Trucos para evitar averías de motor este verano
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Todos los veranos se repite el mismo guión y pocas veces nos preocupamos de hacer las cosas en condiciones para que no vuelva a suceder el percance. Del mismo modo que afrontamos los viajes a horas de mayor densidad de tráfico abocándonos a desesperantes atascos en la carretera cuando adelantando nuestra salida una horita nos hubiéramos ahorrado más de un disgusto y discusión, no hay trayecto veraniego en el que a lo largo de cien o doscientos kilómetros no nos encontremos alrededor de una decena de coches parados en el arcén esperando el servicio de asistencia en carretera. Si multiplicamos esa cifra por horas y días que tiene el verano, la suma de coches que sufren las típicas averías más frecuentes del verano se hace bastante sustancial.
Saber cómo actuar al detenernos en carretera es clave para nuestra seguridad. También realizar una sencilla prueba para viajar más seguro en el coche. Y mientras que nuestro problema con el coche sea un problema menor de fácil solución, el asunto puede quedarse en una ligera pérdida de tiempo en vacaciones, pero ¿y si lo que nos ha llevado a estar en la cuneta con el chaleco amarillo puesto es un problema de motor? Entonces toca echarse a temblar. Su coste de reparación puede suponer miles de euros para nuestros bolsillos. Merece la pena entonces aplicar estos trucos para evitar averías de motor en verano y que se añaden a ciertas acciones periódicas que hay que llevar a cabo en todo vehículo para asegurarnos de su buen funcionamiento: realizar una inspección antes de la realización de un largo viaje, con revisión de neumáticos, líquidos o pastillas de freno.
¿Cómo cuidar nuestro motor en carretera?
Si nos centramos en los aspectos que nos pueden ayudar a cuidar nuestro motor los expertos recomiendan llevar a cabo de sencillas acciones cuando emprendemos cualquier viaje:
La primera es conducir de forma pausada y sin acelerar demasiado hasta que comprobemos que el motor ha alcanzado una temperatura mínima y estable. Nada de emprender nuestro camino y acelerar a fondo de forma automática, ya que algunos elementos del motor podrían no estar preparados aún para afrontar esa exigencia y a la larga podría pasarle factura.
La segunda recomendación se centra en el momento de llegar a nuestro destino o parada de avituallamiento para relajar las piernas. Es fundamental dejar el vehículo un par de minutos encendido al ralentí y no apagar el motor rápidamente para bajarte del vehículo. Así conseguiremos que la temperatura del turbo no se reduzca drásticamente, consiguiendo una mejor ventilación y que los rodamientos no sufran en exceso, afectando a su rendimiento.
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