Un plan con medidas urgentes para reducir la interacción entre orcas y barcos
Estudio
Abundan los casos recientes de orcas disfrutando con el chorro creado por la hélice de las embarcaciones, quedándose debajo del barco durante a veces más de media hora
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La organización ambientalista CIRCE ha presentado al Gobierno central un plan con medidas urgentes para reducir las interacciones entre las orcas del Estrecho y las embarcaciones.
Para ello CIRCE ha realizado un estudio, cuyos resultados han sido presentados a los ministerios para la Transición Ecológica y de Transportes, sobre las interacciones con orcas que se han observado a lo largo de los últimos 3 años en las costas de la península ibérica.
Este trabajo es el resultado de 3 años de análisis de datos sobre interacciones y utiliza los más de 25 años de investigación que tiene la entidad sobre dinámica de poblaciones, fluidez de estructura social, comportamiento y transmisión cultural de la orca ibérica.
"La primera conclusión de este estudio es que estamos ante los mismos grupos sociales o familias. Este hecho es fundamental para entender el fenómeno" afirma el coordinador del estudio.
Dos individuos sobre los que se centra el estudio están asociados al grupo social denominado “Grupo de Pingu”, conocido desde 1999. Ambos especímenes solían acercarse a las hélices de barcos de avistamiento de cetáceos y de barcos de investigación en el Estrecho cuando sus madres y abuela cazaban atunes en las aguas del Estrecho.
Las dos orcas adoraban ponerse en el chorro creado por la hélice de las embarcaciones, quedándose debajo del barco durante a veces más de media hora, mientras sus madres cazaban. Este tipo de comportamiento se observó de manera casi constante entre 2016 y 2019, y a partir de ese momento, las orcas empezaron a interaccionar no solo con embarcaciones de avistamiento e investigación, sino también con veleros, normalmente grandes y provistos de elementos móviles como palas de timones muy grandes.
"Al principio simplemente jugaban sin producir daños, con las palas, pero debido al crecimiento lógico de estos individuos y el aumento de fuerza se ha llegado en ocasiones a partirlas, sobre todo si las palas no estaban en buen estado de conservación", añade.
En este momento se ha creado una alarma social "tremenda" debido a unas imágenes de estas interacciones en la costa de Galicia y del Estrecho, entre otras zonas marítimas. Cualquier tipo de reacción a su juego solo creará más interacciones por parte de los cetáceos "y si la orca viene a jugar con nosotros y paramos, gritamos y dejamos el barco al pairo, provocando que el timón siga moviéndose, solo haremos que aumente este tipo de comportamiento”.
Solicitar a las embarcaciones que paren y dejen elementos móviles a disposición de las orcas es un error que solo hace que aumenten las interacciones con resultado negativo, subraya el especialista.
A su vez, Javier Almunia, miembro de la Fundación Loro Parque y experto en comportamiento de orcas, precisa que “en animales tan sociales e inteligentes como las orcas, el alimento no tiene porque ser la motivación principal para una interacción con personas o infraestructuras humanas ya que simplemente el juego o los comportamientos exploratorios pueden ser extraordinariamente reforzantes para los animales, por lo que pueden hacerse cada vez más frecuentes e incluso transmitirse de forma horizontal (a otros individuos del grupo o de otros grupos)”.
Por tanto, la conclusión "es que estamos asistiendo simplemente a un comportamiento lúdico, que estamos, sin saberlo, y a través de recomendaciones a veces sin fundamento científico, aumentando".
Este es el motivo por el que CIRCE ha solicitado al Gobierno de España que de forma urgente se ponga en marcha un plan de conservación de las orcas con medidas a corto y medio plazo "si queremos evitar males mayores hacia las embarcaciones, o hacia los animales o seres humanos".
CIRCE propone un plan de acción en 3 fases con el objetivo de modificar la motivación que lleva a las orcas a acercarse a las embarcaciones y para ello se buscará eliminar cualquier tipo de reacción por parte de cualquier embarcación. Sería una fase en la que el objetivo sería ignorar a las orcas.
Para lograrlo se debería de prohibir taxativamente el acercamiento de cualquier tipo de embarcación (como se obliga en la zona de exclusión del área crítica de orcas incluida en su Plan de Conservación, pero en toda la costa nacional).
En caso de que las orcas fuesen las que se acercaran, el barco no debería de cambiar de comportamiento en ningún momento, siguiendo su ruta inicial y sobre todo no ofrecer elementos móviles ni gritar a las orcas.
Esta fase debería de extenderse cuanto antes hasta los meses de marzo, fecha en las que las orcas volverán al Estrecho.
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