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Ferrari 330 LM /250 GTO de 1962: la joya de la corona del Cavallino Rampante vendida por 48,3 millones

Joyas y chatarras

Doble hito para este coche al convertirse en el más caro de Ferrari y el segundo más caro por detrás de un Mercedes-Benz que alcanzó 135 millones

Un exclusivo Ferrari 330 LM /250 GTO, a subasta por 60 millones de dólares

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Un Ferrari 330 LM /250 GTO de 1962 es vendido por 48,3 millones de euros

El Ferrari 330 LM /250 GTO rojo de 1962 que se subastaba por 60 millones ha recaudado finalmente 51,7 millones de dólares (unos 48,3 millones de euros) este lunes 13 de noviembre en una subasta en Sotheby's.

Según la casa de subastas, el deportivo modelo GTO logró el doble hito de convertirse en el vehículo más caro de Ferrari y el segundo más caro de la historia vendido en subasta, por detrás de un Mercedes-Benz que alcanzó 135 millones de euros el año pasado.

El coche es único y tiene como chasis el número 3765. Su originalidad estiba en que solo se fabricaron 2 unidades. Fue concebido como un 33O LM aunque en aspecto es idéntico a un 250 GTO. El fabricante del Cavallino Rampante colocó un motor de 4.0 litros, lo que lo diferencia del GTO original que lleva uno de 3.0 litros.

Las berlinettas de competición con motores de 4 litrosberlinettas fueron construidas para cumplir con los cambios reglamentarios de la FIA. La carrocería de las dos primeras era muy parecida a la del 250 GTO y, de hecho, a veces se referían a ellas como los GTO de 4 litros. Más adelante se realizaron otros modelos con carrocería Pininfarina de diseño similar al de algunas creaciones anteriores del carrocero turinés, que recordaban al 250 Lusso desde algunos ángulos, aunque el morro estaba más cerca del 250 GTO. El 330 LM fue muy utilizado en competición, especialmente en las 24 Horas de Le Mans, de donde toma el sufijo LM en su denominación.

Por otro lado el suelo es más largo y el capó es algo más abultado que en este modelo. El coche se utilizó en competición por Ferrari haciéndolo único ya que los demás ejemplares se vendieron a diversos equipos de carreras en lugar de ser presentados en competición por la propia Escudería.

Interior de esta joya de la automoción

Un animal de la competición

El modelo consiguió la victoria en su clase y logró el segundo puesto en la general en los 1.000 kilómetros de Nürburgring de 1962. Esta joya fue conducida por Mike Parkes y Lorenzo Bandini para Ferrari en las 24 horas de LeMans también en el citado año 62. El modelo fue también subcampeón del campeonato siciliano de subida del año 1965.

El coche pasó a ser propiedad de un presidente del Ferrari Club of America que lo mantuvo durante 38 años bajo un estricto y minucioso cuidado. Su actual propietario ganó un Premio FCA Platinum, y también la Coppa Bella Machina en el Cavallino Classic.

Ferrari-330-LM-250-GTO

Quedó además segundo en el concurso de elegancia de Pebble Beach 2011 y primero en numerosas exposiciones y concursos de clásicos.

El modelo está documentado con las hojas de fabricación de la casa Ferrari y tiene además documentación sobre carreras de la época y recortes de artículos de prensa y revistas especializadas que acreditan su autenticidad.

Morro del GTO

Otras subastas del día

La institución dio la noticia antes de dar paso a una venta de arte de los siglos XIX y XX en la que las mejores estimaciones estaban en torno a los 30 millones de dólares y no hubo sorpresas, sobre todo tras las abultadas cifras de la semana pasada.

El impresionista francés Monet firmó las dos obras más valiosas de este lunes: Peupliers au bord de l’Epte, temps couvert, que se vendió por 30,8 millones, y Le Moulin de Limetz, por 25,6 millones; otros dos cuadros suyos se vendieron por 8,6 y 4,8 millones.

Una de las obras destacadas, Compotier et guitare de Picasso, estimada en unos 25 millones, se quedó en 23,4; mientras que un Chagall y un Balthus que aspiraban a recaudar hasta 18 millones se conformaron con 15,6 y 14,7 millones, respectivamente.

Sí sorprendió una inusual pintura sobre papel de Mark Rothko, sin título y en tonos azules, al convertirse en objeto de una tensa puja en la que finalmente ganó un comprador presente en la sala que gastó más del doble de su horquilla máxima: 23,9 millones.

De las cerca de 40 obras que se subastaban, varias fueron retiradas y otras no encontraron comprador, y generalmente los precios finales estuvieron por debajo de las estimaciones más optimistas, pero en muchos casos también por debajo del mínimo.

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