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Experimentación
Hace unos días, eldiario.es publicó que la Fundació Parc Científic, perteneciente a la Universidad de Barcelona, contrató los servicios del laboratorio Vivotecnia (envuelto en un grave caso de supuesto maltrato animal) para un experimento de más de 30 cachorros de Beagle, y ahora podrían ser sacrificados el próximo 24 de enero.
Este caso se ha viralizado a través de las redes sociales y gracias a numerosos medios de comunicación y asociaciones de animales que han dado alerta a lo que está próximo a suceder. Aun así, la Universidad de Barcelona ha desmentido que esto vaya a ocurrir de manera inmediata y que tenían previsto empezar los experimentos en Marzo.
Después de esta polémica, la consellera de Acción Climática de la Generalitat de Cataluña Teresa Jordà, ha explicado que dicho experimento denunciado por grupos ecologistas que finaliza con la muerte de 32 perros se lleva a cabo en la Comunidad de Madrid, a la que trasladarán su preocupación por este asunto.
Aunque no sea plato de buen gusto, muchos animales son usados para la experimentación: ratas, cerdos, monos e incluso perros. Una de las razas más usadas por los laboratorios es "Beagle" pero, ¿cuál es el motivo?
El motivo principal por el que los Beagles suelen ser utilizados para los experimentos es porque son animales muy dóciles, manejables por su tamaño y en muy pocas ocasiones muerden, o al menos así lo dicen varias revistas científicas.
La página Veggieanimals consultó en varias de estas revistas y descubrieron que son la raza preferida por “su buen comportamiento, tamaño y otros rasgos físicos” “temperamento dócil”. En otras palabras, las mismas características que hacen que los beagles sean excelentes compañeros y miembros de nuestras familias, también les convierten en víctimas de la experimentación animal.
La primera institución del mundo que tomó la decisión de experimentar, específicamente, en beagles, fue la Universidad de Utah. Los primeros ocho beagles fueron comprados por la Universidad de Utah el 3 de Abril, de 1951, al señor A. Clyde Clark, un criador de perros de Weston, en West Virginia, que era miembro del “West Fork Beagle Club.” Además, otros beagles fueron comprados a diversos criadores pequeños ubicados en la zona de Salt Lake City. El uno de marzo de 1952, la universidad había comprado un total de 61 beagles para criar, y su programa de cría comenzó de inmediato. Hacían que las perras quedasen embarazadas en su primer celo, y el personal de laboratorio practicaba cesáreas tan pronto como los beagles, todavía dentro del útero, pudiesen sobrevivir. Esto permitía que las perras quedasen embarazas rápidamente “para obtener la mayor producción de cachorros".
A raíz de ahí, empezaron a usarse para otros experimentos y a día de hoy se usan más de 50.000 perros en investigaciones, pruebas y prácticas tan solo en Estados Unidos, de los cuales la gran mayoría son Beagles.
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