‘Nuestras tierras. Nuestro futuro’

La campaña del Día Mundial del Medio Ambiente de 2024 se centra en la restauración de las tierras, la resiliencia a la sequía y la desertificación

‘Nuestras tierras. Nuestro futuro’
‘Nuestras tierras. Nuestro futuro’

05 de junio 2024 - 06:00

La campaña del Día Mundial del Medio Ambiente de 2024 se centra en la restauración de las tierras, la resiliencia a la sequía y la desertificación, bajo el lema “Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la #GeneraciónRestauración”.

El Reino de Arabia Saudita será el anfitrión de las celebraciones mundiales del Día Mundial del Medio Ambiente de 2024.

Historia del Día Mundial del Medio Ambiente

El Día Mundial del Medio Ambiente fue establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1972 y se celebra cada 5 de junio. Este día tiene como objetivo sensibilizar a la población mundial sobre la importancia de la protección ambiental y fomentar acciones políticas y sociales en favor del medio ambiente. Desde su creación, ha sido una plataforma global que inspira a personas, comunidades y gobiernos a tomar medidas para abordar los problemas ambientales más apremiantes.

Anualmente, se elige un tema central para conmemorar el Día Mundial del Medio Ambiente. En 2024, la campaña lleva el lema “Nuestras tierras, nuestro futuro”, enfocándose en la restauración de tierras, la desertificación y la resiliencia a la sequía. Estos temas son cruciales para abordar la degradación de los suelos y promover prácticas sostenibles que aseguren un futuro próspero para todos. Cada año, un país se convierte en anfitrión y organizador del Día Mundial del Medio Ambiente. En 2024, Arabia Saudita asumirá este rol, destacando su compromiso con la sostenibilidad y la protección del medio ambiente.

A lo largo de los años, el Día Mundial del Medio Ambiente ha sido testigo de la participación de millones de personas en más de 150 países, subrayando su relevancia y la necesidad de un compromiso continuo para enfrentar la crisis ambiental. Este evento busca concienciar y motivar a la acción, promoviendo iniciativas y políticas que contribuyan a un desarrollo sostenible en favor de nuestro entorno natural.

La desertificación

El Día Mundial del Medio Ambiente 2024 se centra en la lucha contra la desertificación, un problema crítico que afecta a millones de personas en todo el mundo. La desertificación es la degradación de las tierras áridas, semiáridas y subhúmedas, causada principalmente por actividades humanas y variaciones climáticas. Este proceso reduce la productividad del suelo, afecta la biodiversidad y contribuye a la pobreza y el hambre en las comunidades vulnerables. La campaña de 2024 busca aumentar la conciencia sobre este problema y promover acciones concretas para restaurar y proteger las tierras degradadas.

Cada año, se pierden aproximadamente 12 millones de hectáreas de tierra debido a la degradación, lo que pone en riesgo los suministros de alimentos y agua a nivel global. Entre las estrategias promovidas para combatir la desertificación se incluyen la adopción de prácticas agrícolas sostenibles, la reforestación y la gestión eficiente del agua. Estas medidas, además de mejorar la productividad del suelo, también contribuyen a la mitigación del cambio climático y la protección de la biodiversidad.

Además de los esfuerzos de restauración de tierras, es crucial fomentar la resiliencia de las comunidades afectadas. Esto implica proporcionar acceso a tecnologías y recursos que les permitan adaptarse a condiciones cambiantes y gestionar sus tierras de manera sostenible. La colaboración entre gobiernos, organizaciones no gubernamentales y el sector privado se antoja imprescindible para implementar proyectos de gran escala que puedan revertir los efectos de la desertificación.

La educación y la sensibilización pública también juegan un papel fundamental. Informar a las personas sobre las causas y consecuencias de la desertificación y las acciones que pueden tomar para mitigarlo puede impulsar un cambio significativo. Iniciativas comunitarias y programas educativos pueden empoderar a las comunidades para que adopten prácticas sostenibles y se conviertan en guardianes activos de sus tierras. El evento subraya la necesidad de políticas gubernamentales firmes que apoyen la gestión sostenible de la tierra y el uso racional de los recursos naturales. La implementación de políticas efectivas puede transformar la manera en que se utilizan y manejan las tierras, beneficiando tanto a las personas como al planeta.

¿sabías qué?

Los suelos sanos son vitales para la vida en la Tierra, albergando el 60% de todas las especies y almacenando grandes cantidades de carbono que, de liberarse, incrementarían el calentamiento global. Solo el 0,5% del agua de la Tierra es agua dulce utilizable, y el cambio climático está reduciendo peligrosamente este suministro.

Las tierras secas cubren el 41% de la superficie terrestre y producen el 44% de los cultivos mundiales, alimentando a la mitad del ganado del mundo. A pesar de su aridez, estas tierras contienen más de una cuarta parte de los bosques del mundo y son cruciales para la biodiversidad. Sin embargo, los desiertos se están expandiendo debido al cambio climático, aunque iniciativas como la Gran Muralla Verde en África buscan restaurar millones de hectáreas de tierra. Los bosques, que cubren el 31% de la Tierra, son hogar de más de la mitad de las especies terrestres y son esenciales para la producción de medicamentos. La deforestación y degradación de bosques afectan gravemente la biodiversidad y el clima global.

Las zonas urbanas, aunque ocupan solo el 3% de la superficie terrestre, albergan a más de la mitad de la población mundial y representan gran parte del uso de recursos y energía, además de producir la mayoría de los desechos y emisiones de gases de efecto invernadero. Los árboles urbanos pueden ayudar a mitigar estos efectos enfriando el aire, limpiando el agua y reduciendo las inundaciones.

Y además...

¿Qué podemos hacer para frenar la desertificación?

Como ciudadanos, tenemos un papel crucial en la lucha contra la desertificación a través de acciones cotidianas y cambios de hábitos que pueden marcar una diferencia significativa. En primer lugar, podemos adoptar prácticas de jardinería sostenible, como plantar especies nativas y resistentes a la sequía, usar compost para mejorar la salud del suelo y reducir el uso de pesticidas y fertilizantes químicos que pueden degradar el suelo.

Otra medida importante es la conservación del agua. Reducir el consumo de agua en el hogar mediante la instalación de dispositivos de ahorro de agua, reparar fugas y optar por duchas más cortas puede contribuir a la gestión eficiente de este recurso vital. También podemos recolectar agua de lluvia para regar nuestras plantas, lo que ayuda a preservar las fuentes de agua dulce. El consumo responsable es otro aspecto clave.

Optar por productos locales y sostenibles, reducir el desperdicio de alimentos y reciclar materiales puede disminuir la presión sobre los recursos naturales y contribuir a la salud del suelo. Asimismo, reducir el uso de plásticos y optar por materiales biodegradables puede prevenir la contaminación del suelo.

La gestión eficiente del agua es crucial para prevenir la desertificación. Esto incluye técnicas de riego más eficientes, como el riego por goteo, y la recolección de agua de lluvia para su uso durante las estaciones secas. Además, restaurar los humedales y proteger las fuentes de agua dulce puede mejorar la disponibilidad de agua y la salud del ecosistema. Las políticas ambientales deben apoyar estas prácticas sostenibles mediante incentivos para los agricultores que adopten métodos de conservación del suelo y sanciones para las prácticas que contribuyen a la degradación del suelo. La cooperación internacional y las inversiones en proyectos de restauración de tierras también son esenciales para abordar la desertificación a gran escala.

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