Oruga procesionaria: cómo evitar que haga daño a nuestro perro
La oruga procesionaria del pino es un peligro para los perros, sobre todo durante los meses de invierno y primavera. Esta oruga se conoce como procesionaria por su comportamiento de moverse en fila. Lo que la hace especialmente peligrosa no es su aspecto, sino los miles de pelos urticantes que cubren su cuerpo. Estos pelos tienen una toxina llamada thaumetopoeina, que puede causar reacciones graves en animales y humanos al contacto, inhalación o ingestión.
La thaumetopoeina está en los pelos urticantes de la oruga, y esta provoca reacciones alérgicas y toxinas que pueden ser letales para los perros. La oruga procesionaria dispara estos pelos al sentir cualquier amenaza, y los vientos pueden llevarlos hasta 200 metros de distancia. Esto significa que incluso si la oruga no está cerca físicamente, su contacto sigue siendo un peligro.
Síntomas de que mi perro ha tocado la oruga procesionaria
Si tu perro entra en contacto con la procesionaria, los síntomas pueden aparecer rápidamente, en un intervalo de 30 minutos a 4 horas. Los más comunes incluyen:
- Hipersalivación o salivación excesiva.
- Inflamación de la lengua y el hocico, que puede obstruir las vías respiratorias.
- Dificultad para respirar, estornudos o tos.
- Vómitos y diarrea.
- Fatiga o letargo.
En casos más graves, el perro puede sufrir necrosis en partes de la lengua o el paladar, lo que puede requerir amputación del tejido afectado. Si no se trata a tiempo, la oruga procesionaria puede ser letal.
¿Qué hago si mi perro toca la oruga procesionaria?
Lo primero será mantener la calma. Aunque parezca algo trivial esto es realmente importante a la hora de actuar: tu perro no puede notar que tú estás en pánico. Lo siguiente será llevarte a tu perro fuera y lejos de la zona donde se encuentras las orugas. Aleja a tu mascota inmediatamente. Para seguir, recuerda que debes ser cauto. No toques la oruga directamente. Utiliza guantes o pinzas para retirar cualquier oruga o pelos urticantes que puedan estar en el cuerpo del perro. A continuación, deberás lavar bien la zona afectada con agua tibia para neutralizar las toxinas. Intenta no frotar o masajear la zona, ya que podrías extender la toxina.
Por último y más importante, ve al veterinario cuanto antes. Aunque tu perro no muestre signos inmediatos, tu perro necesita atención veterinaria. Los tratamientos pueden incluir antihistamínicos, corticoides y, en casos graves, oxigenoterapia.
¿Cómo prevenir el contacto de nuestro perro con la oruga procesionaria?
La mejor manera de evitar que la procesionaria cause daño a tu perro es mediante medidas preventivas:
- Evita las zonas con pinos, abetos y cedros durante la temporada de orugas. La época más crítica para la procesionaria es entre febrero y abril, cuando las orugas descienden de los árboles para enterrarse en el suelo. Durante estos meses, evita pasear con tu perro por áreas donde haya presencia de pinos o cedros.
- Mantén a tu perro con correa. Aunque suene tentador dejar que tu perro corra libremente, es importante que durante la temporada de la oruga procesionaria lo mantengas bien controlado y con correa. Esto reducirá las posibilidades de que olisquee o entre en contacto con las orugas o sus nidos.
- Revisa y fumiga el jardín si tienes pinos. Si tienes un jardín con árboles susceptibles de albergar procesionarias, como los pinos, asegúrate de fumigar la zona y eliminar cualquier rastro de nidos. Además, existen dispositivos de prevención como trampas o barreras para evitar que las orugas bajen de los árboles.
- Contacta con el ayuntamiento en caso de plaga. Si descubres nidos o presencia de orugas procesionarias en zonas públicas, contacta con las autoridades locales para que puedan controlarlas y proteger a los animales y personas en el área.
Si tu perro ha entrado en contacto con una oruga procesionaria, el agua tibia es tu primer aliado de defensa. Lava bien la zona afectada para eliminar la toxina y evitar que los pelos urticantes sigan liberando sustancias peligrosas. Eso sí, ve al veterinario corriendo, ya que las puede empeorar.
Una vez en la clínica veterinaria, el tratamiento dependerá de la gravedad de los síntomas. Los antihistamínicos y corticoides suelen ser los primeros pasos para reducir la inflamación y mitigar los efectos tóxicos. En casos más graves, donde se vea necrosis en la lengua o en otras partes del cuerpo, puede ser necesaria la cirugía para quitar el tejido dañado.
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