¿Qué es la desertificación y cómo afecta a la salud de las personas?
Este fenómeno se produce por la acción humana en el ambiente, cuando llega a provocar que el suelo sea dañado.
Una de cada 10 personas enferman cada año por contaminación alimentaria
La desertificación es considerada desde hace décadas como uno de los principales obstáculos a nivel ecológico al que se enfrenta la humanidad. Tanto que el 17 de junio se celebra el Día Mundial Contra la Desertificación y la Sequía, en conmemoración de la aprobación de la Convención de las Naciones Unidas de la lucha contra la desertificación del año 1994.
Según la definición de ACNUR, la desertificación es un fenómeno consiste en la degradación del suelo como consecuencia de la acción humana, a través de "la deforestación, los incendios, la sobreexplotación del agua y la ganadería intensiva y no sostenibles". En el año 2019 los efectos de la desertificación ya afectaban a más de 3 millones de personas. De acuerdo a la ONU antes del año 2050 hasta 143 millones de personas podrían verse forzadas a huir de sus lugares de origen por culpa de la falta de agua.
En Europa, España es uno de los países más afectados por la desertificación y algunas regiones, tienen un riesgo alto o muy alto. En el país las regiones más afectadas por este fenómeno son Murcia, Comunidad Valenciana y Canarias, aunque otras como Andalucía, Madrid, Cataluña, Aragón, Baleares o Castilla-La Mancha también sufren sus consecuencias.
¿Cómo afecta la desertificación a la vida humana?
El proceso de desertificación tiene también implicaciones para el bienestar y la salud humana. Uno de los principales es la forma en la que dificulta que las personas puedan tener cubiertas sus necesidades básicas, pudiendo verse forzadas a huir a otro lugar en el que viven, además de exponer a estas personas a un mayor riesgo de sufrir pobreza.
También puede causar pérdida de la biodiversidad tanto vegetal como animal. Y como la cobertura vegetal también sale mal parada en las zonas desertificadas, esto se puede traducir en una reducción del alimento que humanos y ganado pueden conseguir.
La desertificación afecta también a los recursos hídricos, pudiendo afectar a las reservas de agua potable.
Este proceso también aumenta el riesgo de aparición de enfermedades zoonóticas, aquellas que se transmiten de animales a humanos, como ocurrió con la pandemia de covid-19.
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