La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El rey brilla al defender lo obvio
Movilidad sostenible
Bruselas se mantiene firme en su compromiso con los objetivos del Pacto Verde Europeo, que prevé una reducción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero para mediados de este siglo. Para ello se prohibiría la venta de coches de combustión en el territorio comunitario en 2035.
Esta es la posición que defenderá el próximo comisario europeo de Acción por el Clima, Wopke Hoekstra, durante las audiencias en el Parlamento Europeo que tendrán lugar a lo largo del mes de noviembre. Según recogen las agencias, en los documentos internos el neerlandés asegura que "no se puede ni se debe dar marcha atrás" en los planes de prohibición, criticada por los fabricantes en un momento en el que se enfrentan a una caída acelerada de las ventas de coches eléctricos y el aterrizaje de la competencia procedente de China.
La propuesta, que fue aprobada por el Parlamento Europeo y los Estados miembros, establece que todos los automóviles nuevos vendidos desde entonces deberán ser cero emisiones, lo que implica el fin de los motores que funcionan con combustibles fósiles como la gasolina y el gasóleo. Esta medida es parte del paquete legislativo “Fit for 55” presentado en julio de 2021 y que tiene como objetivo reducir las emisiones en al menos un 55 por ciento para 2030 en comparación con los niveles de 1990.
A pesar de las advertencias de la industria automotriz sobre el impacto económico de esta prohibición -a excepción de Renault, todos los grandes grupos han previsto un recorte de sus beneficios de cara al cierre del ejercicio y, de hecho, Volkswagen, el mayor empleador privado de Alemania, está considerando el cierre de plantas allí por primera vez en su historia-, Bruselas considera que la transición hacia los vehículos eléctricos es crucial para cumplir con los compromisos climáticos asumidos en el Acuerdo de París.
Sin embargo, la Comisión Europea ha respondido que los fabricantes han tenido tiempo suficiente para adaptarse a las nuevas normativas, destacando que muchos ya han comenzado a invertir fuertemente en la producción de vehículos eléctricos. Además, argumenta que la prohibición podría generar nuevas oportunidades de empleo en sectores como la fabricación de baterías y el desarrollo de infraestructuras de carga, que serán clave para el éxito de los coches eléctricos.
Al tiempo, la patronal europea de los fabricantes (ACEA) advertía en uno de sus últimos comunicados de que el sector podría enfrentarse a multas por valor de hasta 15.000 millones de euros en 2025 cuando entrarán en vigor parte de las normas comunitarias destinadas a la reducción de las emisiones de gases contaminantes, concretamente, de hasta un 15 por ciento con respecto a los niveles de 2021.
Uno de los temas más debatidos en torno a la prohibición de los vehículos de combustión es el papel de los combustibles sintéticos, también conocidos como e-fuels. Alemania, junto con otros países que tienen una fuerte industria automotriz, ha insistido en que estos combustibles sínteticos pueden ser una alternativa viable para reducir las emisiones sin necesidad de eliminar completamente los motores de combustión interna.
La UE ha dejado una pequeña puerta abierta para los vehículos que funcionen con ellos, pero bajo condiciones muy estrictas. Según la normativa actual, solo aquellos coches que no emitan CO2 durante su uso podrían estar exentos de la prohibición. Esto ha generado un intenso debate sobre la efectividad de los e-fuels, ya que su producción aún es costosa y su impacto ambiental sigue siendo motivo de controversia.
Mientras algunos países como Francia y Países Bajos apoyan firmemente la prohibición de los motores de combustión, otros, como Italia y Polonia, han expresado su preocupación por el impacto que podría tener en sus economías.
"Europa necesita una visión pragmática, la visión ideológica ha fracasado. Tenemos que reconocerlo", llegó a comentar el ministro de italiano de Industria, Adolfo Urso; en tanto que su homóloga austriaca, Leonore Gewessler, asegurór que el futuro de la industria del automóvil "es eléctrico" y añadiendo que Europa no podría permitirse quedarse atrás en esta nueva oleada de innovación tecnológica "como sucedió con el desarrollo del smartphone".
El informe de Hoekstra sostiene que las nuevas reglas crean "previsibilidad para inversores y fabricantes" y son esenciales para que el bloque alcance sus objetivos de reducción de emisiones de dióxido de carbono, así como para "fortalecer la competitividad de la industria de la automoción de la UE".
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