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Los megaincendios son más extremos por culpa del cambio climático, según un estudio

Las probabilidades de que se produzcan este tipo de fenómenos aumentarán en los próximos años también como consecuencia de la crisis climática.

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Imagen de archivo del incendio de Almonaster la Real, en el que se quemaron 12.000 hectáreas.

El término megaincendio hace referencia a aquellos fuegos que se caracterizan por su peligrosidad, por el terreno que afecta, su virulencia o la velocidad con la que se propaga. Un informe reciente,  'El Estado de los Incendios 2023/24', que publica la revista Earth ScienceData y en el que colaboran la Universidad de East Anglia, el Centro de Ecología e Higrología de Reino Unido, la Oficina Meteorológica y el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo indican que el cambio climático es uno de los motivos los megaincendios del pasado año y que además la situación puede empeorar en un futuro próximo, con el aumento de la frecuencia de este tipo de grandes incendios.

Megaincendios y cambio climático, la situación se retroalimenta

Imagen de archivo de un incendio de Losacio, en Zamora. / Emilio Fraile, Europa Press

El informe estudia algunos de los incendios extremos que han tenido lugar entre marzo de 2023 y febrero de 2024, para lo que se tienen en cuenta sus causas. Algunos de los incendios estudiados son los que se produjeron en Canadá, Grecia y el Amazonas. En su informe, los investigadores también analizaron cómo el cambio climático puede aumentar el riesgo de que incendios parecidos se produzcan en el futuro.

En total, en la etapa estudiada ardieron unos 3,9 millones de kilómetros cuadrados en todo el mundo. En el caso de Canadá, se quemaron 150.000 kilómetros cuadrados de terreno que llevó a la evacuación de unas 232.000 personas y un total de ocho bomberos perdieron la vida. En el brasileño estado de Amazonas, así como las zonas del Amazonas de Chile, Bolivia, Colombia y Venezuela, la sequía dio lugar a un récord de incendios, que llevaron también a que la calidad del aire empeorara. Y en Grecia murieron 19 personas por incendios; el incendio de Evros es considerado como uno de los peores registrados en el continente con un área quemada de 900 kilómetros cuadrados.

El estudio señala que el cambio climático causa más incendios y que estos aumentan el nivel de CO2 de la atmósfera, creando una situación en la que ambas cuestiones se retroalimentan. El pasado año la cantidad de CO2 que tuvo su origen en incendios forestales fue superior en un 16% a la media con un total de 8.600 millones de toneladas de dióxido de carbono. Se trata de la cifra más alta de contaminación producida por incendios desde el año 2003, aunque el área total quemada estuvo cerca de la media de los últimos 20 años, algo que se explica por los incendios en zonas con vegetación más densa.

Por otra parte, el informe señala que el cambio climático aumentará la frecuencia en la que se den las condiciones propicias para los grandes incendios: una mayor temperatura y descenso de la humedad. En el periodo estudiado estas condiciones hicieron que los fuegos extremos fueran dos veces más probables de lo normal en Grecia, tres veces en Canadá y hasta 20 veces más en el Amazonas. Chantelle Burton, científica meteoróloga de la Met Office, concluyó que “Es prácticamente seguro que los incendios de 2023 en Canadá y la Amazonía fueron grandes debido al cambio climático”. Burton llama también a que la investigación trate de estudiar la relación entre cambio climático e incendios para saber “cómo pueden cambiar en el futuro”.

Los autores del estudio concluyen que los grandes incendios aumentarán de cara a finales de siglo si las emisiones de efecto invernadero siguen siendo elevadas, para lo que se deben intentar minimizar reduciendo estas emisiones. Por ejemplo, en el caso de que se den emisiones altas de efecto invernadero sus modelos estiman que el riesgo de megaincendios se situaría entre el 65 % y el 90 %.

Douglas Kelley, doctor experto en incendios de UKCEH, señala también que no solo hay que reducir las emisiones, sino también ser capaces de “adaptarse a los cambiantes riesgos de incendios forestales”, algo para lo que se puede “gestionar la vegetación para reducir el riesgo y los efectos de los incendios forestales cada vez más graves en la sociedad y en los ecosistemas”.

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