Altas prestaciones para los CLC de Mercedes-Benz: llegan los AMG

El Mercedes-Benz GLC apenas lleva comercializándose desde octubre del año pasado pero AMG ya tiene listas las dos versiones de altas prestaciones basadas en este SUV.

Se trata del GLC 43 4Matic y del GLC 63 S E Performance, éste ultimo, un híbrido enchufable. Ambos comparten tracción total, dirección en las ruedas traseras o un cambio AMG Speedshift MCT 9G con embrague bañado en aceite. Asimismo, una amortiguación adaptativa. Sin embargo, sólo el GLC 63 S tiene estabilizadoras activas y los frenos de uno y otro son distintos.

El GLC 43 Matic tiene un 2.0 con turbocompresor eléctrico gracias al que rinde 421 CV y obtiene 500 Nm. A bajas vueltas puede tener el apoyo del motor de arranque-generador unido por una correa al cuatro cilindros y que aporta 14 CV (10 kW). Esta, por tanto, microhibridado. El motor está situado en posición longitudinal.

El turbo funciona con un motor eléctrico integrado entre la turbina de gases de escape y admisión y permite que este elemento impulse los gases antes de que lo de escape lo conseguirían. Este motor puede girar hasta a 175.000 vueltas.

En cuanto al GLC 63 S E Performance usa el sistema de propulsión térmico del GLC 43 Matic -no obstante su turbo tiene un motor que en lugar de trabajar con 48 voltios lo hace con la red eléctrica de alta tensión- de modo que por si solo alcanza los 476 CV (350 kW). No obstante, se combina con un motor adicional en el eje trasero. Este, eléctrico, con 204 CV (150 kW) y un cambio de dos velocidades, puede mover por si mismo a este SUV durante unos 12 kilómetros gracias a la energía de una batería de 6,1 kWh que trabaja con una tensión de 400 voltios, como muchos de los coches específicamente eléctricos: esto le permite dar una potencia alta sostenidamente, para lo que también sus celdas están refrigeradas por inmersión en un líquido. Puede recargarse mediante una conexión a la red eléctrica.

Así, cuando trabajan térmico y eléctrico a la vez la potencia combinada del sistema alcanza los 680 CV (500 kW), mientras que el par es de 1.020 Nm.

Si en el exterior destacan las parrillas o paragolpes específicos, en el interior lo hacen los asientos AMG tapizados en símil de cuero con microfibra. Opcionalmente, pueden ser de cuero y napa. Asimismo puede tratarse de unos AMG Performance. Otros elementos diferenciadores son el volante, de cuero napa en el GLC 43 y tapizado en símil de cuero napa y microfibra en el GLC 63 S que, en ambos casos, soporta las levas del cambio de aluminio. Hay en él, igualmente, botones para el manejo de los diferentes modos de conducción, mientras que los pedales, alfombrillas o protecciones de los umbrales de las puertas los firma AMG.

El sistema de infoentretenimiento MBUX también tiene pantallas y funciones exclusivas de AMG como el modo Supersport que incluye la configuración del tren de rodaje, transmisión, mapa de navegación o datos de consumo.

De serie en el GLC 63 S y en opción para el GLC 43 cuentan con el AMG track pace que permite registrar datos en el uso en circuito. Son 80 datos específicos del vehículo, como la velocidad, la aceleración y el ángulo de giro, diez veces por segundo mientras se circula por un circuito de carreras. También los tiempos por vuelta y por sector, así como herramientas adicionales de entrenamiento y análisis.

En el caso del GLC 43 4Matic su velocidad máxima es de 250 km/h y su aceleración de 0 a 100 km/h de 4,8 s. Por su parte, el GLC 63 S E Performance aumenta la primera hasta 275 km/h y reduce el segundo tiempo hasta 3,5 s.

Mercedes-AMG aún no ha comunicado ni en qué momento estarán a la venta ni los precios de estas dos versiones que cuentan con la etiqueta Eco, al igual que el resto GLC salvo las dos versiones híbridas enchufables GLC 300 de 4Matic y GLC 300 e 4Matic.