Mercedes-Benz GLC, un cambio de generación para seguir en lo más alto
Primer contacto
El SUV de Mercedes-Benz más popular, el GLC, se renueva. Lo hace con una nueva generación, la segunda, caracterizada por la electrificación de todas sus versiones, ya sea con sistemas microhíbridos o híbridos enchufables, o la incorporación de recursos como la dirección a las cuatro ruedas o la suspensión neumática.
Así será la nueva clase media en clave SUV de Mercedes-Benz, la gama GLC
El GLC es el Mercedes-Benz más vendido de su gama SUV, bien destacado respecto al GLA, que es el segundo en el acumulado de este año y por delante de los GLE, GLB y GLS. Incluso el GLC se ha venido vendiendo a lo largo de 2022 -e incluso en años anteriores- en mayor medida que los Audi Q5, BMW X3, Volvo XC60, Lexus NX o Porsche Macam, los que pueden considerarse sus rivales más directos por SUV de tamaño y carácter premium.
No obstante, los tiempos en el mundo del automóvil exigen cambios incluso cuando las ventas acompañan y el GLC, un modelo que se lanzó comercialmente en 2015 reemplazando al GLK, ya está al borde de cumplir los ocho años en el mercado, lo que lleva a Mercedes a poner en juego a esta segunda generación.
Aclaremos que, por el momento, se pone a la venta la carrocería de corte más tradicional para un SUV, mientras que el lanzamiento del GLC Coupé está previsto para dentro de unos meses, a lo largo de 2023. Así, ambas generaciones coexistirán durante un tiempo en los concesionarios de la marca con esos formatos.
Entrando en el análisis de esta nueva generación, su aspecto resulta tan familiar respecto al modelo que se venía vendiendo hasta ahora que podría parecer que poco ha hecho Mercedes-Benz con este SUV, pero lo cierto es que hay muchísimo más que un profundo retoque estético. En realidad, Mercedes lo ha rehecho por completo.
Ahora tiene una carrocería con longitud algo mayor que antes -6 cm crece hasta los 4,72 m, mientras que la altura se rebaja 2 cm-, y está dotado en todos los frentes para seguir sumando ventas a las 2,6 millones de unidades que se han matriculado en todo el mundo de este coche desde su aparición y que le convierten en el top de ventas de la marca.
Dirección a las cuatro ruedas, suspensión neumática...
Por lo pronto, señalemos que la plataforma MRA de segunda generación permite a Mercedes llevar hasta el GLC todo un arsenal tecnológico de soluciones que van desde la dirección a las cuatro ruedas, que permite que las traseras pueden girar hasta 4,5 grados reduciendo así el diámetro de giro a 11,0 m en los cambios de sentido -por encima de 60 km/h lo hacen en sentido contrario a las delanteras, estabilizando el vehículo-, hasta la suspensión con muelles neumáticos, pasando por un alto nivel de electrificación en toda su gama de motores.
En este sentido, el GLC inicia su comercialización con las versiones microhibridadas con arquitecturas eléctricas de 48 voltios, tanto Diesel como gasolina, aunque más adelante también se integrarán en la oferta los híbridos enchufables, asimismo con los dos tipos de combustible. Estos GLC con etiqueta cero de la DGT tienen autonomías eléctricas superiores a los 100 km gracias a baterías de iones de litio de 31,2 kWh de capacidad y pueden cargarse tanto con 7,4 kW -en otros países, 11 kW- con corriente alterna como 60 kW con continua. Cualquiera que sea el grado de hibridación de los GLC, la caja de cambios es una automática de nueve velocidades y la tracción es a las cuatro ruedas con la 4Matic.
