Sobre la España
Novedades discográficas | Clásica
Una muestra de la riqueza de la música, los músicos y la industria fonográfica españoles para empezar 2022
Las fichas
Dancerías. Aquel Trovar. Fonoruz
Sopra la Spagna. La Spagna. Alejandro Marías. Lukos Records
El clave del emperador. Todos los Tonos y Ayres. Íliber Ensemble. IBS Classical
Carlos Patiño: Música sacra para la Corte. La grande Chapelle. Albert Recasens. Lauda
Gaetano Brunetti: Divertimenti. Concerto 1700. Daniel Pinteño. 1700
Félix Máximo López: De sonatas y fandangos. Mario Prisuelos. Cezanne
Arturo Dúo Vital: Una voz en blanco y negro. Mireia Tarragó y Carmen Santamaría.
Carmelo Bernaola: La Celestina. Orquesta Sinfónica Musikene. Nacho de Paz. IBS Classical
Luis de Pablo: Amicitia. Iñaki Alberdi. Orquesta Sinfónica de Bilbao. Ernest Martínez Izquierdo. IBS Classical
Pese a las crisis de todo tipo, la falta endémica de apoyo institucional, la llamada insistente de los grandes escenarios e instituciones internacionales o el atractivo del gran museo virtual de la música clásica, los músicos españoles muestran año tras año una actividad incesante en torno al repertorio español, y lo hacen apoyados en una fonografía en plena expansión, hasta el punto de que algunos sellos crecen, otros se consolidan y múltiples grupos enseñan músculo con sus propias ediciones. Con una pequeña muestra de todo ello quiero abrir 2022: son nueve trabajos publicados en los últimos meses en España por músicos españoles y con música preferentemente española.
En Dancerías, Aquel Trovar vuelve a sus orígenes de grupo puramente instrumental (aquí en formación de trío). El conjunto cordobés hace repaso de las danzas de moda en el Renacimiento (pavanas, gallardas, romanescas, alemandas, canarios, saltarellos...) que persiguen por tratados, manuscritos y ediciones, de Sevilla a Londres, Amberes, Lyon, Estrasburgo o Venecia. Como es habitual, la publicación, registrada bajo el sello Fonoruz, es propia y exquisitamente cuidada.
Una de las bajas danzas más famosas de principios del Renacimiento, la de La Spagna, es justamente la que justifica el último álbum del conjunto del violagambista Alejandro Marías, que toma su nombre de la misma danza. Sopra la Spagna (Lukos Records) tiene también como objeto principal la danza en el Renacimiento, tan importante en las cortes más exquisitas como muestra de nobleza y refinamiento. Con abundancia de cuerdas pulsadas (vihuelas, guitarras, laúdes, tiorbas, arpas), el grupo de Marías recorre los rastros de La Spagna y lo español, de Juan del Enzina a Marin Marais. Edición también propia y de gran calidad.
Singularísimo el último trabajo de dos conjuntos granadinos que se reúnen por primera vez en CD, Todos los Tonos y Ayres e Íliber Ensemble. El clave del Emperador (IBS Classical) es un acercamiento a la figura de Diego Pantoja, el jesuita madrileño que junto con el italiano Matteo Ricci fue el primer europeo en entrar al servicio de la corte china. Músicas llegadas de Europa y otras de tradición oriental se reúnen en este álbum que recoge un legado mestizo y que, aunque no es del todo nuevo en disco, sorprenderá a muchos.
Las publicaciones de La Grande Chapelle de Albert Recasens en su sello Lauda siguen admirando por la combinación entre rigor musicológico y temblor emotivo. La última está dedicada a Carlos Patiño, nacido en un pueblo de Cuenca, pero formado como niño seise en la catedral de Sevilla, cuya iglesia del Sagrario llegó a dirigir musicalmente antes de ocupar la plaza de maestro de capilla en el Real Monasterio de la Encarnación de Madrid, trampolín para su acceso a la corte de Felipe IV. Recasens lo celebra con una recopilación de motetes, salmos, responsorios y otras piezas sacras, algunas policorales y muchas de ellas nunca antes grabadas, para demostrar una vez más que el XVII español fue tan Siglo de Oro en las iglesias como el anterior.
