Un SUV híbrido con aspecto diferente y con el precio por bandera
Prueba
Con el Arkana Renault entra en el mundo de los SUV coupés, vehículos que tienen atributos de los primeros, como la altura, pero en los que la forma del techo en la zona posterior es descendente, en caída hasta el final del portón. Hemos probado la versión híbrida y éstas son nuestras impresiones.
La ventaja del Arkana frente a otros SUV con silueta tan marcadamente coupé es su precio. Otros son mucho más costosos, si bien suele tratarse de modelos de marcas premium también de mayor calidad, técnicamente más sofisticados, más potentes, etc. Hablamos de coches como los Audi Q3 Sportback, BMW X4, Mercedes GLC Coupé... Los precios del Renault Arkana, según la web de la marca, arrancan en 21.106 euros.
Técnicamente, el Arkana tiene mucho que ver con el Captur, aunque sea más grande: casi 34 cm más largo. Comparten la misma plataforma y algunos de los motores. Es el caso de los dos del SUV coupé, el de la versión TCE de 140 CV y el de E-Tech de 145 CV.
Que el Arkana tenga esa forma del techo no perjudica el espacio vertical en las plazas traseras, que es razonable; del mismo modo que ser tan largo no da pie a ofrecer un espacio longitudinal ahí mismo destacable. En cuanto al maletero, tiene un borde de carga muy alto para situar en él cosas pesadas y no mucha altura útil. Con todo, tiene 480 litros, un volumen muy correcto.
Sólo híbridos
Nacido inicialmente con la versión microhíbridada de 140 CV, a la que más tarde se le sumará la de 160 CV; el Arkana ha incorporado en una segunda fase una full-hybrid. Como la mild-hybrid tiene etiqueta Eco.
Tiene una potencia combinada de 145 CV. Junto al motor 1,6 atmosférico de gasolina de 94 CV hay un eléctrico de 49 integrado tras el cambio. Este motor, si se acelera poco y la velocidad es inferior a unos 40-45 km /h, además de si su batería (1,2 kWh) tiene suficiente carga, mueve por si solo al Arkana, sin que se active el de gasolina.
Asimismo, cuando éste actúa, el eléctrico -en realidad, tiene dos, otro de 20 CV más volcado a trabajar de motor de arranque, puntualmente dicen que puede sumarse- le aporta apoyo extra: sin ese empuje adicional, la respuesta al acelerador del 1.6 se resiente. Y mucho, porque un coche que habitualmente no es de reacciones rápidas, realmente se convierte en lento si hay que adelantar o incrementar la velocidad y no la batería no está en condiciones de ceder electricidad. Otra cosa es que en vías rápidas, para circular a velocidades legales, se desenvuelve bien.
Lo cierto es que también parece mucho más pesado de lo que dice su ficha de características, en la que figuran unos razonables 1.510 kilos.
Puede gastar poco
La actividad eléctrica casi constante en carreteras que no exijan una aceleración continua y que permitan a la batería ir recuperando energía, hace también que el Arkana termine gastando poco: 5,3 l/100 km en unos 700 km de prueba, buena parte de ellos por carreteras interurbanas o ciudad y pocos por autopista.
Ahora bien, el paso de uno a otro modo de funcionamiento es perceptible por la rumorosidad y vibración que produce el motor de gasolina al ponerse en marcha, así como por los tirones puntuales que provoca el cambio automático con el 1.6 en marcha. Inexplicables, por otro lado, porque no se producen al incrementar la presión sobre el acelerador ni al apoyar una reducción. En todo caso, ahí están.
En cuanto al comportamiento dinámico, el acabado RS Line, que es el que hemos probado, no supone tener una suspensión más firme o una dirección más directa que otros como el Zen o el Intens. Lo que sí implica es llantas de más diámetro -una pulgada más- y neumáticos de menor perfil, en consonancia con ese incremento. También, por supuesto diferentes elementos decorativos, tanto en la carrocería como el habitáculo, con tapicería mixta de cuero y Alcántara, junto a otros funcionales como el volante calefactable o el cargador inductivo para el móvil.
En todo caso, el Arkana tiene una pisada sólida sin comprometer el confort y tiene una carrocería que se mueve poco. La dirección parece precisa y, en general, aporta un buen tacto siempre que el asfalto esté en buenas condiciones. En caso contrario, se siente fuera de lugar por capacidad de absorción e, incluso, es ruidoso por el sonido que procede de sus neumáticos 215/55 R18 Kuhmo Ecsta HS51.
El RS Line no es un acabado exclusivo de los E-Tech, es decir, de los híbridos y su precio arranca de los 28.160 euros, es decir, unos 2.600 euros más que el microhíbrido con el mismo equipamiento de serie.
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