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El BMW iX se pondrá a la venta a finales del año que viene. El modelo de producción, que será el primero basado en una nueva plataforma modular y escalable, se inspira en el ya conocido concept-car iNext. Entre los objetivos declarados del nuevo SUV está ofrecer, en un coche de diseño minimalista, innovaciones en electrificación, conducción autónoma y conectividad.
Este nuevo buque insignia de la familia i de BMW que se construirá en la factoría de Dingolfing, próxima a Múnich, tiene una estructura para la carrocería de aluminio y elementos estructurales de carbono, una combinación que reduce el peso. También tiene una aerodinámica muy cuidada, con un Cx de 0,25, gracias al diseño del frontal, carenado de los bajos, diseño de ruedas o zona posterior. Algo imprescindible para un coche eléctrico.
Además, utilizará la quinta generación de la tecnología eDrive, de modo que cuenta con dos motores eléctricos. La suma de los que montaría este BMW iX podría ser superior a los 500 CV, de modo que este SUV podría acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 5 segundos.
BMW adelanta otras cifras como un consumo inferior a 21 kWh/100 km en el ciclo de pruebas WLTP -es un gasto eléctrico muy bajo para un coche de este volumen-. Con una batería de más de 100 kWh la autonomía debería superar los 600 km si bien estas cifras, como las anteriores, son puramente orientativas. En un esfuerzo por hacer un coche con una baja huella de carbono, BMW hace las baterías exclusivamente con energía de fuentes renovables.
Esta tecnología eDrive permitiría cargas con corriente continua de hasta 200 kW, una potencia muy alta que pocos cargadores hoy pueden aportar -los de la red Ionity, por ejemplo, de la que BMW es uno de los inversores-, de modo que la batería podría pasar del 10 al 80 por ciento en 40 minutos. En 10 contaría con energía suficiente para hacer 120 km más.
Adicionalmente, las cargas podrían hacerse con corriente alterna hasta a 11 kW.
A nivel de computación, la capacidad del BMW iX será 20 veces superior a la de otros coches anteriores, de manera que dispondrá de mayores posibilidades en tanto a conducción autónoma y servicios digitales. Será compatible con tecnología 5G y ofrecerá funciones inéditas tanto de conducción como de aparcamiento automático.
BMW no aporta datos sobre su tamaño, pero sí que su longitud y anchura son comparables con un BMW X5 -4,92 y 2,00 m, respectivamente- y su altura es como la de un BMW X6 -en torno a 1,70 m-; su frontal tiene una doble parrilla muy prominente -aunque como eléctrico que es necesita poca refrigeración y, por ello, está cegada- en la que se integran una cámara, radares y otros sensores. A sus lados se sitúan dos faros que son los más estrechos nunca utilizados en un BMW, mientras que los tiradores de las puertas quedan enrasados en ellas y el portón trasero, que se extiende por toda la zona posterior, también tiene pilotos muy estrechos. Otras cámaras, en un ejercicio de lo que BMW llama “tecnología discreta” se sitúan disimuladamente o la boca del depósito limpiaparabrisas se oculta bajo el logotipo de BMW del capó, mientras que en el de la trasera hay una cámara más: así la tecnología sólo pasa de un segundo a un primer plano cuando se necesita.
Asientos con reposacabezas integrados o un techo panorámico excepcionalmente grande configuran un habitáculo amplio y que presume de materiales de gran calidad. El BMW iX ofrece cinco plazas y, para el conductor, se ha diseñado un entorno en el que no hay túnel central, las pantallas y controles se han reducido a lo esencial y, de nuevo, lo necesario solo surge cuando se precisa usarlo: altavoces que están fuera de la vista, salidas de aire integradas, superficies calefactadas, un head-un display casi invisible…
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