BYD Seal, una berlina eléctrica dispuesta a dejarte boquiabierto
Primer contacto
Hemos podido conducir, por primera vez, el que es el último y, probablemente, el mejor BYD: el Seal. Esta berlina de cuatro puertas con 4,80 m de largo tiene dos versiones, con 313 o 530 CV, según cuente con uno o dos motores, y en este último caso, cuando menos, con un comportamiento dinámico muy destacable por la aportación de su chasis y una calidad percibida a un alto nivel.
BYD prepara el lanzamiento del Seal para este otoño
Tiene el Seal de BYD un premio importante aún cuando acaba de iniciarse su comercialización en Europa. Y es que este modelo, el quinto que suma el fabricante chino especializado en eléctricos a su gama desde que apareciera en nuestro mercado en marzo, ya cuenta el reconocimiento de supone haber sido incluido en la short list del Car of the Year 2024, una selección de los siete modelos finalistas sobre los 28 de la lista inicial.
El BYD Seal se medirá en este certamen, el más prestigioso en Europa, con los otros modelos seleccionados: BMW Serie 5, Kia EV9, Peugeot E-3008, Renault Scenic, Toyota C-HR y Volvo EX30. Se alinean pues en esta selección final nada menos que seis modelos con versiones eléctricas o exclusivamente eléctricos y un híbrido, el Toyota.
Pero, ¿qué propone BYD con su este nuevo modelo? Pues, por lo pronto, un formato inusual hoy en un mercado en el que los SUV son legión: una berlina de cuatro puertas. Es una silueta similar a la del BYD Han, pero de menor tamaño, con 4,80 m de largo en lugar de los 5,00 de su hermano mayor.
Además, con un lanzamiento más reciente -el Seal fue lanzado en su país de origen comercialmente en 2022 y el Han lo hizo dos años antes- utiliza una base más moderna, la e-Platform 3.0 caracterizada, además de por las baterías de iones de litio con cátodos de tipo LFP, por la incorporación de una bomba de calor para aclimatar esas baterías y el habitáculo o un sistema de propulsión eléctrico que incorpora en vertical todos los elementos necesarios: cargador embarcado, sistemas de control de la batería, inversor, motor, transmisión, etc. Esto hace más sencillo su ensamblaje final, entre otras razones para emplearlo. Además, la propia BYD produce un 89 por ciento de los componentes que requiere.
En el caso del Seal, además, se trata del primer BYD en el que se usa la concepción cell-to-body, en la que la batería forma parte estructural del coche. Esto, por ejemplo, se plasma en que la tapa de la misma es el propio suelo del vehículo y, con esa integración, se consigue incrementar su rigidez torsional -40.500 Nm/grado es un valor considerable-, un aspecto fundamental de cara al comportamiento dinámico.
Directo a por el Tesla Model 3
Según nos contaba Silvia Jiménez, product manager de BYD, en la actualidad el segmento al que llega el Seal pesa muy poco en el mercado español: su cuota es del 2,3 por ciento. Ahora bien, el peso de los modelos eléctricos en él es muy grande comparado con otros, ya que en lo que va de año llega al 26,5 por ciento. Del total de las ventas en el segmento, sea cual sea el sistema de propulsión con que cuenten, además, un 20 por ciento las acapara un coche, el Tesla Model 3 que es, precisamente, al que el Seal enfoca como rival a batir, aunque sin nombrarlo por parte de BYD.
Para ello, y como el Tesla, pero también como ocurre con los Polestar 3, Kia EV6, BMW i4 o Ioniq 6 que pueden considerarse como sus rivales naturales por características comunes, el Seal está disponible con dos distintos sistemas de propulsión eléctrico: uno de tracción trasera, con un único motor síncrono de imanes permanentes de 313 CV (230 kW); y otro de tracción total, que añade al anterior uno más en el eje delantero, este asíncrono y con 218 CV (170 kW) -lo que, en la práctica permite desconectarlo si no se requiere su participación-, para alcanzar una potencia combinada de 530 CV (390 kW).
En los dos casos, la batería es siempre de la misma capacidad total, una de 82,5 kWh, que procura una autonomía homologada WLTP de 570 km con un consumo de 16,6 kWh/100 km o 520 con 18,2, según se trate de la versión con un sólo eje motriz, vinculada al acabado Design; o con dos, y que en este caso lo está al Excellence.
