Mobility City de Zaragoza: un puente como centro de la movilidad

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Desde hace seis meses el Pabellón Puente de la Expo 2008 de Zaragoza se ha convertido en un referente de la movilidad del siglo XXI. Así, en un mismo espacio es posible contemplar junto a modelos que han marcado la historia del automóvil algunas de las innovaciones más conectadas al futuro.

Un repaso a los modelos clásicos de la marca Seat, año a año y modelo a modelo

Mobility City de Zaragoza: un puente como centro de la movilidad
Mobility City de Zaragoza: un puente como centro de la movilidad

17 de octubre 2023 - 00:00

Cuando Zaragoza se planteó ser un puente a la movilidad futura lo hizo de manera literal. No solo la provincia estaba comenzando a producir coches eléctricos en Figueruelas para Stellantis, también habilitó Mobility City, un simbólico centro neurálgico

En un ejemplo de lo que se ha venido a llamar “upcycling”, ha reutilizado dando nuevos usos al Pabellón Puente, esa moderna pasarela sobre el Ebro que diseñó Zaha Hadid. Sí, Hadid, la famosa arquitecta de la controvertida biblioteca de la Universidad de Sevilla que nunca llegó a erigirse.

Réplica del Rover usado en las últimas misiones Apolo a la Luna presente en la exposición.
Réplica del Rover usado en las últimas misiones Apolo a la Luna presente en la exposición.

El puente de la Expo del Agua ha recibido un cerramiento que lo protege del cierzo, el viento que sopla impenitente, permitiendo un tránsito más agradable a los viandantes. Quienes crucen de una a otra orilla podrán disfrutar no solo de esta remodelación de una arquitectura que ya era moderna. A su paso, encontrarán una exposición con proyectos de diversas empresas que pretenden ser emblemáticas en la movilidad futura. Por ejemplo, una maqueta de la cabina Hyperloop, ese sueño del multimillonario dueño de Tesla, Elon Musk, para desplazarse a altísima velocidad por túneles en los que se ha practicado el vacío. O coches eléctricos o conceptuales de BMW y Volvo, materiales vegetales exóticos o muy familiares para confeccionar el interior de los automóviles como muestra la multinacional burgalesa Antolin, bicicletas cuyas ruedas parecen mágicas, sin un eje… Son las empresas patrocinadoras de este recorrido, que ayudan a convertir este paseo en un destino para pasar unas horas.

La exposición recoge un recorrido a lo largo de la historia del transporte e incluye recreaciones de los primeros vehículos con motores de combustión.
La exposición recoge un recorrido a lo largo de la historia del transporte e incluye recreaciones de los primeros vehículos con motores de combustión.

El pabellón también alberga un museo de pago en su planta superior. A lo largo de una larga rampa accesible, se presenta un recorrido de pósters informativos con la evolución del transporte en la humanidad, desde la invención de la rueda. Están garantizadas las sorpresas para el visitante, que comprobará en algún punto que “todo estaba ya inventado” o al menos pensado, incluso lo que hoy vemos moderno, a la espera de la llegada de las tecnologías adecuadas.

En la parte alta del museo, simuladores en forma de videojuegos, algunos de conducción (eficiente, por supuesto) distraerán a los más jóvenes. Exposiciones temporales (como la conquista de Marte, en el momento de nuestra visita) acompaña al plato fuerte para los amantes del automóvil.

Lo más del automóvil

Desde la inauguración de Mobility City se ofrece una muestra escueta, pero selecta y bien curada, de automóviles de todas las épocas, “Los superclase que cambiaron la especie”Los superclase que cambiaron la especie”. Se trata de vehículos de colección que ilustran los principales hitos de la automoción, desde los primeros automóviles con ese nombre a ambos lados del Atlántico, de Daimler y Ford, hasta modelos desmesurados como la primera unidad del Bugatti Chiron, con 1.500 caballos, pasando por raros históricos como el Fórmula Uno con que debutó el piloto Emilio de Villota, padre de la desaparecida piloto María de Villota.

El Bugatti Chiron de 1.500 CV de potencia y una carrocería de brillo especular.
El Bugatti Chiron de 1.500 CV de potencia y una carrocería de brillo especular.

Destacan coches como el Mercedes 300 SL, con sus características puertas en ala de gaviota, capaz de correr y ganar Le Mans a mediados de los 50, y puesto a la venta para mil acaudalados del momento. Si el Mercedes estreno la inyección directa de gasolina, cerca de él se puede ver el Jaguar que rivalizó con él en Le Mans e inició la era de los frenos de disco.

El Mercedes 300 SL “alas de gaviota”, delante del primer automóvil de Benz
El Mercedes 300 SL “alas de gaviota”, delante del primer automóvil de Benz

O el de Tomaso Pantera, esa combinación de la manera de entender el automóvil americana e italiana, del que el presentador Jay Leno dijo que fue el supercoche más despreciado y peor comprendido de los 70. O el desproporcionado Ferrari Testarossa cuya imagen decoró habitaciones de adolescentes de medio mundo en los años 80. Y un etcétera, no muy largo, pero lleno de atractivo y anecdotario.

Ferrari Testarossa, denominación originada por el color rojo de las culatas de su motor V12.
Ferrari Testarossa, denominación originada por el color rojo de las culatas de su motor V12.

Circunstancia importante de esta colección es su carácter vivo, dado que los vehículos constituyen cesiones temporales y eso dota de renovado atractivo a cada visita. Durante los seis primeros meses, más de 130.000 personas han visitado Mobility City. El dinamismo de este espacio se refleja en que desde su inauguración Mobility City ha acogido más de 100 eventos y actividades formativas, centralizando actividades como la Semana de la Movilidad, así como congresos y encuentros de movilidad.

De Tomaso Pantera, diseño italiano con los motores Ford más potentes de la época.
De Tomaso Pantera, diseño italiano con los motores Ford más potentes de la época.

La laureada arquitecta Zadid falleció dos años antes de que en 2018 el proyecto de Mobility City comenzase a gestarse. Pero seguro que estaría de acuerdo con este espíritu vivo y dinámico de su obra. Sigue siendo puente, sigue siendo exposición y sigue siendo una proyección al futuro de la comunicación entre personas. Una visita plenamente recomendable si se pasa por Zaragoza. Y una constatación de que las exposiciones universales o temáticas pueden nacer efímeras… pero deben hacerse duraderas.

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