Volkswagen ID.4, el SUV eléctrico con más de 550 km de autonomía

Dos conceptos tan de moda como coche eléctrico y SUV son los que definen al Volkswagen ID.4, una propuesta de cero emisiones, cinco plazas y un maletero que supera los 563 l con potencial suficiente para convertirse en el coche principal, y quizá único, de una unidad familiar dadas su autonomía y posibilidades de recarga. Según versiones, puede recorrer 344 y 552 km sin recargar dependiendo de si la batería es de 52 o 77 kWh de capacidad útil y amplía sus posibilidades con un potencial de recarga rápida de hasta 100 kW que puede evitar eternizarse en una estación de servicio mientras se recarga la batería antes de poder continuar la marcha.

En su construcción se emplea la plataforma modular eléctrica MEB del Grupo Volkswagen estrenada en el ID.3 y con interpretaciones dentro del grupo, como el existente Skoda Eniaq iV o el inminente Cupra Tavascan. Como resumen, se trata de un conjunto extraordinariamente versátil en sus dimensiones, en propuestas mecánicas y en la implementación de una tecnología de información que favorecerá tanto actualizaciones remotas como la conexión entre vehículos y de estos con las infraestructuras mediante la tecnología Car2X, abriendo así un camino real, aunque todavía lejano, hacia la conducción plenamente autónoma.

En el caso del ID.4 estamos hablando de una estructura de 2,77 m entre ejes y 4,6 m de longitud que le sitúan a mitad de camino de Tiguan y Tiguan Allspace, las dos propuestas SUV de motor térmico de la marca y a los que se constituye como alternativa. Pero, a diferencia de ellos, se trata de un vehículo de propulsión trasera, con el motor situado sobre aquel eje, una capacidad de giro sorprendente (10,2 m de diámetro) para un automóvil de estas dimensiones y ese refinamiento de conducción que favorece la electrificación en cuanto a suavidad de funcionamiento y entrega inmediata de par.

Baterías y precios del ID.4

La batería va colocada bajo el suelo del habitáculo y, consecuentemente, no sólo contribuye a mantener un centro de gravedad muy bajo, sino que también favorece el aprovechamiento del espacio interior al evitar un túnel central que reduzca la plaza central. Supone el elemento clave del coche eléctrico tanto por los kilómetros que permite recorrer sin recargar y, menos conocida, su importancia como factor limitante del rendimiento del motor.

Un conductor tipo de coche eléctrico posiblemente responda a un patrón de uso predecible en sus recorridos —ir a trabajar, niños, deporte, compra, etc— y, consecuentemente, sabrá conocerá sus necesidades. De ahí que pueda iniciar su proceso de compra escogiendo inicialmente el tamaño de batería, para después pensar en la potencia del motor y finalmente elementos complementarios como variantes comerciales, packs de equipamiento, llantas.... En el ID.4 la batería de menor capacidad se va a los 52 kWh de capacidad útil y se asocia a dos motores diferentes, de 109 y 125 kW de potencia (35.875 y 38.085 euros respectivamente). Su recarga puede hacerse por corriente alterna, con potencias de 7,4 kW o continua, con 50 kW en las propuestas Pure (100 kW los City y Style que añaden equipamiento de confort y ayudas a la conducción ampliando la horquilla de precios hasta los 43.105 € los Pure de 109 kW y 45.315 los Pure Performance de 125).

Las versiones con batería de 77 kWh del ID.4 constituyen las propuesta más ambiciosa, con entre 490 y 522 km dependiendo del equipamiento. Actualmente se da con un motor de 150 kW y precios que van de los 43.595 a los 55.145 euros, si bien ya están anunciadas variantes de 129 kW de potencia y los ultraprestacionales GTX, con 220 kW y un motor sobre cada eje. En este caso, su recarga podría llegar a los 11 kW con corriente alterna y 125 kW en cargas de oportunidad por corriente continua que favorecerían recargas hasta el 80% de nivel de carga en poco más de media hora. Esta misma batería será la que impulse a las futuras versiones de 129 y 220 kW de potencia, este último con tracción a las cuatro ruedas mediante un motor en cada eje.

Así se conduce el Volkswagen ID.4

El Volkswagen ID.4 responde en su conducción a lo que los eléctricos nos tienen acostumbrados. Ausencia de ruido de motor, bajísima sonoridad en marcha, suavidad exquisita en todos sus mandos, una entrega de fuerza inmediata al acelerador y un inicio de la marcha espectacular, más contundente que su potencial absoluto para hacer una aceleración al límite (8,5 s invierte en el 0-100 la variante de 150 kW –equivalente a 204 CV).

A pesar de sus dimensiones y peso, el ID.4 resulta más manejable de lo que pudiera pensarse. Gira muy bien y en carretera puede presumir de una entrada en curva decidida, ayudada por un peso muy centrado, que redunda en un comportamiento bastante neutro y que favorece el disfrute de la conducción, independientemente de si se busca rendimiento o sólo desplazamiento.

Cuatro modos de conducción (Confort, Eco, Sport e Individual) favorecen al conductor regular tanto tacto de la dirección, entrega de potencia, como tarado de la amortiguación DCC o los modos de actuación de ayudas a la conducción como el control de crucero adaptativo, que tendrá en cuenta las peculiaridades del recorrido o limitaciones de velocidad, entre otros. También modifican la tasa de frenado regenerativo, que podrá aumentarse conectando voluntariamente en el cambio la posición B para mantener la velocidad controlada a cambio de aumentar la tasa de recarga —que no llegará en ningún caso a una conducción One Pedal en zonas de curvas aunque sí nos permitirá no aumentar la velocidad en pendientes prolongadas—. Es otro de los elementos que naturalizan al ID.4 tanto como al coche eléctrico como un coche del presente y enorme potencial de futuro.