Sin opciones, todo es de serie
Las diferencias entre ambos en cuanto a equipamiento son mínimas: el Excellence cuenta de serie, respecto al Design, con amortiguadores adaptativos y un head-up display. El resto de elementos incorporados son compartidos y sin que se deje lugar a opciones.
Así son estándar tanto las llantas de 19" como la pantalla para la instrumentación de 10,25", la del sistema multimedia de 15,6" con motor eléctrico para situarse vertical u horizontalmente y compatible con protocolos Android Auto y Apple CarPlay para la conexión por cable con teléfonos móviles, el techo panorámico, el equipo de sonido Dynaudio con doce altavoces, las regulaciones eléctricas de los asientos delanteros o ayudas a la conducción como el aviso de colisión frontal o trasera, frenado automático de emergencia. alerta de tráfico cruzado, asistente de mantenimiento de carril, de cambio de carril, control de velocidad de crucero adaptativo, cámara panorámica de 360º, detección de vehículos en el ángulo muerto... En definitiva, los ADAS que son habituales en el segmento al que llega el Seal.
Al desbloquearse las puertas del BYD, lo primero que llama la atención es que surgen de la carrocería los cuatro tiradores. Lo hacen cuatro centímetros. La razón de que estén enrasados cuando no se necesitan, como también de que el techo tome forma de coupé o cuente, entre otros elementos, con entradas de aire junto a las tiras de la firma luminica o extractores en el paragolpes posterior, es conseguir un coeficiente aerodinámico bajo.
Así, esta berlina alcanza un Cx de 0,219, muy parecido al del Ioniq 6 (0,21, como el Tesla Model S) y menor que el 0,23 de Tesla Model 3. Entre las berlinas eléctrica, ese Cx del BYD sólo es superado claramente por el Mercedes-Benz EQS, con 0,20. El acceso a cualquier plaza es cómodo por el tamaño del vano e, incluso, sin que moleste la inclinación del pilar A.
Bien dotado de espacio habitable
Una vez en su interior encontramos un espacio longitudinal muy notable en las plazas traseras, con 79 cm a partir del ajuste del asiento delantero en nuestras habituales referencias -entre sus alternativas lo superan, por poco, Ioniq 6 o Kia EV6- y donde el piso es plano; así como una anchura formidable tanto delante como detrás y una cota vertical que, sin ser de referencia, cumple con holgura para alojar a ocupantes de talla por encima de la media.
En términos de espacio lo único que merece queja es el maletero que, según nuestras mediciones, tiene un volumen similar al oficial: 403 litros cubicados frente a los 400 que ofrece BYD en su ficha técnica. Es una capacidad ramplona si tenemos en cuenta un pretendido uso familiar y que lo superan coches como el Kia EV6, por ejemplo. No obstante, es más capaz que otros como los Tesla Model 2, Ioniq 6 o Polestar 2. Sus mayores limitaciones para este espacio al que se accede con una tapa con dos articulaciones de tipo cuello de cisne son la anchura y la altura.
No obstante, bajo una tapa del piso próxima al plano de carga hay un hueco de unos 47 litros en el que pueden situarse los cables de recarga. En todo caso, el sitio preferible para estos es bajo el capó delantero, en el hueco que hay allí y que, dotado con tapa, ofrece 57 litros adicionales. Algo a tener en cuenta cuando viajamos para no tener que sacar las maletas de cara a usar los cables si los hemos dejado en el maletero.
La posición de conducción puede ser muy baja, con apenas 20 cm entre el borde del asiento y el piso del coche. Es de tipo bacquet, con el resposacabezas integado en el respaldo y, en éste, un almohadillado que para los conductores que sobrepasen la talla media puede ser molesto porque en lugar de quedar a la altura de su nuca está a la del cuello. Sujetan bien, no obstante, y su tapizado en cuero vegano no deja el listón a tan algo nivel como sí logran otros materiales en este BYD, como es el caso de los que conforman los paneles de las puertas o salpicadero.
El volante situado junto a él es de 36 cm de diámetro y tras el que se encuentra una pantalla para la instrumentación que, en el caso de nuestro AWD, se complementa con el ya mencionado HUD con proyección sobre el cristal. Esa pantalla da una considerable información, pero es necesario recurrir a la central para encontrar, por ejemplo, datos referidos al consumo. Puede configurarse con diferentes aspectos, para lo que se utilizan los mandos del volante. De hecho, es en éste donde más botones se acumulan en todo el interior del Seal, junto con alrededor del selector del cambio, un mando éste con aspecto de cristal -inmediatamente se nos viene a la mente el circular del BMW iX también con un material similar- junto al que se sitúan los controles del freno de estacionamiento, ventilación, control de estabilidad... también los de los cuatro modos de conducción -Eco para ampliar la autonomía, Normal, Sport y Snow- o el volumen del equipo de sonido casi en línea con el botón de arranque o apagado del motor.
