El Alfa Romeo Giulia cambia su frontal y ofrece una nueva instrumentación
Primer contacto
Con el Tonale recién lanzado -apenas lleva seis meses a la venta-, Alfa ha incorporado algunas pequeñas modificaciones en los otros dos modelos que componen actualmente su gama: Giulia y Stelvio. En este artículo vamos a hablarte del primero de ellos.
Los Alfa Giulia y Stelvio simplifican la oferta a la vez que cambian ligeramente
El Alfa Romeo Giulia es una berlina de 4,64 m y proporciones clásicas, con tres volúmenes, que está a la venta desde principios de 2016. En estos siete años de esta generación -con anterioridad hubo otros Giulia en los años 60 y 70 del siglo pasado- ha ido incorporando muchas versiones, incluso diferentes motores, pero lo esencial de ella se ha mantenido sin grandes cambios.
Ahora, y de cara a reimpulsar su comercialización -en España se han vendido, hasta hoy, 3.352 unidades de este modelo, un 16 por ciento de los Alfa vendidos en los últimos siete ejercicios; con un máximo anual de 1.034, en 2017; y un mínimo de 193, en 2022- la marca del Biscione ha decidido incorporar algunas modificaciones estéticas y otras técnicas en el habitáculo.
Las primeras se concentran en el frontal, donde además de un nuevo tratamiento de la superficie de los tres elementos de su parrilla y entradas de aire, se dispone de nuevos faros. Estos, con todas las funciones con leds y matriciales, lo que les permite realizar ajustes de la iluminación conforme al tráfico, velocidad, condiciones climáticas, etc. Los conforman tres módulos que, por otro lado, dan al Giulia una firma lumínica no sólo semejante a la del Tonale, sino también a otros modelos como el Zagato o Proteo. Adicionalmente, estos faros también aportan la función “Welcome and Goodbye”, con una iluminación específica que se produce cuando se abre o se cierra el coche. También se emplean leds para las funciones de los pilotos que, en el caso del Giulia, tienen una tulipa transparente.
El otro cambio significativo está tras el volante, en la instrumentación, donde se reemplazan los diales analógicos por una pantalla digital inserta en las dos capillas características del salpicadero del Giulia. Esta TFT de 12,3 tiene tres diseños que pueden seleccionarse desde una de las palancas laterales: Envolved, con un diseño futurista que da más importante a la información de la zona central y conserva dos diales laterales; Relax, eliminando estos diales y manteniendo los datos esenciales; y Heritage, inspirado en los coches de los años 60 y 70 de la marca, con los números invertidos en el velocímetro, por ejemplo.
Alfa presume de no haber realizado cambios en el aspecto en el que el Giulia destaca: el comportamiento de su chasis. Así seguimos encontrándonos con una dirección directa y precisa, con poco más de dos vueltas entre topes, que permite disfrutar de una inserción inmediata en las curvas cuando, por lo demás, la suspensión controla a la perfección tanto la pisada como la carrocería. Además, su reparto de pesos ayuda a sentir una agilidad en cada giro que, en otros coches, sólo se obtiene mediante una alta carga tecnológica y que, aquí, aparece de forma natural. Digna de mención es tanto la resistencia de los frenos, como el tacto de los mismos, con un sistema brake by wire, es decir, electromecánico que reduce componentes.
El Giulia es un “old school” en cuanto a su oferta de motores en tanto que, como el Stelvio, lo basa todo en dos bloques motores, uno de gasolina y otro Diesel, sobrealimentado cada uno de ellos con un turbo y que, en el caso del motor de gasóleo, está disponible con 160 o 210 CV. Como el de 280 CV de gasolina, éste un 2.0, frente a los 2.2 Diesel; el cambio es un automático de ZF de ocho velocidades que no resulta particularmente rápido en las transiciones entre marchas -tampoco en manual, cuando seleccionamos la relación con la preciosas levas de aluminio fijadas tras el volante-, lo que contrasta con la espontaneidad con la que reacciona el chasis e, incluso, el motor Diesel más potente, que es el que hemos podido conducir.
Tanto éste como el de gasolina exclusivamente se ligan a una tracción total, la Q4, que parece anticiparse a las necesidades de motricidad cuando se circula por carreteras de montaña, que es donde hemos podido ponernos a los mandos de este Alfa Romeo. Además, en el caso del acabado Veloce es posible integrar en la tracción Q4 un diferencial autoblocante mecánico posterior que también tiene el 160 CV, éste siempre de propulsión.
La oferta de motores se combina con cuatro niveles de equipamiento de manera que con los dos más básicos, Super y Sprint, se puede elegir entre los de 160 o 280 CV. Ya con el Ti queda la posibilidad de seleccionar, además, el Diesel más potente, el de 210 CV; como también ocurre con Veloce e, incluso, con la serie especial Competizione.
En cuanto a los precios, el motor de 160 CV arranca en 46.100 euros, los de 210 y 280 CV, en 56.100, si bien con diferentes niveles de equipamiento.
En cada salto de equipamiento -por ejemplo, del Super al Sprint; y de éste al Ti- el sobrecoste es de 2.500 euros, con la salvedad de los Compezione respecto a los Veloce, en los que son 4.000 euros. Este incorpora, junto a algunos elementos de decoración como las pinzas de color rojo, otros como las llantas de 21” o un equipo de sonido Harman Kardon, además de asientos y salpicadero tapizados en cuero.
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