Los cambios en el interior son aún más evidentes que los de puertas afuera. Y así, se advierte gracias a la instrumentación con una pantalla de 12,3” y una táctil situada en el centro del salpicadero y en orientación vertical de 11,9”. El lujo está al alcance de la vista y del tacto, pero que la carrocería haya crecido no ha supuesto un aumento rotundo de la habitabilidad, que era y sigue siendo, más que correcta para que cuatro pasajeros, incluso cuando sean altos, viajen a todo confort. Igual ocurre con el maletero, que entre el suelo extraíble y el ocultaequipajes tiene, en todas las versiones, 400 litros de capacidad, aunque si se tiene en cuenta también el espacio bajo el piso es posible alcanzar los 600 en las versiones con hibridación ligera.
La oferta con estos motores la conforman las versiones GLC 200 4Matic y GLC 300 4Matic, con motores de gasolina de 2 litros sobrealimentados con turbo y una potencia respectiva de 204 y 258 CV, así como las GLC 220d 4Matic y GLC 300d 4Matic, con un 2 litros turbodiésel, estos de 197 y 269 CV, si bien el más potente llegará en unos meses, en una segunda fase.
Lo hará junto a los GLC 300e 4 Matic y GLC300de 4Matic. Estos PHEV alcanzan una potencia de 313 y 333 CV, en el mismo orden. En ellos, los motores térmicos son semejantes a los de los microhíbridos con la etiqueta Eco, si bien aquí les apoya un motor eléctrico es de 100 kW (136 CV) integrado en el cambio.
De las seis versiones, la que Mercedes espera vender en mayor medida es la GLC 220d 4Matic, que es la que hemos podido probar y que, además, parece la mejor compra pese a su menor potencia, puesto que cuesta no mucho más que el GL 200 4Matic y homologa un consumo bajísimo, de entre 5,2 y 5,9 l/100 km, para un SUV de 2.000 kilos.
Un GLC solvente desde todo punto de vista
Este Diesel empuja bien en las salidas y tiene una buena respuesta al acelerador. Incluso no suena mal en un coche en el que la insonorización parece bien cuidada. También se siente aislada su vibración, hasta cuando se busca un régimen alto, aunque presumimos que el 2 litros de gasolina se notará aún menos.
Todo lo anterior, junto al ya comentado bajo consumo, le faculta para ser una excelente rodador más cuando la dirección acompaña con unas buenas sensaciones de lo que hacen las ruedas. Además, el GLC 220d con la línea Avantgarde, si bien no contaba con la suspensión deportiva, dirección a las cuatro ruedas o la opcional amortiguación deportiva de la que sí disponen los AMG Line, proporciona sensaciones de franqueza en los cambios de dirección, con movimientos contenidos de la carrocería y, sin embargo, es confortable aún cuando nuestra unidad tenía unos 255/45 R20 -de serie el GLC puede usar llantas desde 18”- que pueden comprometer la comodidad si los firmes están en mal estado. Puede que no alcance la efectividad de un BMW X3 pero, sin duda, el GLC parece más equilibrado, en suma.
De serie, los GLC incluyen un modo de conducción off-road, incluyendo el DSR que mantiene controlada la velocidad en las bajadas, y que permite aprovechar al máximo sus cualidades si se circula fuera del asfalto. No obstante, para quienes quieran o necesiten ir más allá también tiene un paquete Off-Road. Este permite llevar la carrocería hasta 2 cm más alta gracias al recorrido extra de los muelles neumáticos, así como contar con protecciones en los bajos, de metal para el motor transmisión y de plástico para el resto, así como pantallas específicas con inclinación de la carrocería, ángulo de las ruedas, etc. Otra opción de valor para estos clientes puede ser el capó transparente, una aplicación que con las cámaras perimetrales permite al conductor ver el suelo justo por delante de las ruedas.
El GLC 220d 4Matic tiene un precio de 60.850 euros, 2.700 más que el GLC 200 4Matic; mientras que el GL 300 4Matic cuesta 65.175 euros y el Diesel GLC 300d 4Matic, 68.450 euros. El “otro” 300 de gasolina, el híbrido enchufable -en puridad, GLC 300e- alcanza los 74.925 euros. Todos, con la línea Avantgarde. El precio del PHEV Diesel, aún no ha sido comunicado.
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