En el siglo XVIII, la villa y corte madrileña conoció una auténtica invasión de músicos italianos. Entre ellos se contaba Gaetano Brunetti, que llegó de niño a la ciudad e hizo carrera en sus teatros y en la misma Real Capilla. Por suerte, su música cada vez se conoce mejor. Aquí el Concerto 1700 de Daniel Pinteño se presenta como trío en su propio sello (1700) para un recorrido por sus divertimentos en los que late la frescura del mejor estilo galante con notas de melancolía que nos remiten inevitablemente a Boccherini.
Famoso por el retrato que en la década de 1820 hiciera de él Vicente López, Félix Máximo López (ningún parentesco con su retratista) fue un organista y teórico muy valorado, pero su tarea compositiva está mucho más olvidada, aunque desarrolló su carrera en las Descalzas Reales y en la Real Capilla (llegó a primer organista en 1805). Por eso resulta tan estimulante este disco que le ha dedicado Mario Prisuelos. Publicado bajo la marca Cezanne, De Sonatas y fandangos documenta no sólo el peso de la danza (minuetos, fandangos) en la música del período, sino también el impacto de Haydn en los círculos de ilustrados madrileños, pues sus sonatas remiten al gran maestro austriaco no sólo en formas o estilos, sino incluso en el tratamiento de motivos haydnianos.
Iniciativa de la pianista Carmen Santamaría, que ha contado con ayudas de instituciones cántabras, Una voz en blanco y negro recoge piezas para piano solo y tres ciclos de canciones del cántabro Arturo Dúo Vital (1901-1964). La música pianística es sencilla y oscila entre la pieza de salón y la música evocativa, con un singular apunte virtuosístico en la Danza de los bisontes. En las canciones, a las que pone voz la mezzo Mireia Tarragó, lo que se muestra es el estro popular pasado por el tamiz de Falla.
En 1998, el Teatro Real de Madrid presentó el estreno mundial de La Celestina, un ballet de Carmelo Bernaola que se ofreció con recitados del texto en versión de Adolfo Marsillach. Así ha recreado (en primicia discográfica) la obra Nacho de Paz en esta grabación con la Orquesta de Musikene para el sello IBS Classical, con las voces de los actores Carlos Chamorro y Yolanda Vargas y de dos cantantes para las canciones que incluye la partitura, la contralto Lucía Gómez y el bajo Mikel Zabala. La música del maestro vizcaíno tiene la audacia armónica y la riqueza sensual del timbre tan característica de buena parte de su música, en este caso una tragedia que termina con el Dies Irae. Un pequeño tríptico vocal de 1980 sobre ideas cervantinas (Galatea, Rocinante y Preciosa) con la voz de Lucía Ferrer y un pequeño ensemble acompañante culmina un álbum que entre medias presenta Jaso, obra de Zuriñe Fernández Gerenabarrena (Vitoria, 1965), una de las más ilustres alumnas de Bernaola.
Luis de Pablo murió en 2021, pero aún tuvo tiempo de ver el último álbum que le dedicó el acordeonista Iñaki Alberdi (IBS Classical), que incluye su concierto para acordeón y gran orquesta (aquí, la Sinfónica de Bilbao dirigida por Ernest Martínez Izquierdo) escrito en 2014 y cuyo título (Amicitia) sirve igualmente para nombrar este CD en el que ejerce de columna vertebral que integra también tres obras para acordeón solo (Capricho, Tre riflessi y Tango) y las Tres piezas para dúo de acordeones, en las que Alberdi ha contado con Íñigo Aizpiolea como segundo acordeonista.
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