Desmontando mitos: la verdad detrás de las etiquetas en la comida para perros y gatos

En un sector que facturó 1.955 millones de euros en España, algunas marcas recurren a estrategias engañosas para hacer más atractivos sus productos para animales

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Harmony Gallez, asistente veterinaria especializada en nutrición canina y felina
Harmony Gallez, asistente veterinaria especializada en nutrición canina y felina / M. G.

Sevilla/El mercado de alimentación para mascotas en España está experimentando un crecimiento significativo, con una facturación de 1.955 millones de euros, lo que supone un incremento del 14,5% respecto al año anterior. Con aproximadamente 9,3 millones de perros y 5,9 millones de gatos en los hogares españoles, las empresas del sector compiten ferozmente utilizando estrategias de marketing que, en ocasiones, juegan con el sentimiento de culpa de los propietarios.

Según indica Harmony Gallez, asistente veterinaria especializada en nutrición canina y felina, muchas marcas han identificado que los dueños de mascotas desearían cocinar para sus animales pero carecen de tiempo, ofreciéndoles alternativas supuestamente perfectas mediante términos atractivos pero no siempre precisos. Expresiones como '100% natural' o 'apto para consumo humano' pueden resultar engañosas para el consumidor y, en algunos casos, incumplen la normativa vigente.

Términos engañosos en las etiquetas

La utilización del reclamo 100% natural constituye uno de los argumentos más frecuentes en el sector, según Gallez. Sin embargo, según establece la normativa, un alimento completo para perros o gatos necesita obligatoriamente vitaminas y minerales añadidos, elementos que no se consideran naturales. La Federación Europea de la Industria de Alimentación para Animales de Compañía especifica que el término natural únicamente puede aplicarse a ingredientes que no hayan sufrido modificaciones ni contengan aditivos.

De manera similar, la alegación sin aditivos artificiales resulta imprecisa, ya que todo alimento completo para mascotas requiere obligatoriamente la adición de vitaminas y minerales, considerados técnicamente como aditivos necesarios para garantizar una nutrición equilibrada.

Prácticas prohibidas por la normativa

Para esta asistente veterinaria, otra práctica cuestionable es la mención sin subproductos animales, que contraviene directamente la legislación. Según la normativa vigente, cualquier ingrediente destinado a la alimentación para mascotas se clasifica automáticamente como subproducto, incluso si procede de la cadena alimentaria humana. Esta clasificación responde a una medida regulatoria para evitar que dichos ingredientes puedan reintroducirse en la alimentación humana.

En la misma línea, la indicación apto para el consumo humano tampoco está permitida, puesto que todos los ingredientes de origen animal utilizados en la elaboración de alimentos para mascotas proceden necesariamente de animales declarados aptos para consumo humano. Esta mención induce a error al consumidor, atribuyendo al producto características supuestamente diferenciales que, en realidad, comparten todos los productos similares del mercado.

Desinformación sobre procesos de fabricación

El marketing engañoso también se extiende a los procesos de elaboración. Algunas marcas afirman que las croquetas convencionales se someten a temperaturas de hasta 200 °C, cuando en realidad las temperaturas habituales en un extrusor oscilan entre 100 y 130 °C. Las alegaciones sobre cocción a baja temperatura carecen de validez en este contexto, ya que por razones sanitarias, los ingredientes deben alcanzar como mínimo los 90 °C durante el procesamiento, recuerda Gallez.

Cómo identificar productos de calidad

Frente a estas estrategias de marketing, los expertos como Harmony Gallez recomiendan centrarse en criterios objetivos que garanticen un alimento adecuado. Las marcas verdaderamente comprometidas con la calidad son aquellas que disponen de un equipo científico propio, realizan análisis por lote y pruebas de digestibilidad in vivo para asegurar calidad, trazabilidad y equilibrio nutricional.

Las marcas veterinarias suelen liderar este enfoque, aunque también existen fabricantes no veterinarios que trabajan con agrónomos especializados en nutrición animal. En contraste, numerosas marcas orientadas principalmente al marketing subcontratan todos los procesos, desde la formulación hasta la fabricación, seleccionando recetas prediseñadas de catálogos industriales, conocidas como referencias blancas.

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