Lo mejor, la respuesta del chasis
Pulsamos éste y nos ponemos en marcha con esta unidad en versión AWD. El rodar es silencioso y, al entrar en la autopista, el ruido aerodinámico no molesta a velocidades legales, como tampoco lo hace el de rodadura aún cuando llevamos neumáticos anchos: son unos Continental Ecocontact 6 en dimensiones 235/45 R19 99V.
Nos sorprende la pisada de calidad del Seal, que resulta confortable por otro lado casi tanto como el buen tacto de la dirección, aunque basta con abandonar la autovía y entrar en una carretera por un carril por sentido y curvas de todo tipo para encontrarnos con un eje delantero de buen guiado que permite situar este BYD justo en el preciso lugar que se desea. El resto es como el valor en la mili, se da por hecho porque el eje trasero tan sólo se limita a situarse en la trayectoria marcada, sin ofrecer rechiste alguno incluso aunque se acelere en medio de una curva de amplio radio, con lo que eso supone de transferencia de masa.
Frena, por lo demás, con un tacto progresivo, sin que se sientan fases en su recorrido y con suficiente mordiente.
Menos impactante nos ha parecido la respuesta de los motores. De hecho, los 3,8 s de los que presume BYD para pasar de 0 a 100 km/h -lo hace hasta el punto de que sitúa esta cifra en la tapa del maletero- nos parecen considerablemente optimistas.
Achacamos, pues, la aceleración no tan contundente como esperábamos antes a la energía de que disponen sus motores que al peso, pues el Seal no es un peso pesado sin ser ligero: pesa 2.185 kilos en el caso de la versión de tracción total -130 más que la de propulsión-, de modo que entre sus rivales equivalentes está al nivel de los BMW i4, Ioniq 6, Kia EV6... Sólo el Model 3 de Tesla tiene una masa claramente menor.
Además, en nuestro recorrido, un trayecto por carreteras muy habituales para nosotros, pero condicionado por el tráfico, el consumo final nos pareció algo elevado para un ritmo medio de conducción: 24,7 kWh/100 km.
No ayuda a reducirlo más la ausencia de un mayor control sobre la frenada regenerativa. Y es que BYD se ha limitado a ofrecer al conductor un ajuste de ésta desde la pantalla central -lo que llama pomposamente "Intensidad de la retroalimentación energética"- con dos niveles: estándar y alto, con mayor retención en este último pero tampoco tanto para evitar que, a menudo, se use el pedal del freno.
Para recargar la batería, BYD ofrece por un lado un cargador embarcado trifásico que, con corriente alterna, permite admitir hasta 11 kW de potencia, mientras que con continua este Seal tolera hasta 150 kW. Es, así, el BYD que más energía puede llevar a su batería en menos tiempo, aunque casi todos sus rivales -la excepción a la regla es una versión de un solo motor del Polestar 2, que llega a 135 kW- lo superan claramente hasta el punto de casi duplicar esa potencia o, sin llegar a tanto, poder recibir 250 kW.
Si la capacidad de carga con corriente continua, el método habitual en las infraestructuras de recarga de pago que podemos encontrar en un viaje, es uno de los hándicaps del Seal, uno de sus puntos fuertes es el precio.
Con un motor, el precio de tarifa es de 46.990 euros, de manera que sólo Tesla ofrece un coche similar, si bien también algo menos potente con 283 CV (208 kW) en su versión de propulsión, más asequible: el Model 3. Ahora bien, de elegir la versión de tracción total, la Excellence AWD, que en tarifa tiene 48.990 euros, incluso el Seal se sitúa 1.000 euros por debajo de su equivalente en Tesla.
En todo caso, cualquiera de las dos versiones de este BYD puede beneficiarse de su inclusión en el plan Moves III, lo que permitiría, de paso, no sólo recibir hasta 7.000 euros si se entrega un coche viejo para achatarrar en el momento de la compra, sino también beneficiarse de campañas promocionales y aportaciones de la marca que los pondría 36.900 y 40.480 euros, según se trate del Seal Design o Excellence AWD.
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