A ciencia cierta
Jazz
El saxofonista James Brandon Lewis afianza sus proyectos entre las más valiosas apuestas del jazz actual
De ser elegido en 2020 el saxo tenor más prometedor en la encuesta de críticos que anualmente convoca la veterana y prestigiosa publicación DownBeat a convertirse en la misma votación de este 2022 en el único músico que sitúa dos de sus álbumes entre los mejores de la pasada temporada: Code of Being (2021) a la cabeza de su Quartet y –ocupando la primera plaza de la lista– el soberbio Jesus Wagon (2021) como líder de su Red Lily Quintet. Con este crédito y a sus 39 años, resulta obvio apuntar que James Brandon Lewis parece destinado a reforzar una aventajada posición entre la élite de un jazz contemporáneo que se engrandece con su obra.
La última evidencia se plasma en el flamante Molecular Systematic Music MSM Live (Intakt Records; 2022) a modo de prolongación en vivo y a la cabeza de su cuarteto de aquel Molecular (2020) que iniciara la trilogía continuada con el citado Code of Being. El excelente pianista cubano Aruán Ortiz, el contrabajista Brad Jones y la batería de Chad Taylor secundan al saxofonista, compositor, productor y arreglista de Búfalo, Nueva York, en una empresa que expuso el interés por abordar su música a imagen y semejanza de un ente vivo, asociado a otras esferas exploradoras como la ciencia en general y la biología en particular. De hecho, el disco se inspiró en la estructura helicoidal del ADN, poniendo también de manifiesto la imbatible consistencia del cuarteto, así como el discurso de un saxofonista que no rehúye rastros de colosos como Sonny Rollins, John Coltrane o Albert Ayler.
Registrado en directo en el Rote Fabrik de Zurich en plena pandemia, Molecular Systematic Music MSM Live ensancha ahora tiempos y logros de la brillante partitura del propio Lewis ya exhibida en Molecular hasta duplicar con creces su extensión. Nueve composiciones convertidas en tentador escaparate de las capacidades de este cohesionado combo, capaz de fajarse con sentido e inteligencia tanto en espacios de presión y músculo como en áreas más temperadas y dispuestas. En todas ellas despunta ese complejo punto que estabiliza método e intuición y gracias al cual el ajuste entre escritura e improvisación –mucha más aventurada aquí que en el disco original– seguro que volverá a situar a JBL, y junto a él a este trabajo, en las nóminas de mejores discos de este 2022. Huelga decir que en la nuestra seguro que estará.
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