Los cinco grandes científicos del estudio sobre el calentamiento global
Cambio climático
El Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento galardona a los científicos que supieron 'leer' en el hielo el vínculo entre los gases de efecto invernadero y el aumento de las temperaturas
Los trabajos publicados desde la década de los ochenta por Dorthe Dahl-Jensen (Universidad de Copenhague), Jean Jouzel y Valérie Masson-Delmotte (Laboratorio de Ciencias del Clima y del Medioambiente de París), y Jakob Schwander y Thomas Stocker (Universidad de Berna) han demostrado que los registros procedentes de los depósitos de hielo más gruesos y antiguos de la Tierra muestran que los cambios en las concentraciones atmosféricas de gases de invernadero, como el dióxido de carbono y el metano, van acompañados de cambios sistemáticos en la temperatura del aire en todo el planeta, ha señalado el jurado de la XVI edición del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Cambio Climático.
El acta del jurado del Premio destaca cómo los galardonados han demostrado que “a lo largo de los últimos 800.000 años, las concentraciones de gases de efecto invernadero debidas a la variabilidad natural nunca habían alcanzado los niveles atmosféricos actuales”. Su trabajo ha permitido “evidenciar que la actual concentración de gases de efecto invernadero se sale de escala. Por lo tanto, no hay precedentes y estamos viviendo un experimento cuyo resultado es una incógnita que amenaza al ser humano, no a la naturaleza, que siempre se ha adaptado”, añade Joan Grimalt Obrador, investigador en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El análisis de los testigos de hielo –muestras cilíndricas que se obtienen mediante la perforación del sustrato a diferentes profundidades– ha sido trascendental para la ciencia del clima, ya que supuso la comprobación definitiva del vínculo entre los gases de efecto invernadero y la temperatura de la Tierra. Desde los años 1960 existían modelos climáticos basados en la física que mostraban que un aumento en la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera produciría un incremento de temperatura.
Jean Jouzel
Para validar las hipótesis planteadas en los años sesenta, faltaban datos concretos sobre la composición de la atmósfera a lo largo de la historia. El análisis de Jean Jouzel de un testigo de hielo antártico procedente de la base de Vostok, publicado en Nature en 1987, constituyó esa comprobación definitiva: “El vínculo entre los cambios en la concentración de gases invernadero y la temperatura se estableció realmente gracias al testigo de hielo de Vostok”, afirma el ganador del Premio Fronteras.
Valérie Masson-Delmotte
Una década después de la publicación de aquel artículo, Valérie Masson-Delmotte realizó un análisis similar con muestras de hielo procedentes de Groenlandia. Sus conclusiones coincidían con las que había obtenido Jouzel en el otro extremo del planeta.
Dorthe Dahl-Jansen
Las contribuciones de la danesa Dorthe Dahl-Jansen se han centrado en la reconstrucción del clima del pasado a partir del estudio de testigos de hielo en Groenlandia, tal y como plasmó en un estudio publicado en 1998 por la revista Science. Dahl-Jansen ha comprobado que las concentraciones de gases de efecto invernadero jamás alcanzaron los niveles de hoy.
Jakob Schwander
Todas estas investigaciones no habrían sido posibles sin la tecnología necesaria para obtener los testigos de hielo, y Jakob Schwander ha sido pionero en este campo. El investigador suizo se considera un “apasionado” de la ingeniería y de las técnicas de perforación del hielo y ha sido un gran innovador en este aspecto, desarrollando, mejorando y creando nuevos dispositivos para llegar a capas más profundas de hielo prístino. Esta, precisamente, ha sido una de sus principales aportaciones.
Thomas Stocker
Stocker, que colaboró con Schwander en el desarrollo de la perforadora RADIX, ha centrado su trabajo posterior en la medición de las concentraciones de dióxido de carbono atrapado en las burbujas de aire de los testigos de hielo de 800.000 años de antigüedad. Stocker desarrolló varios modelos climáticos para interpretar los datos obtenidos para obtener tres conclusiones fundamentales. “En primer lugar, que las concentraciones de dióxido de carbono son un 35% más altas que en los últimos 800.000 años. En segundo lugar, que el calentamiento global no tiene precedentes en, al menos, los últimos 2.000 años. Y tercero, que gracias a los testigos de hielo polar hemos podido saber que hubo inestabilidades en el sistema climático —cambios abruptos— que podrían volver a ocurrir en el futuro debido a las importantes alteraciones que el ser humano está infligiendo en el clima”, destaca Stocker.
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