e híbridos, en España circulan ya más de un millón de vehículos eficientes.

El objetivo es que en 2030 lo hagan cinco millones de vehículos, pero para ellos será fundamental maximizar el uso de la energía disponible.

Entonces, ¿por qué uno de cada cuatro puntos de carga públicos para vehículos eléctricos no están operativos? Aquí os lo explicamos de la mano de Charge Amps, proveedor pionero en soluciones de carga para vehículos eléctricos que opera en nueve países, entre ellos España.

De los 26.718 cargadores registrados en España, hay 6.475 inactivos, según la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC). El principal obstáculo para que se dé este preocupante dato es el abastecimiento energético y una solución para proporcionar un servicio eficaz a los usuarios pasa por la instalación de puntos de carga de menor potencia en zonas urbanas y semiurbanas, en sitios donde no se requiera una carga tan rápida.

Centros comerciales, zonas de ocio o plazas de parking en alquiler, donde los usuarios dejan estacionados sus vehículos durante varias horas. "El reto está en que, por cada dos cargadores en corriente alterna (CA) que se instalan hoy, en breve se instalarán veinte, pero la energía disponible no puede multiplicarse de la misma forma al ser un recurso limitado”, comenta Henrik Bergman, director regional de Charge Amps en España. "Urge emplear sistemas inteligentes que optimicen este recurso”, sentencia Bergman.

La importancia del sistema inteligente

Estas soluciones de carga inteligentes permitirían aprovechar hasta el 100% de la energía contratada porque el principal recurso para adaptar la distribución de la energía del sistema convencional es es subir y bajar la potencia eléctrica entre coches sin redistribuir la carga y con una carga más lenta que puede hacer desesperar a los usuarios.

“Para solventar esa ineficiencia, se puede optar por dos soluciones ineficaces. Una es instalar más cargadores, lo que conlleva un gasto adicional. La otra es contratar más potencia, lo que supone aumentar el gasto de la factura de la luz, e incluso puede resultar imposible dado que las energéticas tienen un límite de abastecimiento”, explica Henrik Bergman.

Usar los sistemas inteligentes harían disminuir radicalmente la necesidad de tener que contratar más energía. Más vehículos recibirían carga al mismo tiempo, se reduce el desaprovechamiento de la energía y se puede rentabilizar mejor la potencia contratada.

Sólo así el sector de la movilidad podrá conseguir el compromiso que tiene de alcanzar la neutralidad en carbono para 2050.

En 2035 todos los vehículos y furgonetas nuevas deberán ser neutras en carbono y las soluciones inteligentes permiten utilizar hasta el 100% de la energía disponible y maximizar el número de vehículos que cargan al mismo tiempo.